El ganador se lo lleva todo, de Estíbaliz Burgaleta

El ganador se lo lleva todoQue te deje tu pareja justo antes de nochebuena probablemente sea un indicio bastante fiable de que no van a ser las mejores navidades de tu vida. Las digestiones navideñas son a menudo difíciles, pero la del abandono resulta especialmente épica y es el desencadenante de una serie de sucesos que convierten a Elena en una detective desquiciada en busca de un motivo, de algo que explique por qué de repente su vida es una mierda, con perdón. Y esa búsqueda, la relación con su familia, con su ex, con sus amigas y su intento de mantener algo parecido a su vida anterior es el esqueleto principal de El ganador se lo lleva todo. Está contado con un ritmo envidiable, unos diálogos chispeantes y especialmente brillantes, un gran sentido del humor y una naturalidad que funciona extraordinariamente bien. Así que podría decirles que el libro me ha encantado porque es divertidísimo, porque engancha, porque los personajes funcionan muy bien o porque está muy bien ambientado, y no les mentiría, pero les voy a decir que me ha encantado por todo lo demás, por eso que uno no dice cuando le preguntan de qué va un libro pero es lo que realmente le da sentido.
El retrato de la vida de jóvenes urbanos que empiezan a ser maduros sedentarios resulta impagable, la descripción de hasta qué punto puede uno sentirse un marciano en el que apenas unos años antes era su ambiente natural, esa idea un tanto einsteniana de que la estabilidad es relativa, por no decir que es inestable, la evidencia de cómo puede cambiar la vida en un instante o en una sucesión de instantes que pasan desapercibidos pero se acumulan cual metales pesados. Me gusta El ganador se lo lleva todo porque de forma fluida y divertida muestra cómo de difícil en convivir, o quitémosle el con y dejémoslo en vivir, y me gusta porque esas dificultades no afectan solo a los jóvenes, o a las mujeres, o a los abuelos o a las parejas aparentemente perfectas.
Como lector (y me refiero en este caso a lector del género masculino) me parece un auténtico privilegio poder vivir las dificultades de una relación desde el otro lado, no creo en la literatura de género pero hay que reconocer que aquí hay una óptica femenina de la que he disfrutado muchísimo. Creo recodar que dije lo mismo de Trabajo, piso, pareja, de Zahara, pero es que son libros que me parece que tienen cosas en común.
Y finalmente me ha gustado porque muestra hasta qué punto es en muchos casos precaria la supuesta estabilidad económica y profesional de la que, es un decir, disfruta nuestra sociedad. Cómo cualquier contratiempo puede obligar a una persona con una vida aparentemente cómoda a hacer piruetas, multiemplearse y en fin, necesitar milagros para sobrevivir, para mantener su casa. Y los hace. Y cómo quién sí disfruta de esa serenidad económica a menudo sacrifica su vocación, su carrera o sus posibilidades de realización personal en el altar de un sueldo seguro.
Ya lo ven, hace mucho rato que no hablo de la ruptura de Elena y Marcos, de la navidad ni de la labor detectivesca de Elena, porque sí, porque El ganador se lo lleva todo va de eso, pero ya les avisé de que soy un tipo raro y a mí, gustándome como me gusta por todas las virtudes que se le pueden y deben reconocer a Estíbaliz Burgaleta por todo eso, me quedo con toda la vida y con todas las vidas que encierran sus páginas.

Andrés Barrero
contacto@andresbarrero.es
@abarreror

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