Reseña del libro “El libro de los cerdos”, de Anthony Browne
Anthony Browne, autor e ilustrador de reconocido prestigio en la literatura infantil a nivel internacional, vuelve a Kalandraka Editora tras sorprendernos anteriormente con Ernesto el elefante y ¿Cómo te sientes?
Mezclando ilustraciones a la acuarela con unas historias muy actuales, nos enseña de modo irónico y sencillo, una realidad que a veces no se nos muestra cómo debe.
En pocas páginas es capaz de hacernos empatizar con los personajes, a los que da vida propia y nos conduce a recoger un mensaje siempre adecuado para todas las edades, que nos ayudará a comprender mejor ciertos aspectos de nuestra sociedad.
Así, por ejemplo, en El libro de los cerdos nos habla del grave problema que aún existe en muchos hogares con el reparto de las tareas diarias, donde en lugar de distribuirse entre todos los miembros de la familia, sólo son realizadas, en su mayoría, por una sola parte de ella, normalmente, la mamá.
La portada ya nos está diciendo que lo que nos vamos a encontrar en su interior es a una madre con mucha sobrecarga de peso a su espalda. Es una forma muy visual de expresar una idea. La sonrisa de papá y de los niños en contraposición a la tristeza de ella, sin lugar a duda, refleja una realidad arrolladora.
El título original de esta obra publicada por primera vez en 1986 es Piggybook y ahora, bajo el nombre de El libro de los cerdos llega a nuestras estanterías con un claro mensaje: hay que colaborar en las tareas del hogar.
Y es que no hay nada peor que sentirse (o saberse) esclavo de alguien. Mamá sabe que su familia la quiere, pero no puede soportar más esta situación en la que ella es la que hace la cama, los desayunos, los almuerzos, las meriendas, las cenas, friega platos, limpia la casa, pone lavadora, plancha…mientras su marido y sus dos hijos se aburren viendo la tele o jugando a videojuegos.
En El libro de los cerdos seremos testigos de una rebelión, cuando mamá decide marcharse dejando una nota en la que puede leerse: “sois unos cerdos” y papá y los niños se convierten automáticamente en eso, en cerdos. Ya nos los veremos con su apariencia humana. Browne juega así, visualmente, a mostrarnos esa pequeña ironía.
En unos días la casa será un caos y cuando ya parece que está todo perdido mamá vuelve a casa para comprobar si ya han aprendido la lección.
La lectura El libro de los cerdos puede ser recomendada para los más pequeños de la casa, para que observen cómo suceden las cosas cuando no se trabaja en equipo.
Es un bonito mensaje contado de forma muy irónica y es curioso cómo, aun habiéndose publicado hace casi 40 años, seguimos teniendo la necesidad de hablar de ello, de mostrar una situación en la que las tareas del hogar se consideran algo que atañe a las madres.
Sirva este pequeño libro, El libro de los cerdos como un granito de arena más que aportar a la lucha por la igualdad.