Me he pasado varios años de mi vida —más de los que me gustaría admitir— entre los libros de la Facultad de Derecho. Estaba tan metida en las leyes que solamente quería sacar la cabeza de ellas para centrarme en otra cosa. Rozaba ese ansiado fin con los dedos cuando suspendí la última asignatura que me faltaba para poder presentar el trabajo final. Abatida, me dije a mí misma que aquel podía ser el final. Quizás no el que esperaba, pero sí uno con el que me conformara.
Así fue cómo acabé matriculada en la carrera de Criminología y así es cómo me introduje en el mundo de las Ciencias Forenses.
Y os cuento todo esto porque el libro del que vengo a hablaros hoy ha hecho que esa vena, esa que decidió por sí misma matriculándose en una carrera cuando no había terminado la anterior, hoy ha salido a relucir. Y tengo que decir que está realmente contenta porque se ha podido codear con una historia que le ha resultado una delicia.
Veréis, estaba tan contenta porque mi última lectura ha sido El patólogo. Parte I: Memento Mori. La palabra «patología» se define literalmente como el estudio de las enfermedades. Su raíz griega ya lo deja muy claro, aquí lo que importa es cómo una enfermedad afecta a un cuerpo. En este caso, a un cuerpo muerto, a un cadáver, ya que lo que nos interesa es la patología forense.
Y todo se pone muy interesante cuando conocemos al protagonista de esta historia: Nicholas Goering. Él es el famoso patólogo que se va a encargar de averiguar las causas de la muerte de un cadáver. ¿Y qué tiene este hombre de especial además de ser un gran profesional en su materia? Que, básicamente, sobrevivió a un disparo en la cabeza a la tierna edad de doce años. ¿Qué niño soporta un disparo en el cráneo y qué niño puede vivir con el trauma de saber que quien estaba detrás del gatillo era su propio padre? Sí, querido lector: el drama está servido.
Pero aun hay más, así que reserva esa cara de sorpresa que estás poniendo ahora mismo porque lo más fuerte de todo es que su padre se suicidó hace más de veinte años y en esos instantes descansa sobre la camilla de operaciones del patólogo. El cadáver es su padre, solo que el cuerpo se mantiene en perfecto estado como si hubiera muerto el día anterior y ninguno de los órganos que contiene en su interior son de él. Ni de una sola persona, ya que al empezar a investigarlos se da cuenta de que pertenecen a diferentes cuerpos.
Ahora sí que puedes poner cara de sorpresa e incluso puedes dejar que tu mandíbula se desencaje con total tranquilidad. Y déjame decirte que si esto te ha sorprendido, no sé lo que vas a pensar cuando sigas leyendo esta historia y comiencen los asesinatos y la caza de brujas.
Como ves, el libro del que vengo a hablarte hoy es un thriller en toda regla que incluso podría rozar un poco la ciencia ficción en algunos puntos. Su autor, Max Kroennen, se ha preocupado muchísimo por darnos una historia hilada y con base científica. El lector, aunque sea lego en la materia y no tenga ni idea de tanatología o de patología forense, va a acabar cayendo en las redes de su protagonista, dejándose llevar por sus explicaciones basadas en la ciencia y en las evidencias. Eso hará que la historia nos parezca muy creíble en algunas ocasiones y todo se debe a las explicaciones que acompañan a la trama constantemente.
También hay que mencionar que el protagonista no está solo, sino que va a tener dos ayudantes que lo acompañarán durante toda la historia. Por una parte encontramos a Matías Vandergelb, que es el detective al frente del caso y que es el personaje opuesto a Nicholas. Nos dará un punto de dureza dentro de la trama, ya que está todo el tiempo oponiéndose a la personalidad del patólogo. Y eso se empeora cuando aparece Angélica Grunnewald, que es la psiquiatra que se encargará de acompañar a los otros dos hombres en la investigación, y que está obsesionada con el patólogo, hasta el punto que lo venera y desea ser como él.
El juego que dan estos tres protagonistas es tremendo, ya que mantiene la tensión todo el tiempo sin quitarle importancia a lo verdaderamente esencial aquí: por qué el padre del patólogo está encima de esa mesa. Y me ha gustado mucho que cada personaje tuviera una personalidad propia, que cada uno viera el caso desde su punto de vista y que cada uno estuviera especializado en una materia diferente de la rama forense. Esto ayuda al lector a comprender mejor la historia, a ponerse en la piel del investigador para tratar de resolver el crimen cuanto antes.
En definitiva es un libro que me ha gustado mucho. Se lee rápido y con fluidez pero no perdemos la sensación de que se está ahondando en la investigación. A veces, cuando leo un thriller, me da la impresión de que todo pasa demasiado rápido y que no me entero de la mitad de las explicaciones, y eso se debe a que esas explicaciones se pasan por encima para que el lector no note que están mal hiladas. En cambio, en El patólogo. Parte I: Memento Mori, de Max Kroennen, nos topamos con una historia estudiada y cuidada que hará que el lector piense y recapacite durante lo que dura el libro y un buen rato más. Sin duda, mi lado amante de la Criminología está dando saltos de alegría con esta novela, y sin duda también lo hará cualquier lector que se adentre en esta historia.
Parece que tiene buena pinta. Me lo apuntaré. Lo que más me gusta de estas historias, es que tengan verosimilitud, y si como dices, el autor hace un buen trabajo, creo que será bueno descubrirlo. Lo único que me tira para atrás es eso de parte 1, últimamente no me gusta embarcarme en sagas por el tiempo que necesito invertir. Gracias por la información.
Imagínate entonces el tiempo que ha tenido que invertir el autor :). Yo lo acabo de terminar, y es un libro increíble, me encanta, lo recomiendo 100%, ya deseando lanzarme a por la segunda parte, y ojalá tenga una tercera, una cuarta, como si estoy toda la vida leyéndolo, siempre que mantenga el nivel de intriga y calidad literaria que tiene el primero, ¿acaso es un esfuerzo leer algo que engancha y es bueno? Para mí todo lo contrario, es un placer.