El extranjero, de Albert Camus
Su manera de actuar y reaccionar nos impactará, puesto que vendrán determinadas por unas decisiones tomadas sin más criterio que la sinceridad aplastante que Meursault tiene hacia sí mismo. Nunca llegará a plantearse cuestiones morales, no se parará a valorar los pros y los contras, lo que está bién y lo que está mal, las consecuencias que sus actos pueden provocar… ¿para qué?
De vuelta ya a la ciudad y a su trabajo, el protagonista nos abrirá las puertas de su casa, de sus quehaceres, de su rutina. Nos mostrará cuán aburrida es su vida, rodeada de unos personajes del todo extravagantes.
Será uno de estos tipos, su vecino, quién le iniciará en todo el embrollo, causa de su posible posterior ejecución. Ayudando a Raymond -que así se llama el susodicho vecino- a realizar un acto un tanto inmoral, Meursault se ganará, sin quererlo, su amistad. Una amistad que le llevará a pasar con él un día soleado junto al mar, donde matará al enemigo de su recién camarada.
Y de ahí, claro, a la cárcel. Y a una condena sin piedad. Pasando por un juicio irónico a más no poder, donde se juzgará al preso teniendo más en cuenta sus no derramadas lágrimas en el funeral de su madre que en el mismo crimen cometido. Todo un espectáculo, de verdad. Más aún contando los pensamientos que sobrevienen a Meursault entre tanto.
No diré más, pues tampoco quiero desvelároslo todo y no dejaros el placer de experimentar la lectura a gusto. Ahora, eso sí, dejadme sólo advertiros de algo acerca de la historia en general…
Y es que sólo son necesarias unas cuántas de sus deliciosas páginas para empacharte de ellas. Miras el librito minúsculo y te mofas de él pensando que lo leerás en unas horas, qué digo, en un rato. Incluso ya inmerso en él puedes pecar en creer que sus párrafos no dicen nada.
Sin embargo, la manera que tiene Camus de escribir te embriaga, te atonta… te empacha. Esas páginas sin diálogos ni –casi- puntos y aparte que simulan no contar nada y que todo lo cuentan. Así que, que no os confunda su tamaño, esta es una historia para leerla a cachitos y profundizar en ella porque, sin duda, esconde mucho.
Es así como, con sus palabras transparentes, te hace ver que la vida, en sí misma, no es nada. Que cada uno debe crearla a su manera, sin limitaciones, y ser feliz siendo fiel a sí mismo y disfrutando de los pequeños placeres que, al fin y al cabo, son lo que realmente importa.
Navegando encontre esta web me parece excelente pues hay pocas web con contenido literario, felicitaciones.
Muy buena la reseña, Judit! Va link en mi próximo Lo mejor de la quincena.
Lic. Salazar: Gracias por tus palabras y ¡bienvenido! ¡Esperamos verte por aquí más veces!
Mariana, ¡muchas gracias! ¡qué lujazo!
¡pues tiene muy buena pinta el libro! ¡me lo llevo anotado para mi plan infinito! ¡mcuhas gracias!
Ale
Ale, ¡muchas gracias a tí por leernos!
Si alguna vez acabas adentrándote en esta historia, ¡estaremos encantados de leer tus impresiones!
Buena lectura 😉
No me gustó mucho L’etranger, que leí hace un par de años. Camus es espeso y profundo, y el personaje masculino es el eje central y está perfectamente dibujado, pero aún así no termino de conquistarme. Tengo La peste esperandome con ganas, espero que me guste más.
pero no hay nada de lo que yo quiero yo quiero que tipo de texto es el glosario hechos principales no no tiene mucho pero no todo uffffff que perdida