El brindis de Margarita, de Ana Alcolea

El brindis de margaritaQuerida Margarita:

He leído tu historia, la de tu vida, la que me cuentas a través de los recuerdos de tu infancia y juventud, esos recuerdos que parecen que forjaron la mujer que eres hoy.

Has vivido una vida muy paralela a la de la gente que va a leer sobre ti; yo, por ejemplo, he reconocido momentos históricos, lugares, canciones… ¿he dicho canciones? ¡si hasta las he cantado contigo y con tus amigas mientras os escuchaba de fondo!, y he cantado también en tus reflexiones sobre las letras de las canciones. Tengo que decirte que en el tema de Joan Baez dudaba sobre si fue ella o no la autora real de El preso número nueve ¡Menos mal que la canción es de los hermanos Cantoral, ¿verdad?!

La recuerdo siendo yo poco más que una cría, a ella cantándola, y yo con ella, pero ahora, por más que miro y remiro la letra, no veo nada que pudiera ser un alegato contra la pena de muerte, es tan solo una agresión machista, así que, como ves, tenemos la misma opinión. También te digo, Margarita, que éste es uno de los temas que he comentado con mis amigas, que también andan con tu vida a cuestas…

Y todas estamos de acuerdo y tenemos razón, pero después de cantar un trocito contigo terminé de cantarla con la propia Joan Baez en un video de YouTube. No quería hacerlo, lo juro, porque yo ahora, como tú, tengo ya la mirada morada pero fue inevitable sacar la guitarra imaginaria, tomar el micro para ponerlo a mi altura y… ¡Cantarla hasta el final!

También te digo, así entre nosotras,  que es más fácil que a alguien le diga mi lista de libros favoritos que mi lista de Spotify. Así de paradójicos y contradictorios somos los seres humanos.

He conocido a lo largo de mi vida a varias mujeres que se llaman o llamaban Margarita y curiosamente todas me han caído bastante bien, creo que tú también me gustas, el nombre veo que ha condicionado tu vida, parece que muchas veces has tenido que deshojarte para decidir el camino a seguir.

Verás Margarita, leí hace algún tiempo un libro de Ana Alcolea, supongo que la conoces, es una autora famosa como tú, de esas muy placeadas y con muchos premios, el libro se titula Postales coloreadas, en él, la autora, nos cuenta la historia de su familia y si no fuera porque os conozco a las dos, te diría que parece que formas parte de esa saga, y es como si tu vida cerrase aquellas postales de Alcolea… Te juro que a ella no la veo diciendo palabras malsonantes ni siendo tan borde con la gente como te he visto a ti, ni tan siquiera aunque ella hubiera vivido momentos tan complicados cono esos por los que tú has pasado. No obstante, me ha gustado la sorpresa 😀

Te mando una foto de Ana Alcolea recogiendo, hace tan solo unos días, el Premio de las Letras Aragonesas 2019 (No es para darte envidia que seguro que lo has pensado)

A todos nos cuesta vaciar los armarios, ya nos lo contó en su día Rodolfo Notivol, enfrentarnos al pasado, a nuestros muertos y a nuestros fantasmas, no solo a los que quedaron en la memoria, también a aquellos que nos siguen acompañando por nuestro camino en la vida, a los que realmente no hemos sabido soltar la mano…

¡Qué difícil es superar los duelos y cerrar etapas!

¿Será por eso que es tan fácil vernos reflejados en tu vida?

Podía haber dejado que me contaras tu historia en unas horas, pero he leído despacio, y como ya te he dicho, dejándome llevar a mis propios recuerdos. Gracias por pasar estos ratos conmigo porque algunos recuerdos han sido estupendos, otros me han hecho reflexionar, otros directamente me han llevado a amargos momentos, supongo que porque así es la vida…

La familia, los amigos y amigas, los profes, los compañeros de estudios, y hasta los vecinos nos convierten en lo que somos…, pero solo dentro de las paredes de nuestra casa, y con esa familia estrecha, conviviente, mostramos lo que realmente somos, ahí es donde quedan los secretos y de donde salen nuestras rabias y frustraciones, donde quedan nuestros rencores y de donde sale nuestra forma de amar…

¡Ay, Margarita…, cuánto amor por tu padre! Y que curiosas son siempre las relaciones con el resto de las mujeres de la familia.

Por último, me gustaría hablar contigo, Margarita, de algunos temas que resultan complicados desde este otro lado del libro, ya sabes, desde mi posición como lectora, estos los dejo para cuando te puedas acercar, una vez pasada esta extraña manera de vivir que tanto se parece a estas relaciones a distancia que tenemos los autores con los lectores, sí, lo dejo para cuando regreses a los encuentros cercanos con tus lectores y lectoras, esos que, aunque tú no te lo creas, te apreciamos y nos interesas mucho como personaje, como autora y como persona.

Mil besicos

Susana

 

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