Está muy bien eso de ser una persona de perros o de gatos. De hecho, podría iniciar una guerra ahora mismo y batirme en duelo al alba con mi compañero Andrés Barrero, quien escribió la reseña de El gran libro de los perros. Pero no lo haré. Probablemente porque perdería (no me veo yo levantándome pronto para sujetar un revolver) y, sobre todo, porque voy a tomar la postura inteligente de Cascante. ¿Pero por qué iba a tener que elegir? Sí, todos sabemos que soy una crazy cat lady. Que tengo dos gatos, que siempre llevo pienso y chucherías en mi bolso para los gatetes de la calle o que podría pasarme 24 horas viendo memes sobre gatitos. Pero es que también soy de esas que va por la calle y quiere saludar a todos los perros. Que cuando los ve atados fuera de una tienda mientras sus dueños están dentro, se para delante de ellos y les tiende la mano para que le huelan y comprobar si se dejan acariciar. Así que no, aunque sea de gatitos, me niego a elegir.
Dicho esto, estoy muy contenta de tener entre mis manos El gran libro de los gatos que Jorge de Cascante ha seleccionado y editado, con ilustraciones de Alexandre Reverdin y maravillosamente publicado por Blackie Books. “Este libro perfecto para ser arañado y mordisqueado”, como podemos leer en la contraportada y que yo guardo a buen recaudo porque sé que los cabrones de mis gatos son muy capaces de destrozarlo, contiene entre sus más de 400 páginas textos de autores tan dispares y tan geniales como Ursula K. Le Guin, Baudelaire, Lovecraft, Cortázar, Roald Dahl, Ionesco, Colette, Doris Lessing, Mercedes Cebrián, Ezra Pound, Joyce Carol Oates, Ana María Matute, Perrault, Elias Canettti, Renard, Lydia Davis y un largo, muy largo etcétera.
Y es que, como cuenta Cascante en el prólogo, al seleccionar los textos para El gran libro de los perros, se dio cuenta de que por cada texto escrito sobre perros, había cincuenta sobre gatos. No es de extrañar si tenemos en cuenta la fascinante relación que existe en escritores y sus gatos. Se me vienen a la cabeza Cortázar (¿os he dicho ya que mis gatos se llaman como sus gatos?), Borges, Burroughs, Capote, Hemingway, Doris Lessing o Colette. Y podría seguir, pero para eso ya está el brillante trabajo de Cascante en este libro. Supongo que es porque los gatos son los compañeros perfectos. Van a lo suyo, no tienes que sacarlos a la calle, se pasan casi todo el día durmiendo y cuando estás escribiendo pueden ser muy útiles como sistema de calefacción en tu regazo. Son todo ventajas, la verdad.
El gran libro de los gatos es el libro que todo amante de estos felinos debería tener. Dividido en seis partes: Gatos buenos, Gatos que cruzan la calle, Gatos que todo lo saben, Gatos malos, Gatos que no he vuelto a ver y Gatos que te cambian, Cascante recoge una selección de la mejor literatura felina universal. Imagino todo lo que debe haber disfrutado Cascante realizando la selección y me da mucha envidia, pero disfrutar de este libro tumbada en el sofá, mientras dos gatos me aplastan, es todavía mucho mejor.
Ya seáis de perros, de gatos o de los dos (mucho mejor, mucho más inteligente) no podéis perderos este fascinante trabajo que ha hecho Jorge de Cascante en El gran libro de los gatos.