El hogar de Miss Peregrine para niños peculiares, de Ransom Riggs
Pregunta: ¿qué es una mezcla de Roald Dahl y Los Goonies (1985)? Probablemente, la primera reacción sea el desconcierto. Si ustedes esperan unos cuantos segundos, pequeños minutos incluso, de seguro encontraran la respuesta un poco más abajo en esta reseña. Pero si son como yo, uno de esos lectores ávidos de respuestas inmediatas, a los que les pica la curiosidad por encima de todo y quieren saber antes que nadie por qué he empezado a hablar con esa pregunta, les diré lo siguiente: como si fueran dos caminos que confluyen en un punto determinado, “El hogar de Miss Peregrine para niños peculiares” es, ni más ni menos, la heredera perfecta de ese mundo de fantasía que nos hizo vivir el autor de “Matilda” o “Charlie y la fábrica de chocolate” y de esas aventuras que vivían un grupo de niños en la pantalla grande y que, como era de esperar, permanecen en nuestra memoria con un cariño especial. ¿Una comparación desmedida? Si lo creen, es porque todavía no han leído esta historia, y porque tampoco han leído esta reseña. Palabra de un niño aventurero.
Jacob tiene un lazo estrecho con su abuelo, a través de las historias que éste le cuenta sobre niños especiales que vivieron con él en la infancia. Pero a medida que Jacob se va haciendo mayor, piensa que su abuelo se lo ha inventado todo. Hasta que la muerte del anciano le hace emprender un viaje para conocer la verdad de las historias en la que encontrará respuestas, y un peligro que jamás llegó a imaginar.
Después de unas cuantas reseñas, ya me conocen. O al menos, conocen mis gustos. Y así como el título de esta novela me atrajo desde el principio (¿quién no se ha sentido un niño peculiar en algún momento de su vida?), lo que más llamó mi atención fue el hechizo que el texto: todas las fotografías son reales suscitó en mi mente semidormida de niño que cree en las aventuras por encima de todo. Porque “El hogar de Miss Peregrine para niños peculiares” es una gran aventura, es una de esas historias de fantasía que te llegan a un nivel mucho más interior del que pensabas en un principio, y que consigue cogerte e imaginar todos aquellos momentos que vive su protagonista. Como siempre, y hacen bien, se preguntarán: ¿acaso esta novela tiene algo de especial a parte de ese título enigmático? Mucho más, les diré yo. Porque Ransom Riggs ha conseguido mezclar las dosis perfectas de realidad y fantasía para crear un cuento de niños que se hacen mayores a la fuerza, a la altura de los grandes autores que me hicieron vivir emocionantes aventuras cuando era más pequeño, y que hoy, rozando la treintena, acariciándola con unos dedos cuasi temerosos, gracias a su novela, me vuelvo a reencontrar con el niño pequeño que disfrutaba imaginándose mundos donde los niños no eran felices, pero encontraban la felicidad al lado de una nueva familia, de una nueva realidad, de unos nuevos amigos a los que agarrar bien fuerte de la mano y no soltarles bajo ningún concepto. Supongo que saben de lo que estoy hablando. Y si no lo saben, es que algo se ha perdido por el camino, pero todavía están a tiempo de encontrarlo.
Así que abran este libro, acomódense, y descubran en “El hogar de Miss Peregrine para niños peculiares” una infancia perdida que espera que la reencuentren. Un viaje a la madurez en la que sus protagonistas nos llenan la cabeza de aventuras, el corazón de poderes inimaginables, y el alma de un frescor como los que la brisa de las noches de verano salpica de vez en cuando nuestra piel. Después, cuando cierren el libro, se encontrarán esperando que nada acabe para vivir, eternamente, en un bucle del tiempo donde siempre es un mismo día.
Porque si esta historia consigue esto, ¿no será que merece realmente la pena? Elijan ustedes.