El desorden que dejas, de Carlos Montero

El desorden que dejas de Carlos Montero

Admirado Carlos Montero,

¿Pero cómo me hace usted esto? Llevo en un sinvivir desde que empecé su novela. Me ha quitado horas de sueño y no se las perdono. Esto se avisa, que la semana que viene tengo reunión del Consejo Escolar en el instituto de mis hijos y también vivo en un pueblo de Ourense. Que siempre me toca sentarme al lado del profesor de Historia y ahora no lo voy a poder mirar de igual manera.

Tengo a mis hijos fritos con los interrogatorios sobre lo que hacen, lo que dicen, a quién, qué toman. Los del CSI, a mi lado, unos aficionados. A mí me fichaba la Inquisición como mano derecha de Torquemada.

Ha conseguido usted que se me encojan las tripas mientras leía su novela. Me ha hecho meterme en la piel de la protagonista, Raquel, que me encanta. Con sus comeduras de cabeza, con sus culpas, sus secretos, sus miedos y todo ese valor para superarlos. Porque ¿quién no sufre o vive todas estas contradicciones? Me quito el sombrero, caballero, porque usted no es una mujer, pero ha creado una Raquel totalmente creíble, humana y reconocible.

Novariz no existe, pero sí. Porque yo he reconocido el sitio. Yo he pisado esas calles que pueden estar en Celanova, yo me he comido los dulces judíos en Ribadavia. Me he bañado en las aguas calientes y humeantes, que crean esa sensación de magia en los inviernos fríos del interior de Galicia. En todos los pueblos de esta zona tenemos a una Concha regentando un bar que nos dice que hoy es mejor que te tomes el café con leche, que el café negro “fura o estómago”, o que hoy no tienes buena cara, “miña nena”. Que es como tener una tía cariñosa. ¿Quién no tiene un amigo o un pariente que habla “coruño, meu”?  ¡Buah, neno! O una amiga del alma como esa Tere loca, que desdramatiza todo y que siempre está cuando se la necesita.

No puedo acabar esta misiva sin agradecerle su labor. Quiero darle la enhorabuena, un magnífico trabajo. Me siento encantada de que me tocara a mí escribirle estas palabras.

Espero poder seguir leyéndole.

Una rendida lectora.

Respetados lectores:

Quiero recomendarles El desorden que dejas. Oí hablar de ella porque ganó este año el Premio Primavera de Novela de la editorial Espasa. Para algo sirven los premios, para unos segundos en las noticias, o una pequeña reseña en un periódico y que nos enteremos de que, por fortuna, tenemos magníficos escritores en este país creando maravillas. Les aseguro que es un premio muy merecido.

La protagonista vive en A Coruña, es una profesora de Lengua a la que le toca ir a un instituto de un pueblo de Ourense a hacer una sustitución. Da la casualidad de que su marido es de ese mismo lugar, Novariz, por lo que deciden trasladarse los dos. Lo que al principio parecía una buena idea luego no lo es tanto. La primera sorpresa se la lleva cuando le dicen que la chica a la que sustituye ha aparecido muerta, parece un suicidio. Ella empieza a recibir mensajes inquietantes. Algunos alumnos la retan. El lector sabe que esos chicos guardan secretos. Todo el mundo parece ocultar algo. Es un thriller psicológico. Una novela negra sin detective, porque la que investiga es la que se juega el pellejo.

Fácil de leer, que no quiere decir que no tenga calidad, no confundir. Me ha recordado a Víctor del Árbol en algunos momentos, pero creo que algo más cálido, más humano. La trama es hoy, no hay  saltos en el tiempo.

Carlos Montero es guionista, y eso se nota. La novela tiene un ritmo trepidante, yo veo perfectamente la película. Hay cambios de escena y descripciones cinematográficas. Te engancha y no puedes parar de leer. Con descripciones psicológicas muy interesantes, no hay nadie inocente del todo, todos tenemos secretos, no hay héroes porque todos tenemos algo que ocultar o que nos avergüenza. La culpa y el miedo son malos compañeros, que hacen que nos embarremos y no terminemos de dejar fluir y disfrutar de nuestras vidas.

Del libro me ha gustado hasta la portada; ¿se han fijado en la belleza de la ilustración de David de las Heras?

Si quieren pasar un buen rato este verano, metan el libro en sus maletas.