El resurgir de Antígona: El poder subversivo de los mitos

Reseña del libro “El resurgir de Antígona”, de Helen Morales

El resurgir de Antígona

Una de las preguntas que más se está oyendo últimamente, especialmente desde que ganara el premio nacional de ensayo 2020 Irene Vallejo con su libro “El infinito en un junco”, es ¿por qué leer a los clásicos? Nuccio Ordine ya estableció también su canon y sus razones en “Clásicos para la vida”. No se trata de demostrar ahora todo lo que he leído, tranquilidad absoluta, más bien solo quedaría patente todo lo que me falta por leer. Y eso me da ansiedad. El caso es que ambos coinciden en que los textos antiguos, que han sobrevivido a los devenires de la historia, sus mitos y leyendas, se encuentran en diálogo constante con cada época. No solo por los tópicos, ya sabes: amor, venganza, muerte, destino y cosas así. Bueno, si eres estructuralista ya estarás pensando en esquemas teóricos, en construcciones y discursos, y en aplicaciones en el ámbito de la experiencia. Lo que plantea Helen Morales aquí da un paso más y se acerca al acto performativo tan bien explicado por Judith Butler: Lo que se dice y cómo se nombra, importa, y crea mundo.

Si te gustan los mitos y las leyendas, El resurgir de Antígona te va a encantar. Helen Morales podría haber utilizado sus recursos académicos como catedrática de Cambridge y ahora en California y, sin embargo, el estilo es fresco, actual y cada afirmación está bien fundamentada con razones y bibliografía. Podría ser uno de esos libros con los que tienes la sensación de estar masticando arena, pero nada más lejos de la realidad. Quieres saber más, no solo de los mitos, sino de la música, videoclips, noticias y otros eventos actuales que le sirven para demostrar lo mucho que están presentes los mitos en nuestra estética (teoría del arte), nuestra moral y, en definitiva, en nuestro día a día.

Ahora imagínate a una investigadora, muy divertida como es Helen Morales, y si no me crees busca alguna de sus charlas sobre el libro mientras se toma una copa de vino. Bien, ella que ve todas las repeticiones y diferencias de la historia, desde los mitos hasta el último tweet, resulta que tiene una hija, que se llama Athena -gracias Helen por nombrar así de bien a la prole- y que le está preguntando por los mismos tópicos. Si tú supieras hacerlo también lo harías. Escribes un libro como este que le dé una genealogía a sus preocupaciones.

Así que si vas a por este libro a tu librería de barrio, of course, te encontrarás con una revisión de algunos mitos de la antigüedad clásica griega y romana -desde los poemas homéricos (s. VIII a.C) al inicio de la Edad Media (s. V d.C)- donde le ofrece a su hija un recorrido por narrativas culturales que tocan los temas por los que se interesan ella y sus amistades. Como filósofa, enseguida pensé en la “Etica para Amador” de Savater, solo que aquí no atiende a los grandes tópicos de la moral per se, ya sabes: el bien y el mal, las normas de convivencia o la gran pregunta mítica ¿qué debo hacer? 

“El objetivo de este libro no es rastrear genealogías históricas con precisión; sí lo es reconocer patrones culturales consolidados” (p. 19; la negrita es mía)

La gente menuda de la edad de mi hija, alrededor de los 7 años, han descubierto los mitos por una serie de canciones y dibujos animados, de cuyo nombre no consigo acordarme. ¿Cómo llegaste a ellos tú? Yo no recuerdo el inicio, supongo que Disney haría mucho daño, pero sí tengo grabadas a fuego imágenes como la escultura de Laocoonte o La victoria de Samotracia. En este libro, el mito de Antígona es la inspiración. Su interpretación clásica de rebeldía y enfrentamiento ante el poder del padre y el Estado, su lucha para “decir la verdad”, le sirve a Helen Morales para releer ocho mitos en profundidad vinculados a ocho temas de actualidad. 

Antígona no estaba sola. Se trata de enfrentar de nuevo una genealogía colaborativa y matriarcal frente a otra historia de dominación y guerra, patriarcal. Antígona inició una acción colaborativa. Una de las adaptaciones que van asomándose al texto es la “Antígona González” de Sara Uribe. La autora rescata la frase que nos ha servido a muchas para despertar, y es que no soy la primera que cuestionar la historia, no soy la única que tengo deseo y libertad, o como dice Antígona (en un curioso masculino): “Somos muchos”.

