Esta es una novela sobre la amistad, pero una amistad duradera, profunda, ante todo y sobre todo y para toda la vida. Yo, que soy bastante optimista en general, en este caso, me admira este tipo de uniones amistosas tan profundas, yo creo que no conozco ninguna realmente, me suena a ficción, a cuento de hadas. Igual soy algo descreída o muy cerrada y aunque he tenido (y tengo) amigos y amigas a los que quiero mucho, yo creo que las personas en la vida de uno, vienen y van. Algunos dejan más huella que otros, para bien o para mal. A algunos los tienes durante mucho tiempo al lado y a otros los llevas en el corazón siempre, pero yo creo que una amistad tan fuerte e indestructible como la que nos cuenta Kristin Hannah en este libro, ya no deben de quedar muchas. O sí, y yo ando algo perdida en mi mundo y no me entero.
El baile de las luciérnagas es una historia preciosa sobre la vida de dos chicas, Kate y Tully. Tully ha vivido casi siempre con sus abuelos, ya que su madre hippy viene y va. Tiene miedo al abandono y a ser rechazada. Kate crece en una familia estable, modesta, se siente algo fuera de sitio en el instituto porque no es de las populares y en casa tiene los problemas de una chica de su edad, lo normal. Se conocen en 1974 durante la adolescencia, siempre una edad de profundos cambios, decisiva para el futuro y se hacen muy amigas en muy poco tiempo. Los arrebatos de esas edades, que se inflaman y desinflaman en tiempo récord. Pero, a pesar de ser muy diferentes y contra todo pronóstico, seguirán siendo muy amigas a lo largo de los años y los cambios. Tully es todo pasión, fuego, activa, algo descreída, ambiciosa, un huracán. Kate es más tranquila, reflexiva, romántica y tradicional. Se complementan.
Durante la novela las vemos crecer, estudiar, enamorarse, llevarse decepciones, alegrías, avanzar y progresar. Cada una a su manera, durante mucho tiempo juntas y de la mano, después, cada una por su lado. Pero siempre mantendrán un vínculo fuerte.
El libro está dividido en partes, por décadas, y dentro de estas, por capítulos. Hay muchas referencias musicales, que acompañan toda la historia. Yo me he pegado un atracón y me lo he leído en tres días, aunque tiene 600 páginas, pero es que es tan bonito. Está muy bien llevado, te engancha, hay mucho diálogo, estás deseando saber cuál es el siguiente paso que van a dar, qué les va deparando la vida, cuales son las consecuencias de sus actos… la vida misma. A veces te enfadas con una, a veces te da rabia alguna posición que toma la otra. Yo me he sentido identificada con alguna de las dos en algunos momentos, quizá más con Kate, por mi forma de ser, pero son personajes reconocibles, cercanos, entendibles, aunque no estés de acuerdo con algunas decisiones que toman.
Aunque ellas dos son las protagonistas, hay más personajes interesantes, como la madre de Kate, que es la Madre, así, con título honorífico. Me gusta mucho su figura. También Johnny va a ser un secundario muy importante, qué no os cuento el papel que tiene, porque os fastidio el devenir del relato. Más tarde Marah, también me parece que aporta cosas interesantes a la novela.
Es un libro conmovedor, tierno y emocionante, he reído y he llorado mientras lo leía. Puede que literariamente se le pueda sacar defectos, pero como yo no soy experta y la forma de contar la historia me parece adecuada y el contenido me ha llegado al corazón, os recomiendo el libro con entusiasmo.
Me he acordado de un cuento que leí no sé cuándo, sobre la amistad y del que os pongo la moraleja: “Cuando un amigo nos ofende o nos hace daño, debemos escribirlo en la arena para que el viento del perdón y el olvido lo borre cuanto antes. En cambio, cuando nos ayuda o nos da una alegría debemos escribirlo y grabarlo en una piedra para no olvidarlo nunca.” Que no sé si viene de un proverbio árabe o de Jorge Bucay, pero no importa, el mensaje es muy sabio. Tendemos a hacer al revés. Las amistades que duran son las que se aplican el cuento. Bueno, las amistades, y en general, cualquier relación.
P.D.- Llevo dos libros seguidos en los que ronda el perdón, preciosa capacidad liberadora.