Como me dice mi hija que la reseña es muy larga y puede ser que algunos no lleguen al final, ya les adelanto que es un libro muy recomendable para trabajar con los chavales en clase, pero también para compartir con toda la familia…
Ahora sí:
Me gusta la ópera y en general la música clásica, pero yo no soy una experta, y tampoco una gran usuaria. Mi marido sí, el es de esas personas que con dos compases ya sabe si estamos escuchando a uno u otro compositor. A mí me ha dado siempre un poco de envidia. Cuando nuestra hija era pequeña decidimos acercarla a este maravilloso mundo, a través de unos conciertos que había en el auditorio de Zaragoza de introducción a la música, llamados “Conciertos para una mañana de domingo”.
Digo había pero la realidad es que todavía los hay, y tras muchos años seguimos asistiendo los tres durante esas hermosas, pero por lo general frías, mañanas de invierno. En ese magnífico auditorio he coincidido en alguna ocasión con la autora de este libro, Ana Alcolea, gran apasionada de la música como podemos ver a través de toda su obra, aunque yo casi diría que es como una mujer del renacimiento, una gran enamorada de todas las artes… Ana Alcolea, una gran lectora de novelas, pero también de ensayos sobre estética y arte, y de poesía en verano. Una autora amante de la literatura de Cervantes, Shakespeare, Homero, Sófocles, Tolstoi, Chejov, Proust, Flaubert, Mann, García Márquez, Carpentier, Irene Vallejo, Fernando Marías, Mónica Rodriguez, Ledicia Costas, Gonzalo Moure, entre otros muchos.
Para que te guste la ópera te tiene que gustar la música, claro, pero también las historias, o lo que es lo mismo la Literatura, la Historia, la Mitología, las aventuras… Todo esto es lo que yo he ido poco a poco descubriendo. No hace falta llegar sabido a la ópera, es suficiente llegar con ganas de dejarse atrapar, igual que te atrapa un poema y te llega a estremecer el alma, eso es lo que yo he llegado a sentir pero multiplicado por dos, o por tres. Porque la ópera es capaz de unir en una sola, artes como la música, la literatura, el teatro… Imagen, forma y fondo.
Pero claro, para hacer un libro como este que tengo ante mí, no es suficiente con ser un apasionado de algo o que te guste mucho, esto es importante para crear en los demás interés y curiosidad, pero hay que ser además un buen conocedor de aquello que amas y que intentas transmitir, y en este caso, con capacidad innata para saberlo comunicar a la gente más joven; y es por ello que alguien como Ana Alcolea era la persona adecuada para afrontar este proyecto, una de las más leídas autoras en los colegios españoles, no podemos olvidar que entre los muchísimos galardones que ostenta Alcolea está el Premio Cervantes Chico (2016), que es el más importante en la categoría de infantil y juvenil de las letras españolas.
Y ya puestos, y conociendo su generosidad, me he lanzado y le he pedido a la autora que nos cuente cómo y cuándo se inició ella en el mundo de la música clásica:
“Entre los primeros discos que compraron mis padres cuando yo era pequeña había un par de música clásica. Unos de Alfredo Kraus y también había otro disco grande con Las danzas del príncipe Igor, de Borodín, música rusa que a mí me fascinaba, como la maravillosa voz de Kraus…”
Como había leído y escuchado, a través de los enlaces QR que nos ofrece el libro y que son los seleccionados por la propia autora, al ir analizado cada una de las Óperas que nos ofrece el libro, he recordado estas danzas de Borodín, y no dudo ni por un momento que fascinaran a esta mujer cuando tan solo era una niña de 4 o 5 años. Les recomiendo que hagan la prueba si tienen un hijo o hija de esa edad. En cuanto a que a alguien le atrape la voz de Kraus, es algo que no podemos poner en duda.