Desde el principio la denuncia es potente: queda demostrada una misoginia transversal en los mitos, en todos, pero en particular y en primer lugar, en los de las amazonas, que representan la libertad femenina o a las mujeres libres. Ellas serán asesinadas por “héroes” (ahora voy y lo pongo entre comillas) como Hércules, que empieza con Hipólita, la reina, y sigue con sus compañeras, o Aquiles, que mató a Pentesilea, cuando las amazonas unieron sus fuerzas a los troyanos para enfrentarse a los griegos. Como deja claro la cita que recoge de Mary Beard:


“El mensaje básico era que la única amazona buena era la que estaba muerta” (p.23)


Desde esta perspectiva feminista y gracias a un excelente índice analítico, puedes recorrer el camino que une estos mitos con psicópatas como el asesino de Isla Vista que soltó perlas como: “¿Quién es el macho alfa ahora, perras?” que desencadenó la campaña en redes sociales #YesAllWomen poniendo de manifiesto que “todas las mujeres sí que se ven afectadas por la misoginia violenta” (p.32). En ningún momento habla de patriarcado, lo cual también me ha llamado la atención. No, su palabra es “misoginia”, literalmente en griego: “odio hacia las mujeres”.


A medida que avanzaba con El resurgir de Antígona mi boca se iba abriendo como la del genio de Aladino, sorprendida por lo evidente de lo que me estaba contando y sintiéndome estúpida por no haber establecido esas conexiones antes. Para no entrar en los detalles de cada capítulo y que disfrutes de esas relaciones bien hiladas, solo destacar que vas a encontrarte con Lisístrata y la huelga sexual; Hipócrates y las dietas para que las mujeres adelgacen, vinculada a Helena y el canon de belleza; los gunaikonomoi o “controladores de mujeres” y los códigos de vestimenta; todos los raptos y violaciones expuestos en museos y el movimiento #metoo; la cazadora Diana y la autodefensa feminista, representada por la vengadora del autobús; el capitulazo dedicado a Afrodita y Beyoncé como diosa; y una última revisión a los estereotipos de género y las identidades diversas representadas por los mitos trans o queer.


Ya acabo, sí, no tengo límite, lo sé. Por algo me dicen “blablóloga”. Una cosa curiosa que está latente en toda la lectura y en algunos momentos es señalada por la autora es que nunca ha habido una sola historia, es decir, ni siquiera en su época había una versión “oficial” de un mito. Todas estas diferentes interpretaciones también se daban en los siglos de la antigüedad pues estos mitos atravesaban tragedias y relatos, con distintas versiones, que dialogaban entre sí, es decir, funcionaban colectivamente como transmisores de valores y constructores de cultura. Volver a leerlos en nuestros días nos otorga un poder subversivo. Tú y tus hijas, podéis apropiaros de los mitos que son nuestros, y no solo de ellos, y ser Antígona, y Lisístrata y cantar con Gata Cattana:


“Y ando cayendo ya, encallándome en mi propia guerra civil como Lisístrata

Sin más que decir, que aportar a la causa un tributo a mis musas que luchan”.


5 comentarios en «El resurgir de Antígona: El poder subversivo de los mitos»

  1. Estoy muy de acuerdo con tu comentario. A mi, el capítulo que quizás me haya impactado más ha sido aquel en el que usa los mitos para mostrar eso que llaman la “cultura de la violación”. Estremecedor.

    Responder
    • Desde luego! EN este libro se apuntan muchas líneas de investigación muy chulas y novedosas. Relacionarlas con hitos y mitos contemporáneos es otro de los aciertos. Aún queda mucho camino que recorrer, así que es un alivio contar con aliados!! Gracias!!

      Responder
  2. Desconocía el recorrido “histórico” de esta obra. Ahora estoy deseando leer ésta y “El infinito” y ojalá escriba otro sobre religiones, que siempre he tenido la sensación de que también pueden resultar “encadenadas” históricamente.
    ¡Un saludo!

    Responder
    • “El infinito en un junco” y todo lo que publica Irene Vallejo es una delicia. Es una de esas poquísimas personas eruditas y que a la vez saben transmitir, con pasión y cercanía.
      Por ponerte un ejemplo sobre el tema que te atrae, echa un vistazo a “La religión, ¡vaya timo!” de Gonzalo Puente Ojea. Seguir la pista escéptica y crítica hoy día es un must 🙂
      Gracias por el comentario!!!

      Responder

Deja un comentario