El infierno de los jemeres rojos, de Denise Affonço
La reseña que tengo hoy entre manos es de las que más me va a costar escribir, lo presiento. Y es que el libro que traigo hoy es tan especial, que creo que mis palabras no bastarán para recalcar lo buen libro que es.
Denise Affonço nos trae uno de los pocos testimonios de la barbarie producida por el régimen de los jemeres rojos en Camboya durante 1975 y 1979, un régimen brutal que sesgó la vida de 2 millones de camboyanos, casi un tercio de la población total. A día de hoy, en el imaginario colectivo de muchos de nosotros, casos como el del genocidio nazi está muy presente, mientras que casos como el de Camboya permanecen olvidados. Esa es la razón por la que me adentré en este libro, para conocer algo más sobre uno de los capítulos más negros de la raza humana.
La protagonista, Denise Affonço, trabajaba en la embajada francesa de Phnom Penh cuando los jemeres rojos se hicieron con el poder, el 17 de abril de 1975. Denise, francesa de nacimiento, pudo haber escapado junto con millares de extranjeros, pero la confianza de su marido en el nuevo régimen comunista la hizo quedarse, junto con sus dos hijos.
A partir de ese día, y hasta 1979, fecha en que los militares vietnamitas liberan a la población, Denise y millones de camboyanos son recluidos en campos de trabajo en la selva, dejando las grandes ciudades despobladas. En nombre del enigmático Ankgar, los reclusos tendrán que trabajar la tierra, en condiciones deplorables, viviendo bajo la estricta vigilancia de los jemeres, en un clima de miedo, desesperación y, sobre todo muerte. Podría hablar largo y tendido de las penurias que tuvo que soportar Denise, pero sólo con echar un vistazo al primer párrafo del libro, el dolor queda retratado:
“El 7 de enero de 1979, el ejército vietnamita entra en Phnom Penh y libera Camboya del yugo de los jemeres rojos; el país sale de cuatro años de horror.
A finales de ese mismo mes, moribunda, demacrada, más muerta que viva, consigo, con la ayuda de mi joven hijo, escapar de la selva en la que ha fallecido el resto de mi familia y más de dos millones de camboyanos. Hace cuatro años que me alimento de cucarachas, de sapos, de ratas, de escorpiones, de saltamontes y termitas para calmar mi estómago hambriento por el régimen forzado de los jemeres rojos; hace cuatro años que voy descalza, haga el tiempo que haga, por los arrozales, para labrar, sembrar, replantar y segar, cavar fosas o construir diques, todas las mañanas, con tan sólo unos granos de sal gruesa y agua fría en el estómago como desayuno, el cuerpo inflado de edemas, enfebrecido por el paludismo, con la prohibición absoluta de quejarme y de llorar a mis muertos”
Una vez leído este párrafo, poco podría deciros yo sobre lo que os vais a encontrar en este libro. “El infierno de los jemeres rojos” es un relato conmovedor y angustioso, una historia de superación personal en uno de los episodios más oscuros del Siglo XX, una narración sobre los límites físicos y psíquicos del aguante de los seres humanos en condiciones extremas.
No encontraréis grandes aventuras ni historias extraordinarias, ni tampoco un folleto político contra el régimen comunista, sino simple y llanamente una especie de diario de lo que fueron los cuatro años más duros de Denise Affonço. Creo que el pueblo camboyano se merece más reconocimiento a nivel internacional, y quizá este libro haga un poco de justicia histórica sobre Pol Pot y los jemeres rojos.
Es contradictorio catalogar a este libro como “precioso”, pero lo es, sin lugar a dudas.
LO MEJOR: La narración es simple, con mucha repetición, pero impregna muy bien el sufrimiento de esa época. Gran acierto de Libros del Asteroide al rescatar esta joya.
LO PEOR: Que hace solo 30 años haya pasado esto, y casi nadie se escandalice.
César Malagón cesar@librosyliteratura.es
Fascinante. Estoy contigo en que cosas así no se pueden calificar de preciosas, pero es que queremos saber, y no nos llega si no buscamos por oro lado, como ahora con este libro que nos presentas y que sin duda voy a comprar. Tienes razón con lo de los genocidios. Nos llega el genocidio judío, una y otra vez, a veces como si fuese el único. Nos olvidamos de Camboya, Armenia, Congo, Ruanda… y supongo que otros que ni siquiera me suenan todavía.
Un placer.
Si esto lo hubiera realizado un regimen de derecha seria conocido de sobra, pero la izquierda sabe esconder sus bestialidades y exsaltar la de los demas.
Quiero recomendarte y recomendar a todos los que, gracias a tu reseña, se hayan interesado por este tema, la pelicula-documental dirigida por el director camboyano Rithy Panh: “La máquina de matar los jermenes rojos”. Gracias por esta reseña y por acercarnos este libro que sin duda leeré.
Un abrazo!
NOOOOOOOOO me haces saltar, César.
A) Sabes que cuando Libros del Asteroide presentó este libro, yo dije que lo leería. Y ahora con esta reseña, más ganas tengoooo
B) Siempre digo lo mismo que decís al final…como nos olvidamos de lo que pasó hace poquitos años y que Icíar también lo menciona en su comentario.: Ruanda, Armenia, Camboya. Sumo Sbrenica, ue pasó en plena década del 90 después de Ruanda.
Bueno, coincido en que se merecen un mayor reconocimiento a nivel mundial. Me indignan estas cosas!!!!
Por cierto, yo conozco otra película que habla también de este genocidio…pero no me puedo acordar el nombre.
Que pena, quiero leer este libro aún con ese primer párrafo tan triste.
¡apuntado en la lista! siempre es bueno conocer a lo que puede llegar el hombre. Es escalofriante pensar como pudo ocurrir hace 30 años, frente a los ojos del mundo.
Un abrazo,
Ale.
Al principio no me llamaba este libro y sin embargo con tu reseña, has hecho que me plantee leerlo cuando este un poco más tranquila, así que apuntado queda, como bien dices ese periodo, no es tan conocido como el nazismo y me da que es igual de cruel…
Un abrazo y no se si te ha costado mucho escribir la reseña pero la has bordado
Gracias chicas por los comentarios!!! Espero que este libro os guste, y si lo leéis, os haga reflexionar lo mismo que a mi!
Saludos
Veo que lo hemos leido a la vez, César. A mi también me ha parecido impresionante y coincido totalmente en lo que comentas.
El tema de los genocidios me parece necesario difundirlo, para aprender de los que han sobrevivido, y para evitar que se pierdan en la memoria y se repitan.
Un abrazo