Y como estoy lanzada le pregunto lo que nunca se debe preguntar ¿Cuál es tu ópera favorita? Y me dice que son muchas las que le apasionan, Puccini, Wagner… “Pero si tengo que elegir una te diría Onegin, de Tchaikovsky, una ópera rusa muy ligera de melodías fáciles y amables, y con una temática que estaría muy de moda ahora…”. “Se trata de una joven que se lanza a declararle su amor a un hombre y éste la rechaza. Años después, cuando ella se ha convertido en una fascinante mujer él se enamora, pero ella, ya felizmente casada, le manda a hacer pueñetas…” Jajaja ¡Me encanta este entusiasmo!
La conversación con esta autora es siempre muy amable y entretenida, es lo que suele pasar con la gente culta que sabe transmitir con entusiasmo, no es de extrañar que los chavales la adoren, pero también toda la gente que se acerca a ella. Después de aprender un poco escuchando, voy con la pregunta que seguro será la más complicada.
¿Cuál ha sido el criterio que has utilizado para esta selección?
“Esto ha sido lo más difícil. Muchas se han quedado en el tintero, he intentado seleccionar óperas que eran fáciles de explicar para que los niños las pudieran entender, por eso he tenido que dejar fuera algunas que son muy importantes pero demasiado complejas como El anillo del nibelungo, de Wagner,… He seleccionado óperas que son muy conocidas y populares, intentando hacer una visión de la historia a través del mundo de la ópera, desde la primera obra que es Orfeo de Monteverdi, hasta la última que es María Moliner de Antoni Parera… También he intentado elegir óperas escritas en diferentes idiomas, en inglés alemán italiano francés español y ruso…”.
El libro tiene un buen formato, una introducción de la autora, la selección de 30 óperas, cada una ellas con un breve resumen tanto del autor como del momento histórico en que se compone la obra, así como pequeñas referencias sobre la localización geográfica o mitológica. También lleva en la parte inferior derecha un código QR que da acceso a una selección audiovisual elegida por la autora, en la que podremos ver en acción a los mejores, como Montserrat Caballé en Norma, o a María Callas en La sonámbula, y naturalmente a su querido Alfredo Kraus en Rigoletto entonando La donna è mobile.
Cada una de las obras va acompañada de una ilustración a página completa realizadas por Oscar T. Pérez, imágenes que nos ayudarán a concentrarnos en la obra mientras la escuchamos, es interesante admirar en los dibujos, como en la música, todos los detalles.
Las últimas páginas del libro contienen un anexo de compositores, y un glosario que me ha venido de maravilla, y por último un índice alfabético de las óperas que contiene el libro.
También he preguntado a Ana Alcolea que por qué hay que acercar la ópera o la música clásica a los chavales, ella me ha dicho que saben más de lo que creemos, que una profesora le contó que algunos de los niños le dicen que cantan ópera en la ducha. “Me ha hecho muchísima gracia, reconoce la autora, pero bueno es que sin saberlo conocen muchas melodías operísticas porque están en muchísimos anuncios …”.
Es este un libro en el que muchos padres podemos aprender, junto con nuestro hijos, a reconocer esos temas que tantas veces hemos oído y que incluso podríamos tararear un trocito, pero no sabemos a qué ópera se corresponde, como esa famosa Aria del segundo acto de la Reina de la Noche en La Flauta mágica (Mozrt), o aquella de Una furtiva lágrima, de El elixir de amor (Gaetano Donizetti), o la Marcha nupcial, de Lohengrin (Wagner)… Sí, definitivamente creo que es un libro para compartir aprendizaje y emociones, porque ese es en definitiva el regalo que nos hacen estas óperas, son capaces de emocionarnos cuando entendemos qué es lo que pasa en ellas.
Y es que, como les decía al principio, al arte no se viene aprendido, se puede tener una cierta sensibilidad para su creación, es cierto, pero a amar y a admirar el arte, se aprende, y a ese aprendizaje, de entre todos los seres, solo es capaz de acceder el SER HUMANO, y eso es lo que nos hace únicos.