Hace una cantidad inmoral de años un profesor me suspendió un examen parcial que yo consideraba más que aseado, y cuando le pregunté al respecto me dijo “has suspendido con un seis”, cosa que me sorprendió, lógicamente. Cuando le pregunté por esa extraña calificación me dijo que de mi esperaba un 10 y que si quería el seis me lo respetaba, pero que si iba al final con todo tenía la oportunidad de sacar ese 10 que él sabía que podía sacar. Y lo saqué. Yo no suelo decir cosas negativas en las reseñas, y esta no va a ser una excepción salvo por esta pequeña idea mía: El libro de los Baltimore es un libro correcto, entretenido, incluso adictivo y trata muchos temas del mayor interés, pero tiene ese punto frustrante de que uno de Joël Dicker tal vez espere siempre ese diez que demostró con La verdad del caso Harry Quebert que, en su estilo, es perfectamente capaz de alcanzar. ¿Y por qué aquél era mejor que éste, si es que lo era? Pues no sabría decir si realmente lo era pero sí desde luego que me gustó más y creo que no es por la historia sino por la carga metaliteraria que tenía. A mí es que me encanta leer sobre gente que escribe. Y Marcus Goldman, el protagonista, también es escritor en El libro de los Baltimore, no faltaba más, pero no es un libro sobre escritores.
¿Y qué es entonces? Pues es un libro sobre relaciones familiares, sobre envidias, sobre amistad, sobre lealtad, sobre traición, sobre acoso escolar, sobre éxito y fracaso… Un libro sobre la vida escrito por alguien de quien sus seguidores probablemente esperaban un thriller, cosa que desde luego no es. Y es algo mejor, perdón, algo con lo que generalmente tiendo a identificarme más, pero no puedo evitar esa pequeña frustración que me produce algo que probablemente sólo me irrite a mí, pero me irrita mucho: pienso que sería un libro excepcional con 100 o 150 páginas menos, que el autor alarga la historia en exceso y artificiosamente. Lo hace bien, pero eso no lo convierte en necesario.
Pero repito: me ha gustado y mucho, el libro deja muy buen sabor de boca y la forma con que Joël Dicker va atando cabos es brillante, casi magistral. Al final la trama está muy bien construida y los personajes son verosímiles (destaca Alexandra, que es un personaje sumamente atractivo) y fieles a sí mismos, un tanto ajenos a nuestra tradición cultural, eso sí. Los diferentes ambientes, que son algo importante en El libro de los Baltimore, están muy bien descritos y juegan el papel que deben en la trama, no son superfluos.
Diría que Joël Dicker estudia la naturaleza humana en una de las facetas en las que es más delicado, la familia, concretamente una familia aparentemente feliz y modélica que vive un drama terrible, pero cabe preguntarse si el drama es la causa de la disgregación de esa familia o la consecuencia lógica de una vida marcada por ese aparentemente que he antepuesto al “feliz” que debería ser el término verdaderamente importante.
Para ser justo debo decir que El libro de los Baltimore me ha gustado, pero que si lo que uno pretende es ser justo lo que no debe de hacer es lo que yo he hecho al principio de esta reseña, compararlo con La verdad del caso Harry Quebert. No porque sea mejor ni peor, sino porque son libros muy diferentes, tanto que la comparación es absurda. Creo que es de destacar la valentía de Joël Dicker de tratar de no repetirse y de adentrarse en profundidades psicológicas inusuales en autores de semejante éxito. Es cierto que he puesto algún reparo que me lleva a considerarlo un libro bueno, pero no redondo, pero si digo eso es como fruto de la experiencia que comentaba al principio, porque considero que Joël Dicker podría haber redondeado más esta historia porque es un escritor con talento sobrado para ello.
Andrés Barrero
@abarreror
contacto@andresbarrero.es
Si comentas que “La verdad sobre el caso Harry Quebert” era un diez, qué será éste… te tienen que estallar los globos oculares como le eches la vista encima…
Tal vez no haya logrado explicar eso del diez y su comparación con este libro. Me parecía que aquel era exactamente lo que ofrecía, de ahí lo del 10, mientras que éste es más ambicioso, más arriesgado pero que precisamente por eso resulta un tanto desconcertante. No he pretendido criticar El libro de los Baltimore, sólo digo que no se puede leer con el chip de Joel Dicker porque son muy diferentes. Gracias por tu comentario, coincidamos más o menos en la valoración te agradezco enormemente tu interés.
Un abrazo,
Andrés
El chip Harry Quebert quería decir
A mi me ha gustado mucho, eso sí como dices no tiene nada que ver con el anterior.
Un beso 😉