Aquí vengo a hablarles de El monstruo del arpa dorada, de Fernando Jiménez Ocaña, y verán este hombre nunca dejará de sorprenderme. Me encanta hablar con él cada vez que lo veo en las ferias literarias, y con Victoria, su inseparable compañera, y darles un abrazo, y hablar de literatura que es de lo que ellos saben; y del buen ojo que tienen como editores. Pero aunque he seguido su literatura lo último que esperaba de Fernando es que me viniese con “una de romanos”, como decíamos antes sobre las películas. Y además con una de la época romana que más me gusta y con la que más disfruto: La dinastía Julio-Claudia.
Yo no fui una buena estudiante de historia hasta que me convertí en lectora, eso cambió todo, de hecho cambió mi vida. No, no estudié Historia, ni Clásicas, ni filología, pero abandoné las matemáticas por el latín a pesar de lo mal que los idiomas y yo nos llevamos. Leer la biografía de Claudio, y después varios libros relacionados con el derecho y la vida en Roma, y no les puedo engañar y no decirles que La serie Yo, Claudio, hizo mella en mí y en mi interés por esta época y por esta dinastía, que no podemos olvidar que es la primera en reinar en el Imperio Romano y que iría desde Augusto hasta aquel que deja al descubierto el título de este libro, Nerón.
Jiménez Ocaña, es un especialista en la forma de escribir, quiero decir que puede escribir dese la voz de la calle y con el vocabulario de un minero de los años 60 y ser capaz de llevarnos a su mundo, como en su día les conté al hablarles de En algún lugar del camino, o trasladarnos, como hace ahora a la época de Claudio y ser capaz que hacer exactamente lo mismo.
Además, otra capacidad de este autor es que me atrapa, y no es solo el lenguaje, hay algo en su forma de escribir, y sobre todo en la manera de enfocar lo que nos está contando que haga que a pesar de conocer el grueso de la historia, me interesen sobremanera esas subtramas en las que aparecen esos otros personajes que rodean a los reales.
Vamos a vivir la transición de Claudio a Neróon a través de las maquinaciones de Agripina… Y hablar de esta mujer ya saben que es hablar de intriga, adulterio, traición… Y todo el catálogo que quieran ustedes añadir.
Junto a ellos Séneca y otros personajes reales como Británico o Popea, que llenan las páginas de una realidad que me ha absorbido intensamente, mucho más de lo que yo pensaba, pero también hay otros personajes que nos acompañarán para mostrarnos la vida más allá de esas clases altas. En cualquier caso el libro nos da una imagen de realidad absolutamente creíble.
Siempre solemos decir que la realidad supera a la ficción, no podía ser más cierto en esta ocasión, y no podía haber mejor relator para hablarnos de esta transición en la historia que Jiménez Ocaña, al que admiro como editor y persona, pero cada vez que lo leo recuerdo que nunca, nunca debo olvidar que es un gran escritor, como podremos ver todos en El monstruo del arpa dorada.
Un libro que probablemente pueda convertir en lector a más de uno y que otros, como yo, lleguen a pensar que la Historia es algo más que fechas y datos difíciles de recordar.