El club de Hexam Place, de Ruth Rendell
Ruth Rendell es una de las reinas inglesas contemporáneas del suspense y, ante la avalancha de los últimos años de novelas procedimentales policiacas, basadas en la descripción de las rutinas policiales, casi siempre en un mundo lleno de brutalidad, violencia y defectos morales por parte de los propios guardianes de la ley, ella se sigue manteniendo fiel a su estilo y a sus temáticas habituales, con un enfoque psicológico interesado en el mundo interior de los personajes y en sus contradicciones, que a menudo desembocan en tragedia.
El club de Hexam Place es la más reciente aportación de esta autora, a quien hay que agradecer que, con casi 50 años de trayectoria en la literatura, siga produciendo libros de forma muy regular.
En El club de Hexam Place, Rendell vuelve a visitar sus lugares, paisajes, motivos y ambientes predilectos. Esta vez, la trama tiene lugar en el tiempo actual, aunque cierto anacronismo -quizá buscado por la autora- tiñe la novela del misterio y la imprecisa ambigüedad a que nos tiene acostumbrados. El título se refiere a un club integrado por los sirvientes de Hexam Place, que se reúnen para dar rienda suelta a la narración de sus vidas cotidianas lejos de los oídos de sus amos. Esta vez, Rendell opta por un elenco muy nutrido de personajes; son tantos, y son tantas y tan enrevesadas las relaciones entre ellos -amos y criados por igual- que muchas veces cuesta recordar quién es quién y qué personaje ha hecho esto o lo otro o cuál está relacionado de qué forma con cuál otro. No hay un protagonista claro, ni tampoco -al menos para mí- ningún personaje que destaque sobre los demás, ninguno que atraiga especialmente nuestro interés ni se nos haga más querido que los demás. Parecen estar ahí para protagonizar situaciones y enredos que, si fueran de tono jocoso, serían dignos de un vodevil, pero que en El club de Hexam Place dan lugar a todo lo contrario: a la violencia y el crimen.
El club de Hexam Place está en las antípodas de las novelas policiacas de acción vertiginosa y capítulos con frases-cebo que obligan a seguir la lectura sin dilación. Es una novela narrada con calma y minuciosidad, donde Ruth Rendell se toma un buen tercio del total de páginas para ponernos en situación, tejiendo la trama con múltiples hilos que muchas veces no vemos bien cómo se están cruzando hasta más adelante. Poco a poco, las historias de los diferentes personajes van encontrando su desenlace, aunque esto no significa necesariamente que Rendell nos vaya a proporcionar todas las respuestas aun al final de la novela, dejando un poso de ambigüedad y de cabos sueltos que también es del gusto de esta autora.
En resumen, El club de Hexam Place no es, en modo alguno, el mejor libro de Ruth Rendell, y no lo recomiendo como primera lectura de esta escritora, pero seguramente sus lectores habituales disfrutarán de sus ambientes sofisticados y ligeramente retrógrados, su sátira de cierta parte de la sociedad inglesa, sus personajes excéntricos y su gusto por la revelación psicológica.