Reseña del libro “El rostro del crimen. El análisis forense del lenguaje gestual”, de Óscar Sánchez-Crespo y Noemi Baño
Supongo que habrás oído alguna vez que transmitimos más información con nuestros gestos que con nuestras palabras, pero ¿hasta el punto de que constituyan una prueba en un juicio o sean el punto decisivo para que nos escojan en un proceso de selección de personal? Este tema es el que abordan Óscar Sánchez-Crespo y Noemi Baño en El rostro del crimen. El análisis forense del lenguaje gestual.
Se dice que si miras a tal lado estás mintiendo y si miras al otro, recordando; que si te cruzas de brazos estás a la defensiva y que si apartas la vista no eres de fiar. Pero los autores de El rostro del crimen. El análisis forense del lenguaje gestual desmontan estos mitos, porque ellos no hablan de extraer conclusiones de un solo gesto —como suelen hacer los programas de televisión cuando hacen este tipo de análisis—, sino de obtener información fiable comparando los gestos, cuantificándolos y contextualizándolos según el momento en el que aparecen y su duración. Es decir, nos explican la metodología con la que convierten el análisis de los gestos en datos objetivos, dejando al margen las percepciones subjetivas. Esta novedosa técnica es la razón de ser de la empresa Comunicación Gestual, de la que ellos son directivos.
Óscar Sánchez-Crespo y Noemi Baño nos van desgranando su forma de proceder paso a paso. Para ello, comienzan explicándonos cómo reconocer e interpretar las expresiones faciales universales: miedo, sorpresa, ira, repulsión, tristeza y felicidad. También dan bastante protagonismo a los movimientos de manos que suelen acompañar a nuestros relatos, confirmándolos o contradiciéndolos. Incluso hablan de lo significativo que es el lugar donde nos sentamos cuando vamos a tener una conversación importante con otra persona. Todas estas explicaciones, meramente descriptivas, van acompañadas de ejemplos de casos concretos que han investigado (desde malos tratos y procesos para decidir la custodia de menores hasta robos en empresas) y de las experiencias de profesionales de otros ámbitos, como el policial, el jurídico, el comercial, el educativo, el informativo y el médico, a los que la percepción gestual también los ha llevado a tomar unas decisiones u otras.
En la parte final de El rostro del crimen. El análisis forense del lenguaje gestual, los autores añaden las preguntas que más les hacen en sus formaciones y convenciones y cómo surgió y se consolidó su empresa, consiguiendo que su técnica cada vez la usen más juzgados, empresas y particulares. Aunque se nota que este libro está hecho para dar a conocer sus servicios, eso no resta valor a la información que comparten con nosotros.
El rostro del crimen. El análisis forense del lenguaje gestual es una lectura interesante para profundizar en la riqueza de la información que transmitimos a través de los gestos. Que se abstengan de leerlo quienes crean que les puede servir para manipular los suyos, pues, como afirman Óscar Sánchez-Crespo y Noemi Baño, los gestos más valiosos siempre son los involuntarios. Por tanto, lo recomiendo a todos aquellos que quieran aprender al menos qué gestos deben evitar para no transmitir mensajes erróneos o a los que consideren esta técnica una oportunidad laboral interesante.