El temor de un hombre sabio

El temor de un hombre sabio, de Patrick Rothfuss

Ya han pasado casi dos años y medio desde que se publicara en nuestro país El nombre del viento, una auténtica revelación editorial que consiguió que un libro de fantasía se catapultara a las primeras posiciones de las listas de los más vendidos, colmara los escaparates de todas las librerías y llegara a la friolera de más de veintidós ediciones publicadas en nuestro país, una cifra que solo los títulos más comerciales han llegado a alcanzar. Dos años y medio desde que Kvothe nos contara el principio de su historia: cómo su familia fue brutalmente asesinada, cómo sobrevivió a duras penas en la ciudad de Tarbean y sus desventuras para conseguir ser alumno de la Universidad y comenzar sus estudios como arcanista. Ahora, ha llegado la hora de El temor de un hombre sabio, el segundo día de la Crónica del asesino de reyes, en el que nuestro campeón alcanzará la madurez en muchos sentidos y seguirá recorriendo el mundo para intentar culminar el objetivo que tanto tiempo lleva persiguiendo: acabar con los Chandrian, los seres que aquella aciaga noche asesinaron a su familia por contar historias que no deberían haber contado. Vamos a intentar acercarnos a los acontecimientos de este segundo libro intentando destriparlo lo menos posible. Esta es la historia de Kvothe, quizá hayáis oído hablar de él.

Patrick Rothfuss sorprendió a propios y extraños con su ópera prima. El nombre del viento fue un título de fantasía que consiguió sacudirse de encima todos los prejuicios que pudiera haber hacia el género gracias a haber imaginado un mundo verosímil, a no abusar de los clichés y a una prosa clara, sencilla y casi poética. En El temor de un hombre sabio, Patrick lo vuelve a conseguir. A nivel narrativo, el libro es exactamente igual que su predecesor, e incluso superior en ciertos momentos. Kvothe sigue buscando venganza, Denna, escabulléndose cuando le interesa, Ambrose, haciendo imposible la vida de nuestro héroe y el día a día en la universidad se hace todavía más cuesta arriba. La narración continúa exactamente en el lugar donde se quedó con El nombre del viento, otro semestre más después de que Kvothe y Denna se las vieran con el draco herbívoro con adicción a la resina de denner. En esta ocasión, nuestro héroe se las volverá a ver y a desear para pagar la matrícula del nuevo curso, y tendrá que volver a pedir los favores de la prestamista Devi, que lo pondrá en un serio aprieto.

Una de las grandes mejoras que vamos a encontrar en El temor de un hombre sabio con respecto al primer título es que en esta ocasión vamos a encontrarnos con muchas más localizaciones. Kvothe se ve obligado a abandonar la Universidad y, al contrario que en el primer libro en el que nuestro héroe no recorría demasiados lugares diferentes, tendrá que viajar lejos del lugar que empezaba a considerar un hogar. A parte de pasar algún semestre más en la universidad, su búsqueda de los Chandrian lo llevará a vivir las intrigas palaciegas de la corte del maer Alveron y a viajar hacia las lejanas tierras de Ademre, donde habitan los mercenarios adem, para aprender allí su intrincado lenguaje de signos y los misterios del Lethani, una disciplina muy particular que afecta los cimientos de la conducta de estos. Todas estas localizaciones nuevas que Kvothe tendrá que recorrer, y que, como comentábamos antes,solventan uno de los principales problemas que se le podían achacar al libro anterior, llevarán a nuestro protagonista a conocer a todo tipo de personajes diferentes que lo pondrán a prueba y que, poco a poco, lo irán acercando hacia su objetivo final. Personajes que lo harán madurar en muchos aspectos y que, incluso, harán que ya nadie vuelva a verlo de la misma manera.

La narración de la historia de la vida de Kvothe también tiene lugar en la taberna de Kote, el pseudónimo que nuestro héroe tabernero ha adquirido para pasar desapercibido. Se alternarán los capítulos de interludio en los que la acción tiene lugar en la taberna mientras Kvothe, acompañado de su inseparable Bast, le cuenta su historia al Cronista, que ha decidido desenmarañar los misterios de su épico relato. Nos encontraremos con que en esta ocasión los interludios en la narración de Kvothe son más escasos y los capítulos se centran mucho más en la narración de la historia del protagonista en sí, pero no tienen desperdicio y,  sobre todo los últimos, nos dan más pistas sobre el Kvothe adulto que cuenta la historia de su vida y sobre su rechazo a los poderes que lo han convertido en la figura de leyenda que representa.

Si hay algo negativo que se le pueda achacar, no al libro en sí, sino a la historia, es lo poco realista que puede llegar a parecer el héroe. Kvothe es un muchacho huérfano que ha vivido una infancia muy dura, pero sigue siendo un niño de dieciséis años, algo que no parece afectar la manera adulta en la que termina tratando todo lo que le ocurre. No parece un adolescente, siempre tiene respuesta para todo y sale indemne de todo tipo de peligros. La Cronica del asesino de reyes es el relato de la historia de un héroe destinado a cambiar el mundo, o eso quiere hacernos entender Rothfuss, con todo lo negativo que ello conlleva. Por mucho que se quiera humanizar a Kvothe y lo inflada que pueda estar su leyenda a oídos de los demás, sigue siendo demasiado, y nuestro héroe parece un personaje sobrenatural con el que cuesta mucho empatizar.

En definitiva, las más de mil doscientas páginas que vamos a leer con El temor de un hombre sabio nos volverán a tener en vilo durante todas las semanas que necesitemos para terminarlo. Volveremos a llevarnos el libro a todas partes, volveremos a mancharlo de café, volveremos a arrugar las páginas en el fondo de nuestro bolso y volveremos a intentar prestárselo a todo el mundo para hacerlos partícipes de la segunda parte de la historia de Kvothe; y es que El temor de un hombre sabio nos devuelve a ese mundo que tanto tiempo llevamos esperando. Seguimos buscando a los Chandrian para vengarnos por lo que le hicieron a nuestra familia, y buscaremos en cada rincón del mundo conocido para encontrar cualquier pista que nos acerque a ellos, aunque tengamos que viajar semanas a pie, llamar al mismísimo relámpago, encontrarnos cara a cara con el Cthaeh y susurrar el nombre del viento más veces de las que quisiéramos.