Reseña a reseña, te voy contando mi vida como quien no quiere la cosa. Te he hablado de las series de mi infancia, los programas que veo y de las youtubers a las que sigo, y hoy le ha llegado el turno a uno de mis perfiles preferidos de Twitter: @DonPardino. Sus viñetas sobre errores ortográficos y gramaticales son las que más reituiteo porque explica con sencillez y humor las normas del buen escribir. Por eso, cuando supe que publicaba El profesor don Pardino contra los titis, no pude resistirme.
Si conoces a @DonPardino de Twitter o de otras de las redes sociales en las que se mueve, no te equivoques como yo: El profesor don Pardino contra los titis no es una recopilación de sus mejores viñetas, ni siquiera una recopilación de viñetas nuevas, sino un tebeo de los de toda la vida. En esta historieta de cien páginas, el filólogo don Pardino ayuda a la ARRE, la Academia de Reglas Resultonas y Estilosas (cómo no acordarse de la TIA de Mortadelo y Filemón), a luchar contra los titis por el bien de nuestra lengua, con ayuda de su nieto.
¿Qué son los titis? Yo ya había oído hablar de ellos, pero, de todas formas, se explica al principio de El profesor don Pardino contra los titis. Titis viene de Titivillus, el demonio al que, durante la Baja Edad Media, se le acusaba de introducir los errores en los manuscritos de los escribas. Ni con la llegada de la imprenta se acabaron sus ataques. Allá donde hubiera una errata o un error ortográfico o gramatical, se les echaba la culpa a los titis. Y por lo que vemos en cualquier texto, los titis, lejos de extinguirse, siguen haciendo de las suyas.
En El profesor don Pardino contra los titis, @DonPardino nos habla de las mayúsculas, las tildes, el quesuismo, los signos de exclamación e interrogación, las comas del vocativo, la escritura correcta de los símbolos de medida y otras normas básicas que conoce cualquiera que se preocupe mínimamente por escribir bien, lo que, visto lo visto, es poco frecuente en la actualidad, de ahí que sea tan necesario su boli autocorrector. Por si las aventuras de don Pardino no son suficientes para interiorizar estas normas, al final del libro las resume en «Ilustraciones gramaticales» y propone «Rompecocos lingüísticos» para que los lectores demuestren que se las han aprendido. Y todo esto aderezado con chistes, porque, como dice don Pardino, la letra con humor entra.
El profesor don Pardino contra los titis es una lectura perfecta para que los niños aprendan pasándoselo bien y para que sus padres también lo hagan, a la vez que rememoran los tebeos de su infancia. No sé si estará previsto, pero sería una gran noticia que esta fuera la primera de muchas aventuras más, un primer paso para que niños y adultos profundicen en las normas de nuestra lengua. Reconocer nuestros errores lingüísticos es el primer paso para acabar con ellos; consultando las fuentes académicas cada vez que nos surja una duda, llegará el día en que no los cometamos. ¿Te unes a don Pardino y su lucha contra los titis?