El frío modifica la trayectoria de los peces, de Pierre Szalowski
He pasado una fría tarde de invierno navideño leyendo un cuento. Un cuento actual, moderno, un cuento del siglo XXI. Sí, El frío modifica la trayectoria de los peces es un cuento de Navidad, una novela mágica de personajes sin superpoderes.
“Esta historia se la conté al señor Pierre Szalowski, y él ha sabido escribirla muy bien. Los críticos de los libros han dicho que es un relato lleno de aire fresco, de ternura y de algo que ellos llaman optimismo. Yo solo sé que su lectura hace sentir bien y nos recuerda que, a veces, las situaciones inesperadas hacen que veamos todo diferente. Que nos veamos a nosotros mismos y a los que nos rodean de una manera distinta, como me pasó a mi en el año 1998”.
Este niño de once años cuenta lo que le ocurrió durante las navidades de 1.998, esos días en los que un niño tiene que ser infinitamente feliz porque acaban de regalar una cámara de vídeo de mil dólares, pero que sus padres se han empeñado en estropearle al anunciarle su decisión de separarse. Esas serán las Navidades más frías y con mayores tormentas de hielo que se hayan conocido, todo ello provocará que a su vez se produzcan apagones generalizados tanto en Québec, ciudad en la que vive, como en toda esa zona del país.
Mientras nos va contando cómo uno de sus vecinos estudia la trayectoria de los peces a una temperatura constante, el niño, del que no llegaremos a conocer el nombre (“vaya tontería ¿no?”, nos dice él mismo), nos irá presentando a todos los personajes que forman, en mayor o menor medida, parte de su vida y de su entorno.
Vosotros deberéis descubrir si el frío modifica o no la trayectoria de los peces, pero gracias a este chaval veremos que el frío sí modifica, en este caso, la trayectoria de su vida, y la de sus padres, así como la de sus vecinos y amigos.
Un libro familiar, entretenido y para compartir, no cansa ni aburre, es de fácil lectura, ágil y sencillo, habrá frases que incluso llegarán sacar de ti alguna sonrisa olvidada: “A veces hay que mentir a los padres para que estén contentos”, “Por eso quiero que usted también lea este libro, porque creo que le hará sentir bien (como a mí)”, y es que hay ocasiones en las que los adultos necesitamos que alguien nos cuente un cuento para poder dormir mejor.
¡Ah! No desvelo nada si os digo que acaba bien, porque los cuentos, como por todos es sabido, siempre deben acabar bien.
¡Felices sueños!
Susana Hernández
Yo me la leí de una sentada. Me gustó bastante. Como ya dije en la entrada de mi blog, es la novela del buen rollito navideño.
Me gustó la forma en que está contada, me pareció una historia original y estaría bien recomendarla a partir de 12 ó 13 años. Tú qué opinas, lo digo porque en la reseña de otra persona, también sugerí esto y me contestaron que tiene escenas que no son recomendables para esa edad, pero con los tiempos que corren yo creo que no tiene nada de malo.
Link http://bitacorademislecturas.blogspot.com/2009/10/el-frio-modifica-la-trayectoria-de-los.html
En fin, una lectura ideal para estos días.
Navideños saludos a todos
¡Me alegra que también disfrutaras con el libro-cuento!
En cuanto a la edad para de recomendarlo a chavales, yo soy de la opinión de que de la misma forma que ven la televisión o viven en el miso mundo en el que vivimos todos, pueden leer los libros que leemos todos. Un niño de 11 ó 12 años, debería poder leer y comprender este libro sin ningún problema. Recuerdo que algo parecido pasó con “La vida en la puerta de la nevera”, algunos no lo creen recomendable para menores porque se les puede hacer sufrir, pero eso es parte de la vida, y con este tipo de libros se les ayuda además a sensibilizarse y abordar determinados problemas con una visión más justa y equilibrada.
Así que estoy totalmente de acuerdo contigo, a los chavales no se les debe ocultar una realidad, que además en este libro está narrada de una forma tan tierna y simpática.
FELIZ NAVIDAD! también para tí Bookworm, para todos los lectores de tu blog, y para todos nuestros amigos de Libros y Literatura.
Susana Hernández