Reseña del libro “El devenir”, de Nora Roberts
Me declaro culpable.
Me declaro culpable de haber devorado un libro de Nora Roberts este verano como si me fuera la vida en ello.
Y, es más. Me declaro culpable de haberlo hecho dos veces. Y, ¿qué quieres qué te diga? No me arrepiento de nada.
Hace unos días os hablaba de Legado, una de las novedades de la autora estadounidense que ha llegado a nuestras estanterías hace unos meses. Y ahora, vengo a hablaros de El devenir, segunda parte de la trilogía El legado del dragón que me tiene tan enganchada que no veo el momento de que se publique ya su desenlace.
A pesar de ser dos libros escritos por la misma autora, no deja de sorprenderme lo irreal que me parece que así sea. Si Legado era una historia de amor y misterio, en El devenir nos metemos de lleno en la fantasía. Esto es algo que siempre me ha sorprendido de Roberts: que de repente te ofrece la historia policiaca más espeluznante como de repente te regala una trilogía protagonizada por dragones y se queda tan ancha. Si es que vale para todo, siempre lo digo. Y siempre es un acierto, también lo digo mucho. ¿Y por qué? Porque esta autora sabe cómo enganchar, sabe cómo mantener al lector en vilo. Y estoy segura de que podría escribir la historia más aburrida del mundo que no le costaría ni tres páginas enganchar al lector con sus garras.
Pero bien, veamos qué nos depara esta segunda entrega de la trilogía. La primera, El despertar, la reseñaba el año pasado. Si recuerdas, el libro habla de Breen, una chica que recibe un legado en Irlanda y que decide dejar su vida en EEUU para averiguar qué le depara el destino. Sin embargo, lo que jamás podría imaginar era que ella tenía la capacidad de viajar a otra dimensión, a otro mundo al que realmente pertenece y cuyas raíces son tan fuertes que no puede evitar sentirse como en casa en cuanto lo pisa. Si recuerdas, Breen conoce allí a Keegan, un hombre un poco adusto que está dispuesto a sacar lo mejor de ella —en todos los sentidos— cueste lo que cueste, porque sabe que ella es la única esperanza para salvar a su tierra de la amenaza que se cierne sobre sus cabezas.
Dicho esto, Nora nos vuelve a llevar a esa tierra especial, plagada de seres extraordinarios que harán que la lectura de este libro sea toda una experiencia. Breen vivirá muchísimas aventuras junto a sus amigos y el que parece ser su nuevo amante, para tratar de frenar esa amenaza que, por mucho que lo intentan, no logran disipar.
Una de las cosas que más me ha gustado de esta novela es la relación de Breen con su mejor amigo, Marco. Ese amor fraternal atraviesa el papel y da de lleno en el corazón del lector, que está deseando que esos dos no se separen jamás. También me ha gustado muchísimo cómo la autora se detiene en describir los paisajes de ese mundo alternativo que Breen tendrá que convertir en su hogar. No es que la autora sea conocida por sus descripciones —de hecho, suele tener un estilo bastante ligero y se ahorra descripciones innecesarias—, pero aquí se toma su tiempo para que el lector se meta de lleno en la historia. Creo sinceramente que esto es un gran acierto ya que hace que la experiencia sea muchísimo más completa. Sin embargo, quizás lo que menos me ha gustado haya sido la relación amorosa entre Breen y Keegan, pero supongo que se deba a que el carácter de este último es un poco especial y a que la autora se está guardando lo mejor para esa última parte que me muero por leer.
Para terminar, como siempre, le tengo que poner un diez a la traductora de esta historia, sin la cual sería imposible que hoy estuviera escribiendo esta reseña. Pilar Ramírez Tello es una profesional de los pies a la cabeza y nos regala trabajos tan bien hechos como este que tengo delante. ¡A por la tercera parte!