El sueño del Rey Rojo, de Alberto Manguel
Alberto Manguel. De profesión, sus lecturas.
De acuerdo, ha traducido, ha escrito crítica literaria y ensayos. Ha hecho muchas cosas, pero entre Manguel y su actividad profesional siempre ha habido un libro abierto de por medio. Uno de los primeros trabajos de este lector voraz fue a los 16 años, y consistía en ser el lector personal de un ya casi ciego Borges, trabajo que llevó a cabo durante cuatro años. Luego trabajó, también como lector, en varias editoriales, y hoy es conocido sobre todo por sus libros sobre la lectura: Diario de Lecturas, Una historia de la lectura o La biblioteca de noche entre otras muchas.
Recordaréis que, cuando en Alicia a través del espejo, la heroína de Carroll se adentra en el mundo del otro lado, se encuentra inmersa en una partida de ajedrez en la que las piezas cobran vida, y que se juega en un tablero de proporciones gigantescas. Allí, los gemelos Tweedledum y Tweedledee (lo siento, nunca me han gustado las adaptaciones al español) le señalan una figura que ronca escandalosamente al pie de un árbol. Se trata del Rey Rojo. “Está soñando”, le dicen a Alicia los gemelos, “¿y a que no sabes qué sueña? ¡Sueña contigo! Y si dejara de soñar, ¿dónde crees que estarías tú?” Es difícil imaginar, para un libro sobre la lectura, un título más sugerente que El sueño del Rey Rojo.
Abrimos paréntesis. (Justo antes de iniciar la lectura, descubro que el libro consiste en una recopilación de ensayos publicados a lo largo de más de dos décadas.
¡Alerta! No sería la primera vez que una antología de este tipo resulta ser una colección de artículos mal hilvanada, con la que la editorial intenta rellenar una pausa demasiado larga en el ritmo de publicaciones del autor. Por consiguiente, me digo, y para evitar peligrosas decepciones, iníciese la lectura con sumo cuidado y precaución. Hm.
……………. (esto soy yo leyendo los primeros artículos) ……………
Falsa alarma. Libro fascinante. Cerramos paréntesis).
El espíritu de Carroll sobrevuela la obra de principio a fin. Todas las secciones y cada uno de los artículos se abren con una cita de A través del espejo o El país de las maravillas, acompañadas de las ilustraciones originales de John Tenniel. Así, Manguel ha utilizado a Alicia para vertebrar de una manera coherente, inteligente e interesantísima esta colección de magníficos ensayos. Magníficos todos, sí, aunque, personalmente, a mí me ha sobrado uno, titulado “Jonás y la ballena”, de una ironía demasiado erudita para mi encéfalo.
El libro está dividido en ocho secciones, cada una de las cuales consta de unos cinco o seis artículos. Y la verdad es que el lector sale asombrado de la lectura del conjunto. La aparente facilidad con que Manguel nos revela aspectos sorprendentes de lo cotidiano, el modo en que nos acerca a Homero, a Borges o a Dante, la originalidad y profundidad de ensayos como “Breve historia de la página” o “Cómo aprendió a leer Pinocho”, o la sección “Crimen y castigo”, donde se ocupa de la relación entre literatura, política y religión, hacen de El sueño del Rey Rojo un libro inolvidable… difícil de recordar. Al releerlo en el momento en que escribo esto, me doy cuenta de que éste es lo que se llama un libro de cabecera. Un libro que quizá queramos leer de un tirón la primera vez, pero que sólo podremos apreciar verdaderamente en pequeños sorbos.
Una cosa que sorprende de Manguel (por lo menos a los que no lo habíamos leído) es el modo en que un hombre de rostro tan tranquilo y afable llega a ser tan beligerante al tratar ciertos temas. Tiene, por ejemplo, una especie de fijación con Bret Easton Ellis, a quien menciona en repetidas ocasiones como sinónimo de literatura basura; lanza a Vargas Llosa (por su justificación del indulto que concedió Menem a los acusados de crímenes durante la dictadura) una de las críticas más severas, inteligentes, bien fundadas y limpias de clichés, que he leído a un escritor; y, como último ejemplo, emplea la expresión “terrorismo literario” para los escritores gays que contribuyen a perpetuar el veredicto patriarcal que considera la homosexualidad una tara.
La lectura es un acto íntimo, por lo que un libro sobre nuestra experiencia lectora por fuerza tiene que ser un libro muy personal. A los ya mencionados, hay que añadir, por ejemplo, ese desgarrador artículo en el que Manguel nos cuenta cómo descubre que el profesor de literatura que tuvo en secundaria, el que más admiraba, aquél que le enseñó a apreciar El Quijote y a ser lector, el mismo profesor que había sido para él “la esencia misma del maestro que inspira e ilumina”, había trabajado al servicio de la dictadura y contribuido al arresto, tortura y muerte de algunos de sus antiguos compañeros de estudios.
Naturalmente, no todos los artículos tienen un tono tan sombrío. Este es un libro sobre el buen leer, y, como tal, a veces es alegre, triste, airado, divertido, indignado, conmovido o esperanzado, pero siempre interesante.
El sueño del Rey Rojo es, en resumen, una extraordinaria colección de artículos que, pese a estar organizados de una manera lógica y coherente, se prestan más bien a ser leídos al azar, con la seguridad de que cualquiera que elijamos nos entretendrá e iluminará.
Fascinante la reseña y el libro, me lo pienso leer! Además que me llama mucho la atención este autor que fue lector de Jorge Luis Borges. Gracias.
Muy buena reseña! Un libro de artículos que por lo que cuentas, tiene pinta de imprescindible. Más que anotado!
Besotes!!!
Gracias Margarita y Monsieur. La verdad es que he disfrutado mucho con la variedad de artículos y con el estilo de este autor, de conocimientos enciclopédicos y una escritura clara y transparente. Espero que lo disfrutéis vosotros también.