Reseña del ensayo “El secreto de los Buendía. Sobre Cien años de soledad”, de Sultana Wahnón
Cien años de soledad es de los pocos libros que he releído y el único del que tengo dos ejemplares. Gabriel García Márquez es uno de mis autores favoritos y no solo tengo la mayoría de sus libros, sino algunas biografías. Por tanto, el ensayo El secreto de los Buendía. Sobre Cien años de soledad, de Sultana Wahnón, que pregunta en su contraportada si es posible descifrar Cien años de soledad, me pedía a gritos que lo leyera.
Y vaya sorpresa. La tesis que defiende Sultana Wahnón es que Cien años de soledad cuenta la historia de América desde la perspectiva de una familia judía emigrada. ¿Y cómo se le ocurrió esta asociación? Pues por un cruce de encargos académicos. En 1992 la invitaron a un congreso para hablar de García Márquez; ella decidió centrarse en su obra más célebre, la cual había disfrutado varias veces como lectora, y en especial en el personaje de Melquíades, que había sido poco explorado. Abordó Cien años de soledad igual que los Buendía los manuscritos de Melquíades: intentando descifrarlo. Pero entonces le llegaron invitaciones para participar en otras conferencias sobre la efeméride de la expulsión de los judíos de España, ya que Sultana Wahnón es de familia sefardí. Y al simultanear la documentación de ambos trabajos, creyó encontrar el secreto que García Márquez había dejado en Cien años de soledad, esa segunda lectura que daba un nuevo sentido a todo.
En El secreto de los Buendía, Sultana Wahnón expone las claves judías de Cien años de soledad, ahonda en el sentido y la explicación histórica de algunas metáforas y explica el qué y el cómo del mensaje y la estructura. Pero que nadie se asuste, no se trata de una lectura especializada que se pierde en conceptos teóricos, sino de un análisis accesible. El único requisito para disfrutar de este ensayo es haber leído primero Cien años de soledad.
El secreto de los Buendía se compone de cinco capítulos. En el primero, «Como la Biblia», comenta los paralelismos que siempre se han hecho entre Cien años de soledad y el texto sagrado. En «El sentido del comienzo», pone de relieve la prehistoria de los Buendía, esa a la que García Márquez, aparentemente, solo dedicaba unas líneas. En «La trama», analiza la estructura. En «Los secretos de Melquíades», señala las referencias judías que ha detectado. Y en «De chivos y cucarachas: Kafka en Macondo», cuenta la enorme influencia que Kafka tuvo en la forma de concebir la literatura de García Márquez, sin olvidarse de mencionar otras novelas que también lo impactaron, como Orlando de Virginia Wolf.
A lo largo de El secreto de los Buendía, Sultana Wahnón va mencionando los análisis que otros autores —como Carlos Fuentes, Vargas Llosa o Plinio Apuleyo Mendoza— han hecho de Cien años de soledad, ya sea para apoyarse en sus hipótesis o para rebatirlas. A cada lector le convencerán más las interpretaciones de unos que de otros, o quizá ninguna de ellas. A fin de cuentas, no creo que haya una verdad suprema, y ahí reside el encanto de la buena literatura: está llena de subtexto y de detalles que solo se perciben en la segunda (o tercera o cuarta) lectura. Y una obra tan compleja como Cien años de soledad está plagada. Quienes deseen profundizar en sus simbolismos, no se pueden perder El secreto de los Buendía, un análisis cuando menos curioso.