Reseña del libro “El Invencible”, de Stanisław Lem
El Invencible, una de las naves estelares más potentes, aterriza en Regis III con una misión: descubrir qué ha ocurrido con El Cóndor, una nave gemela, cuyo rastro se desvaneció poco después de llegar al planeta un año antes. Desde el principio la búsqueda está plagada de incógnitas, y no solo con respecto a la desaparición. Los primeros estudios sobre el terreno demuestran que Regis III es habitable pero los tripulantes de El Invencible únicamente encuentran vida en los océanos, no en tierra firme. A pesar de ello, unas estructuras parecidas a una ciudad emergen de las dunas cerca del punto de aterrizaje y una extraña actividad magnética se concentra en determinados puntos de la superficie. Por fin, cuando se encuentran los restos de El Cóndor, su estado que provocará más dudas si cabe a los científicos de la misión. No se puede revelar mucho más de la trama sin estropear la intriga, que todavía esconde algunas sorpresas más.
Hace años que el presente adelantó en muchos aspectos al futuro que planeaba Stanisław Lem. El tiempo, implacable, se ha encargado de ir erosionando cualquier intención predictiva de obras como El Invencible, y ahora resulta más curioso que revelador leer cómo imaginaba un porvenir que sigue siendo lejano pero que nunca llegará a materializarse. A pesar de ello, justo cuando se cumplen 100 años de su nacimiento, el genio polaco de la ciencia ficción continúa siendo tan recomendable como siempre. Al hilo de El Invencible, que nos llega rescatado de la mano de Impedimenta (después de que lo publicara Minotauro en su momento) se pueden aventurar algunas claves.
Aunque su obra cumbre (Solaris) figura en todas las listas de imprescindibles de la ciencia ficción, en cuanto se profundiza un poco se descubre que hay vida más allá. Astronautas o La voz del Amo son buenos ejemplos de la amplitud del registro de Lem, y El Invencible no hace más que sumar otro título a esa lista, casi al mismo nivel. Entre los distintos mensajes que lanza este texto, uno se repite con frecuencia en sus novelas y es el que tiene una implicación más clara en el presente: es necesario dejar atrás el antropocentrismo. El ser humano no tiene por qué erigirse en el centro de la creación y además, como bien nos hace comprender Lem, la inteligencia humana no es el único tipo de inteligencia ni ha de ser superior. Aparte de eso, aquí hay interesantes reflexiones sobre la legitimidad en el uso de la violencia y acerca de cómo reaccionamos ante lo desconocido. Para los que busquen señales anticipatorias, las hay también: encontramos referencias a nanobots, inteligencia colectiva y evolución orgánica de las máquinas, aunque como ya queda dicho otros elementos hacen que diste ya bastante de ser una de esas narraciones que predijeron perfectamente el futuro. Eso no quita mérito, sin embargo, a una ambientación muy lograda gracias sobre todo a la profusión de explicaciones referentes a la geología y a la biología del nuevo planeta.
Con todo, El Invencible es, de las obras de Stanisłav Lem, la que sigue un patrón más convencional, resulta menos densa que otras gracias a un desarrollo narrativo que mantiene la tensión de manera formidable y a una menor carga filosófica y científica. En resumen: es entretenida, tiene bastante acción y no es para nada predecible. Por supuesto se aprecia en ella un buen toque de la complejidad moral que tan presente estuvo en la ciencia ficción de la Europa del Este por la época en la que fue escrita (años 60), pero digamos que el dilema filosófico cede páginas esta vez y no por ello el resultado deja de merecer la pena.