Tengo que advertir que esta novela no es apta para almas sensibles, porque aunque no deja de ser ficción, toca temas bastante peliagudos y tiene partes fuertes: familias con niños en acogida, pederastia y el mal uso de internet. Ese gran hermano que puede ser tan dañino porque nos vigila y se cree con derecho a cuestionar nuestras vidas que son analizadas, destripadas, aireadas y juzgadas, por lo que hacemos en y con nuestro ordenador. La privacidad y la intimidad ya no existen. Trata sobre las malas interpretaciones, el abuso de poder y la avaricia, el cochino capital, que al final es lo que mueve todo en este mundo.
El argumento es el siguiente: Max Rhode es un escritor de novela negra sin mucho éxito que vive en Berlín. Está casado con Kim, que es piloto, pero el matrimonio está en crisis. Tienen en acogida a Jola, su hija desde hace años, pero a la que no les dan en adopción por diferentes motivos. Max quiere mucho a la niña, aunque le vuelva algo loco porque es muy inteligente y se mete en líos. El escritor recibe una extraña llamada de un moribundo que le advierte que Joshua lo ha elegido y que su vida va a ser un infierno a partir de ahora, que vaya con cuidado y no infrinja la ley. Tardaremos en averiguar quién o qué es el maldito Joshua. Para complicar más la trama aparece Cosmo, el hermano pederasta de Max que está recluido en un psiquiátrico, que le cuenta que ha pasado a un régimen abierto porque está en tratamiento. Max ha intentado borrar de su vida y de su mente a su hermano y la infancia traumática de ambos, pero, aunque no le guste, en este momento Cosmo va a ser de ayuda. Alguien del departamento de menores irrumpe en escena diciendo que se llevan a Jola; a Max no le encaja nada, así que escapa con la niña, sufren un accidente, secuestran a la niña y no os cuento más porque os destripo la novela y no es plan.
El proyecto Joshua es un thriller de esos que va de 0 a 200 en dos segundos y ahí se queda en la quinta marcha, no, en la sexta, y con el acelerador pisado hasta el fondo. Tiene 360 páginas, divididas en 83 capítulos, y eso hace una media de unas cuatro páginas y pico por cada uno, así que os podéis hacer a la idea de la velocidad que lleva. Cada capítulo es un cambio de escenario. ¡Ras, curva a la derecha!, ¡Ras, curva a la izquierda! Berlín arriba, Berlín abajo, bueno, no sé si Berlín tiene arriba y abajo, pero ya me entendéis. Tengo agujetas. Es como esas películas en las que el bueno tiene que salvar a la víctima y no llega; tropieza, corre, le pegan un tiro, hay que saltar desde un edificio y sigue corriendo…, o tiene que salvar a la humanidad entera ¿cable azul o cable rojo? ¡¡¿cable azul o cable rojo?!! Pues así desde el principio hasta el final.
Están escritos en primera persona los capítulos en los que estamos con Max y en tercera los otros, cuando ves lo que le está pasando a Jola, cuando ves lo que vive Kim, o el abogado, los malos, etc. Es algo confuso este cambio de perspectiva y creo que es porque los capítulos son tan cortos, que cuando te has hecho a la idea de que estás en primera persona, vuelves a la tercera, no le da tiempo a la cabeza a cambiar de registro. Por lo demás cumple bastante bien con el objetivo que yo creo que era el de tener al lector en vilo: es vertiginosa, entretenida, emocionante y está bastante bien llevada y resuelta. Te sientes en la piel del padre en apuros, que sale como puede de los obstáculos, pensando más en la niña que en él mismo e intentando que su vida no se venga abajo.
Sebastian Fitzek es un escritor de éxito en Alemania, también es periodista aunque su formación fue en Derecho, como el protagonista de esta aventura. Ya hay traducidas al español varios de sus superventas, así que si os gustan este tipo de novelas de acción trepidante, no dudéis. Quiero destacar el epílogo en el que el autor ha recapacitado y explicado alguno de los temas de los que trata el libro; me ha gustado esa forma de acercarse a los lectores.
Un buen libro de thriller pero no llega a cubrir todas las expectativas,no te lleva a leer sin parar como en Terapia por ejemplo.Aún asi el tema central esta bueno y te hace reflecxionar de cuanta libertad disponemos..
Hola Juan. Eso he leído por ahí, que tiene otros libros que enganchan más, pero este no está mal. Quizá esos saltos de escenario tan continuos, para mi son excesivos, acabas agotado :-). Cómo dices, el tema es interesante.
¡Gracias por el aporte!
Abrazo
Yo leí los cuatro libros (Terapia, Pasajero 23, Noah y este), y aunque Terapia es el mejor libro que leí en mi vida, debo confesar que este se le acerca bastante, lo cual no es poco dado el altísimo nivel que tiene el primero. realmente lo recomiendo, tanto al libro en particular como a el magnifico autor que se esconde detrás. Fitzek tiene un talento único.
Una sola critica: me mata no saber que paso con Cosmo, un poco mas sobre Kim, e incluso un poquito mas de Jola hubiera estado bien.