El encuentro, de Simone van der Vlugt
Antes de entrar en harina, una advertencia: si pueden, resístanse a leer la contraportada de El encuentro. Y aprovecho para criticar la moda actual de las editoriales de destripar más de medio libro en su encuadernación -llega uno a leer tres cuartas partes y se da cuenta de que todo eso figuraba en el resumen de la trama y a un lector un poco experimentado no le cuesta nada rellenar los espacios en blanco, ¿verdad?
El encuentro no contiene la fórmula de la cuadratura del círculo, pero es una novela que se lee con sumo gusto y gran rapidez. Si les gustan a ustedes las novelas con eso que se puede llamar “misterio humano”, sin duda El encuentro será de su agrado.
La novela es de la autora neerlandesa Simone van der Vlugt y la protagonista es Sabine, una joven descontenta con su vida, su trabajo, sus relaciones y también con su pasado, del cual la atormenta un episodio en particular: la desaparición de la que fuera primero mejor amiga y luego su victimario personal, una joven atractiva y con gran magnetismo llamada Isabel. El encuentro al que alude el título es una reunión de antiguos alumnos, ocasión que propiciará un aluvión de recuerdos por parte de Sabine.
El encuentro es una novela de introspección, queriéndose decir que se aprovecha aquel suceso dramático de la adolescencia de Sabine para abrirnos las puertas de su psique, su personalidad, su yo íntimo, sus obsesiones y sus fantasmas y cómo todo ello, partiendo del pasado, afecta de forma muy profunda su presente. En mi opinión, lo mejor de esta novela es su protagonista, un personaje frágil que parece siempre al borde de una crisis definitiva que arrase con un equilibrio mental que adivinamos -y vemos- muy precario. Todo en su vida parece gobernado por la improvisación, el caos, la obsesión y las pasiones momentáneas: odia su lugar de trabajo y se lleva mal con sus compañeros, sus relaciones con los hombres son tormentosas y efímeras, se deja llevar por impulsos que no la conducen a ningún lugar estable ni feliz… En el fondo, el personaje de Sabine representa a alguien que sigue anclado en la adolescencia y cree que puede resolver los problemas de su vida adulta de la misma manera que lo hacía entonces, y no se da cuenta del fracaso de esa estrategia vital.
A pesar de todo lo dicho, no se debe creer que El encuentro sea una retahíla de descripciones de estados de ánimo ni de actitudes o comportamientos dignos de estudio psiquiátrico; al contrario, es una novela repleta de acción y de dinamismo, con bastante diálogo, rápida sucesión de escenas de lo más variado y situaciones variopintas y que, en ocasiones, terminan de forma sorprendente para dar paso a otras. En ese sentido, El encuentro se lee perfectamente como una novela de misterio, lo que también es.
En suma, El encuentro aúna muy bien entretenimiento y reflexión, y constituye una buena lectura para cualquier época del año.
Se echa en falta, eso sí, una mayor corrección lingüística, pues sus páginas están salpicadas de errores ortográficos y lingüísticos bastante graves.