El otro McCoy, de Brian McCabe
Edimburgo no es la ciudad de Harry Potter. Bueno, en realidad sí lo es, pero a lo que me refiero es que no es sólo eso. Sería simplificar mucho las cosas para lo que os quiero contar sobre El otro Mccoy. Pero si Edimburgo no es sólo la ciudad del mago con gafas, ¿qué es? Lo pondré en boca del protagonista de este fantástico libro porque él ilustra mucho mejor que yo lo que, a veces, a los redactores no nos sale: Escocia es un estado mental. Así, sin miramientos oigan, para que luego digan que con la literatura no se aprende nada útil. Pero si como tal estamos ante un estado mental, ¿en qué convierte eso a esta novela? Es sencillo la verdad: lo convierte en una pequeña obra maestra que se digiere como las pintas en una noche fría de invierno, se diluye en el cuerpo como el alcohol hace estragos en nuestra desinhibición, y nos torpedea el sentido común convirtiendo nuestra mente en una montaña rusa mientras vamos caminando por las calles escocesas en una día aciago como lo es el del fin de año. Así señores, como se lo cuento, les propongo un paseo inolvidable por Edimburgo, para que luego no digan que los libros no nos permiten viajar. Así que si tienen el cinturón abrochado, es hora de que posen su mirada en lo que les voy a contar. El resto, corre de mi cuenta, no se preocupen…
Pat McCoy pasa el último día del año yendo de puerta en puerta vendiendo mirillas para poder pagarse la renta, mientras espera con ansia su actuación en el programa de las campanadas. En su caminar se encontrará con personajes de lo más variado y descubriremos que, en su interior, confluyen varios personajes, varias voces, que le hacen no ser una persona sino varias al mismo tiempo.
Está bien. Subo las manos arriba y lo confieso: Jekyll & Jill me tienen hipnotizado. Si contribuir a la literatura tuviera que llevarse un premio todos los años, ellos estarían entre los finalistas y ganarían por varios años consecutivos. No sólo por la edición de novelas que, por varias razones, permanecen escondidas para el gran público, sino porque esas mismas ediciones guardan en su interior siempre alguna sorpresa que hace la experiencia del lector mucho más interactiva. El otro McCoy nos invita a pasear por Edimburgo, y podría parecer un argumento de lo más anodino, pero como en casi todo lo que hacen, lo que parecía una historia sencilla se convierte en un devenir de frases para enmarcar, de situaciones que, no sólo por lo surrealista, se convierten en un continuo virar de sensaciones, y nos deja ver con nuestros propios ojos personajes que son imposibles de olvidar. Y si no me creen observen las fotos que he traído para ilustrar, una vez más, que aquello que llamamos literatura puede convertirse en una experiencia, como de hecho ya es en sí misma, pero con un toque completamente diferente.
Cuando uno sigue la estela de Pat a través de las calles de una ciudad congelada y en la que el frío hace casi casi que la piel se quiebre, nos damos cuenta que esta novela trata de mucho más que de un simple tipo que navega sin un rumbo fijo por su vida. Trata sobre la política de los años a los que se refiere Brian McCabe (en una introducción magistral que nos pone en situación, que nos contextualiza todo y que te hace saborear mejor lo que estás a punto de encontrarte), habla de las relaciones, del amor y lo que no es el amor, de la vida que se echa a perder y de cómo echamos la vista a otro lado cuando un problema nos persigue como si fuera el mismo diablo. Al fin y al cabo, somos pequeños demonios intentando ser ángeles, sin conseguirlo demasiado. Así que yo exclamo siempre que tengo ocasión un ¡hurra!, por varias razones: porque este es un libro cojonudo, porque este es un libro que nos pone en evidencia que hay muchos escritores con mucho que decir, porque este es un libro que invita a conocer la editorial si ustedes no la conocían ya, porque este es un libro que nos abre los ojos y nos los deja cerrar pero a un precio, y ese precio es aquel que cada uno estemos dispuestos a pagar por meternos de lleno en la vida del protagonista de El otro McCoy y compartir con él las andanzas de un pequeño hombre que no es nada en la vida, pero que en realidad lo es todo. En realidad, la vida de un hombre que podrías ser tú o yo, y que se presenta como un espejo de nosotros mismos para darnos un tortazo en la cara y que despertemos.
Vale, éste me lo compro/lo pido para Reyes. Decidido. Sólo con ver la portada dan ganas de ir corriendo a la librería pero después de leer tu reseña más. Magnífica como siempre, Sergio. ¡Enhorabuena!
Un abrazo
Ay María, tú métete en la página de Jekyll & Jill y te podría que decir que absolutamente todo es una maravilla. “Menos joven”, “El otro McCoy” y “Del enebro” son tres obras maestras. Además, vienen todos con regalo incorporada!!! 🙂
Gracias por tus palabras!