El Marciano, de Andy Weir
Una noticia buena y una mala. La mala es que he andado tarde. La publicación de “El Marciano”, ópera prima de Andy Weir, data de 2011 y hasta hace bien poco no le he echado el guante. Se me escapó. La buena, sin embargo, es que ha merecido la pena darle un empujón dentro del montón de lecturas pendientes. ¿Por qué lo he hecho? Porque me lo recomendó mi madre. Y aunque para la novela negra es con mi padre con quien más coincido, para la ciencia ficción la palabra de mi madre es “ley”.
Mi madre me introdujo directamente en el mundo de la Ciencia Ficción “Hard”. Así, con mayúsculas. Y “El Marciano” es un ejemplo perfecto de este género. Para los legos en ciencia ficción, sólo apuntar que los aficionados al género se dividen en dos grandes grupos: Soft (blando) y Hard (duro). El primer grupo representa una narrativa más libre, abierta y especulativa, que no se preocupa tanto de los detalles técnicos ni científicos, elementos cruciales para los seguidores de la “Hard”. No obstante, aun siendo este libro una de las mejores obras “Hard” de los últimos años, hay que reconocer que es de las novelas más accesibles de cuantas he leído últimamente.
El Marciano de Weir nos cuenta la odisea que pasa el astronauta de la NASA, Mark Watney. Debido al accidente provocado por una fortísima tormenta de arena, Mark es dado por muerto mientras el resto de sus compañeros de expedición abandona el planeta. Desde ese momento, con la única ayuda de su inteligencia y sus conocimientos científicos, Watney tendrá que arreglárselas para sobrevivir, solo e incomunicado, hasta que llegue la siguiente expedición tripulada al planeta rojo, cuatro años más tarde.
“La comandante Lewis era quien estaba al mando. Yo solo era un miembro de la tripulación. El de menor graduación, de hecho. Sólo habría estado “al mando” de la misión de haber sido el último que quedara. Mira por donde, estoy al mando.”
La elección del autor de narrar la historia en forma de diario, le da al desarrollo del argumento muchísima agilidad. Hace que su lectura enganche y te clave a la silla mientras el protagonista reflexiona sobre cosas como qué va a hacer para conseguir más agua.
Andy Weir cuida en su libro los detalles científicos en la manera en que lo hacía Arthur C. Clarke, con el mérito añadido de lograr que el lector no se pierda en las explicaciones más técnicas. Con un lenguaje sencillo y directo, el autor habla de Física y de Botánica con gran habilidad. De hecho, esa es la principal baza de la novela: su ciencia. Esa verosimilitud en la aproximación técnica del argumento es lo que tiñe de realismo toda la historia. Ajeno a digresiones que se alejen de la trama, lo que el autor nos cuenta es una historia de supervivencia extrema y de superación del ser humano. Un relato preciso y casi universal que, con pequeños cambios, podría haber estado ambientada en cualquier desierto o sobre el hielo polar.
Respecto a los personajes, señalar que el peso de la narración recae sobre el protagonista. Aunque el resto de las figuras es cierto que no están muy desarrolladas, hay que reconocer que esto no afecta al nudo de la trama. Como contrapunto, aunque no se sabe nada de la vida anterior de Mark Watney (y creo que además, no es necesario) se alcanza a conocer a este personaje de una manera bastante precisa. A los personajes los definen sus acciones, y esta novela es, prácticamente, una descripción de cómo Watney, junto con su particular sentido del humor, intenta sobrevivir a los problemas que Marte le va dejando en el camino. Es este sentido del humor que el autor imprime en Watney, el que hace que conectes con él desde el primer párrafo. Un sentido del humor que utiliza el protagonista para mantener la cordura en medio de la más absoluta soledad, aligerando así la lectura de las continuas reflexiones del personaje. Cito aquí, en este caso, una acotación de diálogo.
“ – Watney: …la tierra de cultivo está disponible. Además: decidle a la tripulación que estoy vivo. ¿Qué coño os pasa?
– NASA: … es una gran noticia. Otra cosa: controla tu lenguaje. Todo lo que escribes se retransmite en directo a todo el mundo.
– Watney: ¡Mira! ¡Un par de tetas! -> (.Y.)”
Aunque se ha hablado mucho acerca de los paralelismos de “El Marciano” con clásicos tales como “Robinson Crusoe”, o “La isla misteriosa” de Verne, hay que darle a la obra el protagonismo que se merece. Si atendemos la máxima de que ninguna novela es completamente original, ya que todas destilan el aroma de las influencias que afectan a su autor, se debe reconocer que Andy Weir arma un artefacto literario que describe a su astronauta fundamentalmente como un hombre de acción, que contrasta con el dramatismo de una historia en la que la mente humana es la protagonista.
Con esta novela, Andy Weir puede convertirse en un nuevo fenómeno mundial del género. Ha firmado una primera novela de sobresaliente, cosa que esté al alcance de muy pocos escritores. Además, ya hay adaptación al cine y ha sido nominada al Óscar 2016. Casi nada. Yo, después de leer el libro, tengo claras dos cosas: la primera, que no voy a volver a andar tarde con el lanzamiento de su siguiente novela. La segunda, que tendré que ir a ver la película al cine con mi madre, y esta vez me toca pagar a mí.
Gorka Rojo