Reseña del libro “El hombre sin rostro”, de Luis Manuel Ruiz
Debo hacer una confesión: me gusta jugar a ser Hércules Poirot, el inolvidable detective belga creado por Agatha Christie, mientras leo una novela donde se desarrolla una investigación criminal. Me gusta ir recopilando mis propias pruebas para hacer que mis células grises trabajen.
Pero leyendo El hombre sin rostro de Luis Manuel Ruiz, no me ha dado tiempo a realizar ese juego, me he dejado llevar por la investigación llevada a cabo por el joven Elías y, atrapada por sus rarezas y torpezas, esta vez he jugado a ser periodista de investigación, como él.
La culpable de este cambio en mi proceder ha sido la Editorial Libros y Literatura, que con esta estupenda edición de El hombre sin rostro me ha facilitado la diversión.
Una serie de crímenes está azotando el Madrid de principios del siglo XX y un trío bastante ameno va a coincidir en la búsqueda del culpable.
El primer asesinato que nos revela el autor tiene lugar en un museo, y mientras vemos a la futura víctima huir de su asesino, nos va describiendo las salas por las que pasa, haciéndonos partícipe de su angustia y de la búsqueda de una salida. Pero un dinosaurio a tamaño real acaba con su vida y aunque la policía diga que esa ha sido la causa de la muerte, Elías cree la versión del pobre vedel del museo que afirma haber visto a un asesino huir de la escena.
A reconocer el cadáver acude un señor muy mayor acompañado de su dulce hija, o esa es la primera impresión que le causan a Elías cuando los ve. Por el primero, el profesor Fo, sentirá desde el principio respeto y miedo a partes iguales y por la señorita Irene Fo, una admiración inusitada. Pero antes de que los tres protagonistas acaben trabajando juntos, vamos a conocer cómo llegó Elías a Madrid, sus orígenes y el destino que deseaba para sí mismo.
Más adelante se van a suceder otros crímenes que harán que la investigación se torne peligrosa y que requiera la ayuda de expertos.
Pero El hombre sin rostro es mucho más que una novela negra, porque también podemos disfrutar con ella de cierto toque de espionaje aderezado con secretos de Estado, que harían temblar gobiernos y de experimentos tan peligrosos como aberrantes.
La editorial Libros y literatura está detrás de esta publicación, que es la primera de una saga que promete más diversión, más misterios por resolver y más aventuras del profesor Salomón Fo, miembro de la Real Academia de Ciencias Exactas, Física y Naturales.
Sólo espero que le sigan acompañando su hija Irene, un personaje fuerte y brillante que tiene aún mucho que aportar, y el incombustible Elías Arce.
El hombre sin rostro ha llegado para hacernos creer en la magia de las aventuras al más puro estilo victoriano, pero en tierras patrias. Una novela entretenida a la que añadiría, como única pega, que se me ha hecho corta.