El thriller o novela policiaca es un género que me suele gustar. Es un tipo de historia que leo poco, con el que me estoy reconciliando. En 2020 uno de mis propósitos es leer más novelas policiacas y también más novela negra. Es cierto que hasta este momento era un tipo de historias que veía mucho más en cine, quizás porque no había encontrado novelas de este género que me convencieran.
Recientemente esto está cambiando. El año pasado ya me adentré de nuevo en este tipo de relatos con la novela El silencio de la Ciudad Blanca, de Eva García Sáenz de Urturi, que me cautivó por la mezcla de arqueología, historia y caso policial. También descubrí a Inés Plana con Morir no es lo que más duele donde lo que más disfruté fue el desarrollo de los personajes.
Dado que durante el año pasado tuve estas buenas lecturas, esto me ha motivado a adentrarme en este género tan desconocido para mí. Quizás lo que más me cuesta de este tipo de novelas son las escenas explícitas, o casos más cruentos con los que paso más miedo o angustia. Tengo una imaginación muy viva y eso me puede jugar malas pasadas.
No obstante, lo que más me gusta de este tipo de historias son los personajes. Si éstos están bien creados, desarrollados y tienen cierta complejidad, la novela me tiene ganada.
El Rastro de la Libélula, de Giordano Merisi, nos cuenta la historia de un periodista al que se le ha encargado la elaboración de la biografía de Eduardo Castro, entrenador del Real Madrid. Durante el transcurso de sus investigaciones, entrevistas con familiares y amigos, se encuentra con un hecho interesante. Este hecho, interesante y a la vez llamativo, es la ausencia, de los entrenamientos del jugador estrella del Real Madrid Jerónimo Contreras.
La novela está narrada casi en su totalidad en primera persona. A través de los ojos y anotaciones de Giordano Merisi conocemos todos los detalles. Conocemos tanto los progresos de la biografía en la que trabaja, como de las pesquisas que realiza para conocer el paradero del jugador desaparecido. La elección de la primera persona es un modo hábil y directo de conectar con el lector.
A medida que se avanza en la novela, el lector se da cuenta de que las cosas no son lo que parecen. La novela muestra, sin profundizar del todo, el lado oscuro de este deporte. Bajo mi punto de vista, la crítica está más que presente a lo largo de la novela, o al menos así lo he entendido yo. Giordano Merisi es un periodista que sin pretenderlo se da de bruces con este mundo. El lado oscuro de un deporte que le sorprende, igual que puede sorprender al lector. Como espectadores no somos, a veces, muy conscientes de las sombras que hay tras los focos ni tampoco de la cantidad de cosas que mueve este deporte. Las luces de neón, los flashes, a veces ciegan, maquillan, y ocultan lo que se esconde detrás.
He de decir que a la hora de leer thrillers me he encontrado, dentro de mi limitada experiencia, con tramas policiales en diversos entornos, pero nunca se me hubiera ocurrido que se pudiera ambientar una novela de este tipo entorno al fútbol. Me ha sorprendido porque como lectora pienso que hay entornos mucho más hostiles o tétricos para ambientar un thriller. Todo esto lo comento como persona totalmente ajena al mundo del fútbol, un deporte que no llama su atención ni interés.
Precisamente esta distinción es lo que hace a esta novela diferente. Estamos acostumbrados al thriller nórdico, a las novelas de espías o al thriller político pero esta es la primera historia que leo ambientada dentro del mundo del fútbol. Sin duda es una novela que gustará a los lectores, no sólo por el estilo del autor, directo, sencillo y claro, sino porque el fútbol es el deporte rey en nuestro país y será un modo de acercarse al público.