Hoy vengo a hablar de uno de los libros más extraños que he leído últimamente: El cuchillo en la mano, de Patrick Ness. El autor os sonará porque es el mismo de Un monstruo viene a verme que, sinceramente, no he leído ni he visto la película. Pero os aseguro que no tienen absolutamente nada que ver. El autor estadounidense cambia de registro dando un giro de ciento ochenta grados y nos trae una novela de ciencia ficción hecha para un público juvenil. Es la primera parte de una trilogía que se llama Chaos walking y es una auténtica locura.
Todd vive en una ciudad en la que solo hay hombres: Prentisstown. Un terrible virus se instauró en la ciudad y trajo consigo dos consecuencias: la pérdida de todas las mujeres y el ruido. El ruido es la capacidad que tienen todos los habitantes de escuchar los pensamientos de los demás. Todd está a punto de cumplir los trece años y de ser oficialmente un adolescente, cosa que le alegra porque ya dejará de ser un niño pero, tras algo que sucede en uno de sus paseos habituales al bosque, se topa con algo que le hace huir. Y en esa huida encontrará algo que no esperaba en absoluto: el silencio.
Lo que más llama la atención del libro es el estilo que utiliza el autor: la novela está narrada en primera persona, contada por Todd, así que es muy natural, convenciéndonos realmente de que estamos dentro de la cabeza de ese chico. Después hay cosas muy curiosas ya que, por ejemplo, el lector puede leer el ruido. Si echáis un vistazo rápido al libro y lo hojeáis por encima, veréis que hay páginas que contienen un montón de palabras escritas con otra tipografía, que son más grandes y más oscuras. Como si estuvieran escritas a mano por alguna persona con un trastorno mental, dicho mal y pronto. Así nos entendemos mejor. Eso es el ruido, eso es lo que Todd escucha a veces dentro de su cabeza. Y lo mismo: sigue siendo una auténtica locura.
Y luego está el perro de Todd, que merece un punto especial en esta reseña. Manchee le va a acompañar durante su viaje y, como no podía ser de otra manera, tiene la capacidad para comunicarse mentalmente con su dueño. Y este perro es genial. Tanto, que la novela empieza así:
“Lo primero que descubres cuando tu perro aprende a hablar es que los perros no tienen mucho que decir. Más bien, casi nada.
-Quiero hacer caca, Todd.
-Cállate, Manchee.
-Caca, Todd. Caca.
-He dicho que te calles”.
Y así, Patrick Ness, al que todo el mundo conoce por haber creado una historia tan profunda como es Un monstruo viene a verme, empieza su nueva novela con un perro hablando de sus propias necesidades. Aunque no os lo voy a negar, ese primer párrafo hizo que me acomodara en el sillón, expectante por lo que me iba a encontrar a continuación. Eso es saber captar la atención.
A lo largo del libro ha habido altibajos, momentos en los que la lectura se me ha hecho un poco más lenta y otros en los que ha sido más llevadera. Y es cierto que el principio es bastante caótico, porque uno no se entera muy bien de qué está pasando hasta que la trama no se desarrolla más. Después el lector va atando cabos poco a poco y ya se va enterando de todo el percal. Lo cierto es que precisamente por esto este libro está recibiendo muy buenas críticas, porque a todo el mundo le sorprende gratamente cómo avanza la historia, cómo todos los puntos se van aclarando y cómo todo cobra sentido.
Pero ya os digo, no deja de ser uno de los libros más extraños y extravagantes que he leído últimamente. Y eso ha hecho que me lo pasara genial leyéndolo, tanto por la trama en sí como por todos los personajes tan peculiares que van saliendo a lo largo de la historia. Y ahora, si me disculpáis, voy a buscar una novela más normalita porque creo que, como siga leyendo cosas como esta, mi cabeza va a explotar de un momento a otro.
Pues ya verás si algún día sigues con los otros dos. Muy pocos personajes y todos dan mucho de sí, y el tercero es una locura desde el principio.
¡Eso me han dicho! Tengo muchas ganas de leerlos 🙂