El libro negro de la humanidad, de Matthew White
Que la Historia es puñetera, cierto. Que nos descubre cosas que querríamos olvidar, más cierto todavía. Que el ser humano tienen ese punto psicópata que a muchos investigadores les produce fascinación, triste, pero también cierto. Y que en este mundo ha habido más matanzas a lo largo del tiempo que han sido completamente innecesarias, es cierto, y además te hace entender que en cuanto se trata de muerte y destrucción, las personas tenemos esa pizca de poca alma que te hace temblar, pero además no un escalofrío pequeño, qué va, lo que te hace es ponerte a pasar más miedo que en una película de terror de las de la vieja escuela, de esas que te hacían cagarte encima y te daban pesadillas. “El libro negro de la humanidad” contribuye, quizás desde una perspectiva un poco macabra, a no hacernos olvidar, a entender con datos que las atrocidades de la Historia ocurrieron, son reales, y que tenemos toda una vida para no volver a repetirlas. Aunque, si se me permite la licencia, viendo como están las cosas, no me extrañaría que el día de mañana nos despertáramos en llamas.
Un estudio exhaustivo de algunas de las peores matanzas de la Historia, en un ejercicio de cuantificación de las víctimas que sufrieron esta serie de conflictos.
Hay una especie de fascinación por mi parte en esta serie de libros que, de seguro, si acudiera a una terapia continua tendría que hacérmelo mirar. Todo aquel material bibliográfico que aparece ante mí sobre conflictos, guerras, amenazas, barbaries, y todo aquel nombre que se quiera poner, tiene que ser mío, tengo que devorarlo, tengo que verlo y palparlo como si fuera un tesoro que llevo buscando mucho tiempo. Supongo que la explicación más acertada es que, como he dicho siempre en otras reseñas, a mí me encanta volver la vista atrás y ver los errores y aciertos que se han cometido. Me encanta la Historia, me encanta leer sobre ella, y me encanta más todavía entenderla. Por eso, cuando vi el libro de Matthew White supe que ahí estaba un texto que yo quería leer. No me equivoco al pensar que, para algunos de vosotros, este tema pueda parecer peliagudo a ojos de un lector que busca lecturas poco arduas. Pero uno de los grandes acontecimientos que aquí ocurren es que su lectura se hace amena, se hace incluso (entendedme) divertida, si sabes de primera mano con lo que te vas a encontrar. No estamos ante un texto feliz, no estamos ante un texto que te diga las bondades del ser humano, sino todo lo contrario. Pero ahí radica su importancia: la Historia la creamos nosotros, por mucho que haya gente que intente negar la evidencia.
“El libro negro de la humanidad” es, precisamente eso, un libro de las almas más negras que poblaron (o pueblan) este mundo. ¿No os sorprende que en un conflicto la cifra de muertos super los cinco millones? A mí, verlo reflejado en un papel, siempre me ha supuesto sentimientos encontrados: por una parte perplejidad, por otra parte casi diría que aberración. Y sí, digo aberración aunque este libro me haya parecido fascinante, una de esas lecturas obligadas no sólo para los lectores profanos en la materia, sino incluso diría como texto en las universidades, donde la Historia muchas veces aparece reflejada como un versión light de lo que ocurrió en realidad. Matthew White sabe perfectamente lo que, lectores como yo, buscan en una lectura: el efecto de lo evidente que, precisamente por evidente, no tiene menos sorpresa. Siempre me gustaron los datos, los datos objetivos que un resultado, una solución a un problema llevaban aparejados de la mano, quizá por eso, por lo que nos propone el autor para que comprendamos cuáles fueron las consecuencias de las atrocidades de la Historia, me sienta más inclinado a proclamar a los cuatro vientos que este libro, que este análisis de lo que hicimos (y, espero, no hagamos en un futuro) es uno de los mejores libros que me he echado a la cara, a los ojos, a las manos, en lo que va de lecturas de este tipo. Llámenme raro, pero en muchas ocasiones, y en lecturas sobre otro tipo de conflictos, se echa de menos la pasión con la que se nota que el autor ha cometido este objetivo.
Quizá “El libro negro de la humanidad” sea un libro duro, pero ya sabéis lo que digo siempre, la realidad es dura, casi diría que puñetera a más no poder, pero eso no significa que tengamos que mirar para otro lado, sino todo lo contrario.