¡Cuidado, esta reseña contiene spoilers de El Juego de la Corona!
“No nos define lo que podemos hacer, sino lo que hacemos.”
Tras el final de El Juego de la Corona, no podía esperar a saber lo que ocurriría en la segunda y última parte de esta bilogía de Evelyn Skye. Si de la primera parte me sorprendieron sus personajes, su ambientación, la maravillosa narración de toda la magia que la rodea y el desarrollo de la trama, con sus giros argumentales y sus sorpresas; en esta segunda parte, los sentimientos que me provocaron estos y otros elementos se multiplicó por mil. Y es que El destino de la corona mejora considerablemente respecto a su predecesora.
En primer lugar, la acción que desde el principio se marca en esta nueva novela es muy distinta a la de la primera parte. Desde el principio, vemos cómo se avecinan dos peligrosas batallas: una mágica, que enfrenta a Nikolái y a Vika, el amor contra el desamor, y otra real, que enfrenta a las fuerzas revolucionarias decembristas contra Pasha, el futuro zar. Y esto, entre otras cosas, hizo que la novela se me hiciera demasiado corta pese a sus casi 500 páginas. Y es que El destino de la corona es de esos libros que saboreas por todos sus ingredientes desde el principio y hasta el final, sin ningún capítulo innecesario o de relleno.
Además, la acción y el ritmo de esta novela no se conseguirían sin un elemento que me ha encantado de esta segunda parte. La oscuridad se cierne sobre uno de nuestros protagonistas hasta el punto de desencadenar más de un problema para las personas que más le quieren y para el futuro de toda Rusia. Gracias a este factor sorpresa, Skye nos habla sobre el peso de la ambición y las ansias de poder. En cómo desembocan los acontecimientos cuando los seres humanos nos dejamos llevar por la venganza, el desamor y los celos. Y hago hincapié en estos dos últimos sentimientos, ya que son protagonistas en esta nueva novela y que me han llevado a sentir y sufrir de verdad junto a sus personajes. Y esto es lo que diferencia a las novelas que te llegan al corazón de las que no lo hacen: la empatía que sientes hacia los personajes, sus sentimientos, sus vivencias y las decisiones que toman a lo largo de la historia.
Sin embargo, la autora no solo nos habla de esto en este desenlace de bilogía. También trata una cuestión de gran importancia para todos nosotros: qué es lo que nos define y quiénes queremos ser. Nikolái, Pasha y Vika pasan por esta fase, como lo hemos hecho todos en algún momento de nuestras vidas, y se enfrentan a ello con más o menos valentía, pero con determinación. Y nosotros, como lectores, lo vivimos junto a ellos. Y a mí, al menos, me llenó de nostalgia y me hizo pensar en cómo nuestros actos y nuestros errores nos hacen aprender y definen lo que realmente somos.
Y si a todo esto le sumas la brillante mezcla que hace la autora entre realidad y ficción, gracias a la espectacular ambientación que crea, basada en parte en acontecimientos históricos y escenarios reales, y en parte en lugares imaginarios rodeados de una magia inesperada, es todo un placer de leer para los amantes de la fantasía como yo. Siempre dejando claro que la magia tiene un precio y que no todos pueden pagarlo… (Magic always comes with a price!)
Algo que me encantó desde el principio de estas dos novelas es la sensación que me dejaron después de leerlas. El pensamiento de que, a veces, “todo es posible”. Al menos, sí lo es en este increíble universo creado por Evelyn Skye. La magia que se respira mientras lees sus páginas y te sumerges en una Rusia zarista en la que existen los magos y en la que tienen lugar peligrosas, pero a su vez, maravillosas batallas en realidades alternativas. Pero también en sitios reales, como el Palacio de Invierno, las calles llenas de nieve en San Petersburgo… Y ahí es cuando se dispara tu imaginación. “Imagina y se hará realidad. No hay límites”, afirma uno de los protagonistas de este libro. ¿Acaso puede haber algo mejor? Aunque sea únicamente mientras te sumerjes en una lectura especial para ti…