Normalmente, las novelas de asesinatos en masa y de crímenes escabrosos que soleemos leer suelen basar sus historias en el extranjero. Esto es bastante lógico dado que, por suerte, España es un país en el que este tipo de sucesos son más que anecdóticos y raro es el año en el que sufrimos alguna de estas desgracias. De ahí que me lanzase a la lectura de ‘El signo del dragón’ con cierto recelo, ya que no sabía si iba a ser capaz de creerme que en la bonita y apacible San Sebastián podrían darse una sucesión de asesinatos virulentos como los que narra Ricardo Alía. Y vaya si fui capaz de creerlo.
Y es que ‘El signo del dragón’ es un thriller con una ambientación muy cuidada y detallista. Se nota desde el principio que Alía ha crecido en las calles de la capital de Guipúzcoa y, lo que es más importante, que es capaz de situarnos frente al Palacio de Miramar o paseando por la playa de Ondarreta a los que todavía no hemos tenido la suerte de visitar esta ciudad.
A pesar de ello, la ambientación no resta dinamismo al relato. Alía no es de esos escritores que se andan por las ramas y al poco de comenzar a leer esta primera entrega de la “Trilogía del Zodiaco’” ya nos encontramos atrapados por la investigación de unos extraños asesinatos que ocurren en la Facultad de Química de San Sebastián. Es el año 2012, dato reseñable por dos motivos: en primer lugar, por la cercanía del alto el fuego de la banda terrorista ETA, del que se sirvió Alía para que no fuese un aspecto que pudiese desviar la atención de los crímenes; en segundo lugar, por ser el año del Dragón en el calendario chino, lo que tendrá gran importancia tanto durante este libro como en toda la saga.
Los encargados de enfrentarse a esta investigación son Max Medina, un rudo y veterano inspector de la Ertzaintza y Erika López, una joven recién llegada al cuerpo con muchos secretos a sus espaldas. El pintoresco Joshua O’Neill, agente de la científica, cierra el trío protagonista. Uno de los aspectos que más he valorado durante la lectura de este libro ha sido la minuciosa construcción de los personajes. Alía es meticuloso a la hora de dotar de personalidad y, lo que es más difícil, de evolución psicológica tanto a los protagonistas como a buena parte de los secundarios. Poco a poco, a través de fragmentos protagonizados por un personaje en concreto, vamos conociendo su personalidad, sus miedos, sus deseos, sus orígenes… lo que ayuda a dar complejidad y verosimilitud al relato.
El ritmo del relato va creciendo progresivamente a medida que se desgrana la trama principal, que según ha confirmado el autor, tendrá continuidad en las dos próximas entregas. Prefiero no desvelar demasiado de la misma, aunque como adelanto, puedo dejar caer que hay muchos intereses ocultos en que no se descubra el uso que se hizo de la facultad en el pasado.
Los que, como yo, os quedéis con ganas de más después de esta novela, tendréis que esperar hasta septiembre para poder leer la continuación, titulada ‘El vuelo de la serpiente’. La tercera y ¿última? aventura de Max y Erika tiene prevista su salida en enero de 2017, y tendrá por título ‘El salto del caballo’. Poco más que decir de ‘El signo del dragón’ salvo que resulta una lectura muy recomendable para los fans de la novela negra en particular y para todo aquel al que le apetezca enfrascarse en una lectura original, amena y muy adictiva.