El bolígrafo de gel verde, de Eloy Moreno
Tenerlo todo. Tenerlo todo pero no ser suficiente. Buscar más, y cuando se vuelve a tener, no ser suficiente. Sentir que algo falta, pero no saber muy bien qué es. Recorrer el día a día sintiendo que una pequeña parte de nuestra vida está vacía, pero increíblemente es la más importante. ¿Por qué, si lo tengo todo, no soy feliz? ¿Acaso no es esto lo que andaba buscando? ¿Me he confundido en los sueños? Y es que “El bolígrafo de gel verde” es un examen interno, una evaluación sobre lo que somos, o mejor dicho, sobre lo que querríamos ser.
La historia de un hombre que, todas las noches, sueña con dejarlo todo, con abandonarlo todo, buscando lo que le falta, lo que ansía recuperar, sin saber que lo había perdido. Esta es la historia de un hombre cualquiera, pero puede ser la de cada uno de nosotros. Porque cuando la vida te pide un cambio, ¿seremos capaces de llevarlo a cabo?
Conocido por el boca a boca, este libro llegó a mis manos por la recomendación de una compañera. Eloy Moreno, con su primera novela, nos lleva a un lugar de indecisión, de bloqueo, un mundo donde todos nos hemos encontrado alguna vez, deseando salir del estanque de lodo en el que nos habíamos metido. Una historia en la que participar de los sueños truncados, de la apatía ante una vida monótona, de la vida en familia que no satisface, pero que llena un pequeño rincón del alma. “El bolígrafo de gel verde” es una búsqueda incansable de la identidad, del quién es quién en este gran juego que es la vida, unos dados de los que esperamos una cifra elevada, un grito para que el azar no haga de las suyas y nos deje en buena posición, enraizados, sabiendo cuál es nuestro camino. Porque solamente tenemos una vida, y lo más importante, lo que de verdad nos debería importar, es usarla, gastarla, sacarle jugo, y exprimirla de la mejor manera posible.
Un autor desconocido (ya no tanto) como Eloy Moreno, una gran historia encerrada en “El bolígrafo de gel verde”, y un lector apasionado. En realidad, no se necesitan más fórmulas. Porque esta novela es los esfuerzos que, muchas veces, están al alcance de nuestra mano; nos habla directamente a las entrañas sobre el miedo a tomar decisiones; traduce para todos nosotros sentimientos comunes a los que a veces no prestamos atención; y, por último, nos señala con el dedo, nos apunta directamente a la cara y nos dice, sin ningún atisbo de balbuceo que, si no te gusta tu vida, intenta cambiarla. Porque tendemos a pensar que los cambios son algo negativo, cuando en realidad lo que viene después puede ser mucho mejor. Eloy Moreno nos enseña a viajar hacia dentro, nos invita a recordar por qué estamos aquí, en este justo momento, intentando controlar una vida que es el mismo caos. Y es que, al final, ¿intentar controlarlo todo no es la mayor forma de descontrol? ¿Somos terribles por pensar que necesitamos algo distinto? ¿Qué hay de malo en querer cambiar, en necesitarlo, en ser capaces de tomar las riendas de nuestra propia vida?
Y si al final, nos decidimos a abrir “El bolígrafo de gel verde”, seamos capaces de movernos, de salir adelante, de mirar hacia lo que nos espera y no lo que nos ancla, a ser felices, a que lo sean los demás en nuestra compañía, y a vivir, que es lo más sencillo y complicado a la vez… sólo a vivir.