“El cazador de la oscuridad” de Donato Carrisi
El pasado como losa. El otro tiempo que termina por encontrarnos, por enfrentarnos con nosotros mismos, por hacer que aquello por lo que tuvimos que escapar consiga alcanzarnos. No hay pasado que sea benigno, aquí no. Porque serán esos recuerdos, esa historia que todos llevamos a cuestas, la que considere oportuno que haya llegado el momento de estrangularnos. Y en ese forcejeo en el que el aire empieza a abandonarnos, es donde Donato Carrisi nos cuenta la historia contenida en El cazador de la oscuridad. Matar. Un verbo que ya todos conocemos, que se ha convertido en una constante en las librerías. El crimen, el motivo, la historia que se encierra tras los muros de una vida, ese pasado del que hablaba al principio. Leemos sobre ello, disfrutamos con una buena historia donde el crimen es el protagonista, donde lo que rodea a ese acto es una poderosa droga que nos calma y excita a la vez. Ver, escuchar, sentir, cómo la vida se va apagando, cómo el cazador es cazado, cómo los héroes dejan de serlo para convertirse en víctimas. Y en todo este mundo rojo y negro, historias que se cuentan y que permanecen, por un momento, en la retina de los que al leerlos han sentido cómo la vida se escapa sin poder volver a recuperarla. ¿Es posible que esto lo provoque una novela? Lo es, y de qué manera.
Un asesino en serie está sembrando el terror en Roma. Marcus, el denominado “penitenciario”, y Sara, una fotógrafa policial, se unirán para descubrir lo que hay detrás del ser que está arrebatando vidas para contar una historia que, sin saberlo, lleva detrás mucho más de lo que están dispuestos a aceptar.
La literatura, entendida como entretenimiento, viene siempre aderezada con algún adjetivo despectivo ya que, alejada de los estereotipos de “intelectual” u “obra maestra”, contribuyen a que el lector se evada de su realidad por unos momentos, sin mayores pretensiones que conseguir el disfrute. Y esa palabra, “disfrute”, es lo que a algunos hace demasiado daño. El cazador de la oscuridad nos trae de nuevo a Marcus, personaje que ya granjeó éxito a su autor y que vuelve con más fuerza que su predecesora. Con un paisaje como Roma de fondo, Donato Carrisi nos lleva a preguntarnos, a través de una narración exenta de momentos de sosiego, algo que parece trillado pero que, mediante su prosa, consigue crear un aire de novedad: ¿qué es lo que nos convierte en asesinos? No son pocas las novelas que nos hablan del origen, del momento en el que alguien decidió cruzar la línea, el instante en el que matar fue la opción más acertada para sobrevivir o para, simplemente, contar la propia historia. Un puzzle tan bien formado como esta novela consigue, por tanto, descubrir que aquellos que nos amaron pudieron ser los causantes de lo grotesco, y que las decisiones que se toman pueden arrancarnos el mismo alma al menos descuido. Estamos ante una novela policíaca, sí, pero estamos también ante una imagen demasiado nítida de lo que la oscuridad puede hacer cuando nos abrazamos a ella.
Disfruto con la novelas de crímenes. Me evado cuando una buena historia llega a mis manos y hace que me olvide, hasta el momento de llegar a la última página, de lo que sucede a mi alrededor. El cazador de la oscuridad es una buena novela, por el entretenimiento, por la rapidez, por la agilidad y el sucederse de las páginas sin que apenas te des cuenta. Por su protagonista, por esa sensación de estar observando una película donde no puedes perderte ni un detalle, por su némesis, por la historia que encierra. Ojalá más historias así. Ojalá que, en un futuro, llegue a mis manos más de Donato Carrisi. Y eso es lo mejor que puede decir un lector de algo que ha leído.
Estoy esperando que me llegue. He leído un par de libros de Donato Carrisi y me encantan sus thrillers.
Un beso 😉
Yo lo he disfrutado mucho Natàlia. Como ver una serie completa en formato libro 🙂
Gracias por comentar.
Un beso!