Reseña de la novela gráfica “El paciente”, de Timothé Le Boucher
La psique humana está cargada de dualidades, es frágil y puede esconder sorpresas no siempre agradables. Nuestras pulsiones y nuestro comportamiento son dos esferas que, a veces, están en contraposición. Con El Paciente, Timothé Le Boucher nos propone un viaje entre lo aparente y lo hipotético, sin definirnos nunca que es lo “real” y quienes son “realmente” los personajes que nos encontramos en su obra. Ese manejo de la subjetividad y su delicadeza a la hora de reflejarla (incluso en sus aspectos más oscuros) con una narración fluida y sencilla, es lo que hace que los figurantes de su historia dejen de ser personajes y se transformen en personas.
En El Paciente se nos plantea las postrimerías de un asesinato. Los miembros de la familia Grimaud, una familia numerosa, desestructurada y de origen humilde, son acuchillados una noche. La policía encuentra a una de las hijas de la familia caminando por la calle con un cuchillo ensangrentado y es procesada por homicidio. El único superviviente de esta masacre es Pierre Grimaud que, tras seis años en coma, se despierta en el hospital y debe comenzar su proceso de rehabilitación física y mental. Para gestionar su estrés postraumático y adaptarse a su nueva realidad, se le ofrece ayuda psicológica. La terapeuta Anna Kieffer, psicóloga especializada en criminología y victimología (además de escritora), se ofrece a llevar personalmente su caso.
A través de la terapia, los lectores accedemos al pasado de Pierre y a las circunstancias que rodearon el asesinato, pero también seremos testigos de las relaciones que establece Pierre con el resto de los internos y el personal del hospital, así como de la esfera privada de la doctora Kieffer. Pero el punto focal se encuentra en el vínculo entre paciente y doctora que acabará tomando giros insospechados. Esto ocurre en toda la trama argumental, donde la verdad es algo maleable y donde las preguntas nos acechan hasta el mismísimo final.
La forma que tiene el autor de intercalar lo subjetivo y lo contemplativo con el hilo de la trama es impecable. Cuando usa planos meramente visuales nunca molestan ni pausan el ritmo, siempre aportan. El buen uso de los ángulos y las perspectivas es indiscutible.
La sensibilidad en el dibujo y en la narración no es algo nuevo en Timothé Le Boucher, queda patente en obras anteriores como, por ejemplo, Esos días que desaparecen. Su trazo es fino y prescinde de sombras o entramados y usa colores planos, lo que recuerda a algunos trabajos de Moebius. Su estilo de dibujo bebe del cómic francés, pero servidor ha encontrado en el diseño estético de sus personajes sutiles similitudes con el maestro del manga oriental Katsuhiro Otomo, sobre todo en algunas de sus obras de estilo más occidental.
El uso de un cromatismo cuidado, compuesto de tonos poco saturados y los colores pastel, es todo un acierto. En las escenas cruentas, esta apariencia limpia y ligera, ayuda a coger desprevenido al lector, generando esa sensación de “no me lo esperaba”.
Por si fuera poco, es una historia que te incita a leerla una segunda vez para poder interpretar entre líneas, para fijarte en los detalles, para desbrozar lo que “es” de lo que “no es”. Porque cuando finalizas esta obra solo quedan preguntas y las respuestas están ahí, en alguna parte, si estás dispuesto a volver y buscarlas; aunque algo me dice que las conclusiones que sacará cada lector serán bien distintas.
En resumen, El Paciente es una experiencia altamente recomendable y, además, presentada de forma muy tentadora para nuestras estanterías. Gran formato, portada dura a todo color y con satinados, paginado grueso y marcapáginas de tela. Una auténtica maravilla por dentro y por fuera.
SPOILER ALERT
Me puede explicar alguien el final? No he entiendo nada…
Me parece una obra maestra hasta la parte de “3 años después”, pero luego me ha decepcionado bastante.
Por lo que yo entiendo es un final ambiguo, abierto. Ella va a verlo con la excusa de escribir el libro, pero realmente nos están queriendo decir que hay algo más que le mueve, ya sean ganas de ayudar, o cierta forma de empatía, esa atracción por ese tipo de personalidad puede ser, para ella, una manera de dar rienda suelta a unos instintos parecidos a los de él.
Cuando Pierre da a entender que es posible que ella indujera al suicidio a su hermana, lo que le está diciendo es que son iguales, lo que pasa que uno de los dos ha cruzado la línea. La otra no lo sabemos.