Me eduqué en un colegio en el que cada mañana al entrar el primer profesor a clase teníamos que levantarnos de las sillas y rezar un ‘padrenuestro’, con las posteriores cruces marcadas con los dedos en pecho, frente y boca. Probablemente, lo cansino de ese ritual, que nunca entendía, hizo que no me interesara mucho de ahí en adelante la religión, o por lo menos en el sentido en que nos la ofrecían allí. Hoy hablo de un libro que se titula El mejor de los pecados sin tener mucha idea de qué es un pecado. Pero me he dado cuenta de que no he necesitado saberlo para disfrutar de su lectura, con lo cual hablaré de él y lo podréis leer y lo podréis disfrutar sin tener que sostener la pesada carga de la cruz.
Lumen trae como novedad diez relatos de Mario Benedetti ilustrados por Sonia Pulido, a quien he echado de menos en la portada – sí, están sus dibujos, pero no su nombre –. En este libro, que nada más abrirlo ya vemos que todo está impregnado de camas, se nos muestran casos extraordinarios – o no – del amor en situaciones o vidas amorosos cotidianas. Me explico: nos podemos encontrar con una mujer que engaña a su marido ciego delante de él con el hermano de este pensando que el primero no se da cuenta; o viviremos asfixiados en un pueblo anclado a la tradición del qué dirán de la mano de un hombre que siempre se ha sentido estafado y que por una vez quiere ser él el estafador, cometiendo el delito en el terreno del amor; o disfrutar de relatos que son todo diálogos en los que alguien se abalanza hacia otro desconocido para confesarle su deseo; o podemos ver el amor desde la más profunda y total pérdida. Y así hasta contar diez.
El mejor de los pecados es una forma más, y nueva, de seguir disfrutando de Benedetti, de su prosa poética, de esas sentencias que cuela entre frases como si fueran dardos al lector, de su talento por abrir en canal a personajes y mostrar su corazón; y todo acompañado por las ilustraciones de Sonia Pulido, que siempre aparecen al inicio del relato y que sirven como resumen o premonición de lo que va a suceder en el texto.
El mejor de los pecados es un libro bien cuidado, que huele de maravilla y que incluso tiene ese tacto especial que solo ofrecen los buenos libros ilustrados. Hay relatos de mayor y de menor extensión, hay algunos que hablan de pérdidas y otros de encuentros, unos de pasión y otros de aburrimiento, unos de entusiasmo y otros de melancolía; pero todos de amor. Un amor que puede ser favor o culpa, cara o cruz, victoria o soledad. Que el amor nos pille confesados.