El diputado pardo Bigot: La esperanza del sistema
Título: El diputado pardo Bigot: La esperanza del sistema
Autor: Carmelo Romero Salvador
Editorial: Prames
Páginas: 201
Año: 2011
ISBN: 9788496793323
Hace ya algún tiempo reseñé otro libro de este autor soriano, y recalco lo de soriano por lo que siempre tiene de valor añadido, que se titulaba Calladas rebeldías.
Ya en ese libro noté un punto irónico muy notable en este profesor, y nada más recomendarme este otro libro mi amiga Esther, intuí que no le andaría muy a la zaga del anterior en la forma incisiva de narrar y criticar la realidad que nos rodea.
Así ha sido.
Una vez más el profesor Romero, en El diputado Pardo Bigot: La esperanza del sistema, despliega una fina ironía, fina por decirlo con algo de estilo “reseñístico”, ya que en realidad debería decir una brutal ironía y un colosal sentido del humor. Pero para poder hacerlo con tanto acierto hay que ser, como lo es él, no sólo un gran conocedor de la historia, sino también de la actualidad que vivimos.
Conocer la historia para repetirla una y otra vez… ¡Que tiempos aquellos de la Restauración, del quítate tú para ponerme yo! Y que de actualidad ahora que incluso algunos quieren reformar la Ley Electoral para que la historia sea lo que tiene que ser. Una Ley que sí, que es más que probable que debiera haberse reformado hace ya mucho tiempo pero ¿en qué sentido?
Un libro que nos habla, desde el “cariño”, de los entresijos y tejemanejes que se viven desde dentro de los partidos políticos, concretamente desde el PP y el PSOE. Es curioso como surgen los candidatos, los de abajo, esos que salen de los pueblos o de los barrios de las ciudades, a los que nadie conoce, y a los que nadie conocerá, ni reconocerá, aunque se les haya votado.
Sean sinceros ¿Cuántos conocen a los diputados provinciales que les representan? ¿Y a los Senadores? Muchos no podrían, como dice el profesor en algún momento del libro, decir un par de nombres de la lista que votaron. ¿Es triste? Sí, pero es cierto. ¡Yo voté a Felipe González en el 82! Dicen algunos, pero, perdón, si tu vivías en Zaragoza no podías votar a Felipe González, votabas, precisamente y salvando las distancias, a gente como la que sale en este libro 😉
Política, intriga, una buena ración de crítica y una más grande aun de diversión. Libro con sorpresa final y solución total.
Un hombre: El autor que cree en la Política.
Una historia: Una mujer como protagonista con la que iremos descubriendo el funcionamiento de los partidos, las luchas internas y los compadreos con la oposición, y como no, la corrupción. Pero hay mucho más y mucho más importante todavía, vemos como en la política actual no sólo se han perdido los valores, también la ideología, lo mismo da estar en este o en el otro partido, y ¿A dónde nos puede llevar todo eso?
¿A diputados como Pardo Bigot? 😉
Susana Hernández
Jajaja, me gusta eso de estilo “reseñístico”, me lo copio para mi repertorio 😛
La reforma de la ley electoral es una patata, patata, unos caras ¡vamos!,
Pardo Bigot ahora està de moda, ya lo creo. Fíjate que ahora desde la prensa se dice que tooooodo el mundo sabía lo de Jordi Pujol, que no era ningún secreto, que ya una vez un ministro le echó en cara su interés del 3%, y el oyente de esas radios se queda a cuadros … si todo el mundo lo sabía y se saca ahora que viene muy bien para desprestigiar a los gobernantes catalanes, ¿qué significa eso? ¿que todos están el en ajo? no se entiende otra cosa. No se entienda que los que tienen posibilidad de gobernar, sabiendo lo de Jordi Pujol no hicieran nada, salvo que ellos fueran igual.
Me alegro que hayas disfrutado con este libro taaaan actual.
Un abrazo, Susana.
Ya te digo, pura actualidad jejeje Me alegra que te guste mi nueva “palabreja” 😀
Y sí, amiga mía, hace falta una auténtica regeneración en la política de este país, ya lo creo que sí.
Un abrazo y … Atenta a las próximas listas por si aparece el Diputado Pardo Bigot 😀
De momento me lo salto. La política (y los políticos en particular) me instauran un deseo de asesinar que no veas. No puedo con este tema…
Jajajaj No me extraña Ale, no me extraña que te den esas ganas… Y eso que sé que tú eres una mujer muy pacífica 😉