Nunca había pensado en el geocentrismo de la forma en la que lo propone Javier Sierra.
Quería empezar esta reseña con esta frase porque es lo que llevo repitiéndome desde que terminé su nuevo libro, El mensaje de Pandora. Ahora que ya la he dejado por escrito supongo que puedo comenzar por el principio. Lo más importante de todo es que quiero que sepáis que me encanta cómo escribe Javier Sierra y que siempre estaré dispuesta a leerme todo lo que publique sin importar de qué va o su extensión.
Bien, habiendo dejado estas dos cosas claras, ya puedo proceder a contaros de qué va la novedad de Planeta. Se trata de una carta. Una carta que una tía escribe a su sobrina. Aprovecha el confinamiento causado por el COVID para explicarle por qué debemos aprender de nuestro pasado. En el pasado está la clave de todo, está la clave para comprender el presente y el futuro, y no deberíamos olvidarlo. La tía se centra sobre todo en la mitología griega —porque ellas dos vienen del país heleno— para explicarnos que detrás de cada mito hay algo de verdad. Es muy interesante recorrer la cultura clásica de su mano. Algunas historias os resultarán familiares, otras no tanto, pero sin duda este autor os dará un punto de vista que seguramente no habíais contemplado anteriormente.
Ya veis que es un libro distinto a todo lo que nos tiene acostumbrados. Primero por su estructura. Iba a decir que se trata de una novela, pero lo cierto es que encajaría más en la categoría de ensayo. Aunque un ensayo especial, ya que también tiene su parte de ficción (la tía va relatando un viaje para poder hablar de los mitos y leyendas que quiere transmitir). Y, además, está narrado en segunda persona, lo que es algo rarísimo de encontrar. En los agradecimientos, el autor se confiesa y dice que este género, el epistolar, era algo a lo que tenía unas ganas tremendas pero que nunca se había atrevido a desarrollar. Al final, Pandora le dio las fuerzas necesarias para saltar al vacío y decidirse a tocar este género. Y qué queréis que os diga, le ha salido genial.
Desde la primera palabra, Javier Sierra nos mete en la historia. Y es inevitable, al fin y al cabo comienza hablando de esta pandemia que todavía hoy nos amenaza y que ha hecho que cambiáramos nuestra forma de vida. Ya con eso el lector le va a prestar toda su atención. Pero es que después, a medida que va dando información (contrastada y siempre con su pertinente bibliografía por si alguien quisiera comprobar que los datos que da no son inventados) el lector irá también abriendo su mente. Y aquí es donde entra la idea que mencioné al principio, la de que todavía somos muy geocentristas. Y no hablamos de un geocentrismo entendido como la idea de que la Tierra es el centro del Universo, sino que pensamos que somos únicos en esta inmensidad y que todo lo que tenemos nos pertenece.
A ver si puedo explicar mejor esta idea.
En la carta, la mujer que narra la historia nos dice que hay estudios que confirman que dentro de los meteoritos que caen en nuestro planeta existen formas de vida que se quedan aquí. Exacto, como los virus. Una teoría es que dentro de esas «piedras» viajan virus que se desarrollan aquí si se dan las circunstancias necesarias. Igual que los virus, también podríamos encontrar otras formas de vida. ¿Quién nos dice que no se inició todo gracias a los materiales que venían dentro de un meteorito? Sería algo muy factible, ¿no? Pensar lo contrario es lo que nos haría ser geocentristas.
Como esta idea, dentro de El mensaje de Pandora encontramos muchas más. Entre sus escasas hojas (menos de doscientas, que se leen del tirón) hallamos teorías muy interesantes. El lector no se las tiene que creer, ¡faltaría más! Pero sí que tiene que pensar un poco sobre ellas. Ya sabéis, lo que se llama «filosofar».
Dicho esto, no puedo terminar la reseña sin decir que espero que este libro llegue a mucha gente. Que viaje, que abra mentes a la vez que entretiene, y que dé otros puntos de vista que antes no se tenían. Pero, ante todo, me encantaría que lo hiciera para que nadie, nunca, jamás, olvide que debemos aprender de nuestro pasado.