Desde que el humano es humano ha mirado al cielo y ha soñado con surcar las estrellas. Las miradas curiosas de los astrónomos mayas se toparon con Venus más de dos mil años antes de que Júpiter encandilara a Galileo Galilei. El astrónomo neerlandés Christiaan Huygens desentrañó el misterio del anillo de Saturno, algo que jamás hubieran podido imaginar los antiguos asirios que, en el siglo 700 a.C., miraron al cielo y consiguieron vislumbrar al planeta anillado. Planetas y estrellas han sido, son y seguirán siendo objeto de estudio para unos y de disfrute para otros. ¿Cuántas veces habré perdido la noción del tiempo observando “El lucero del alba”? ¿Por qué cada noche me permito unos minutos para observar la Luna antes de caer en los brazos de Morfeo? ¿Valió la pena aquella noche de agosto que quitándome horas de sueño fui a la caza de algunas perseidas? Sí, por supuesto. Si te haces preguntas similares, si en cuanto anochece contemplas el cielo y sientes en las entrañas que somos apenas una mota de polvo en un inmenso lienzo, si tu curiosidad te lleva a sondear la bóveda celeste a través de un telescopio, el libro del que hoy voy a hablar te resultará imprescindible.
Lonely Planet, la editorial experta en guías de viajes, ha decidido que sería una buena idea que nuestras próximas vacaciones las pasáramos descubriendo el cosmos. Ponte el traje espacial, sube a la nave, relájate mientras oyes la cuenta atrás y deja que te guíen en un trayecto en el que descubrirás nuestra íntima relación con el infinito. El Universo es la primera guía de viajes que nos llevará donde ninguna otra se ha atrevido. ¿Y cómo funciona este manual del viajero interestelar? El criterio para clasificar temas, lugares y otras explicaciones anexas es similar a cualquier otra guía de viajes que hayas utilizado en tu vida. Así pues, tras la presentación del divulgador científico Bill Nye, una breve explicación de la escala del universo, además de información valiosa sobre telescopios, seremos lanzados a un viaje increíble por nuestro sistema solar.
Empezaremos nuestro peregrinaje por el Sol e iremos saltando de un planeta a otro, siempre con la Tierra como referencia. De esta manera, descubriremos que la temperatura media de Venus es 455 ºC más alta que en la Tierra o que el espesor medio de los anillos de Saturno es de solo 10 metros en algunos lugares. Ningún rincón de nuestro sistema solar (que haya sido descubierto previamente) quedará sin visitar. El Sol, los planetas y sus satélites serán debidamente radiografiados, empezando por su historia para seguidamente describirnos de forma cronológica cuándo y por quién fue descubierto y qué misiones han sido llevadas a cabo para saber más de ese rincón. Si de nuestro astro rey se trata es elemental que nos hablen de las erupciones solares y de los diferentes tipos que existen, pero igualmente interesante resulta descubrir qué lugar ocupa en la cultura popular. Y esto nos llevará del antiguo Egipto a Waiting for the sun el tercer álbum de la célebre banda de rock The doors. Es indudable que esta guía es minuciosa a la hora de dar datos curiosos, pero también lo es con los detalles así como con la información más actual. No es de extrañar pues que nos hablen del descubrimiento que hizo en 2019 el telescopio Subaru o del alunizador chino Chang’e 4 que en ese mismo año se posó en la cara oculta de la Luna.
Bien, el sistema solar es interesante, pero, ¿qué tal si nos damos una vuelta fuera del vecindario? Tras dejar atrás el cinturón de Kuiper, más allá del pobre Plutón y su crisis existencial, continuaremos nuestro viaje hacia los confines del universo conocido. Más de cincuenta planetas extrasolares nos esperan. Las coordenadas celestes de una precisión milimétrica servirán para encontrar el planeta que deseamos visitar. En algunos casos la guía también nos explica cuánto tiempo emplearíamos en ese supuesto viaje interestelar. Una escapadita hasta el sistema Épsilon Eridani solo nos tomaría 10 años luz.
Más allá de los sistemas planetarios y de los objetos estelares, a miles de millones de años luz de la Tierra, discerniremos la estructura del universo a través de las galaxias. El viaje llega a su fin. Pero esta maravillosa enciclopedia de bolsillo titulada El Universo y publicada por geoPlaneta no solo goza de un lenguaje ameno y accesible a la par que de un rigor científico legitimado por la colaboración de la Jet Propulsion Lab de la NASA, sino que además tiene un apartado visual cautivador. Cada planeta, cada estrella, cada galaxia tiene su fotografía o representación artística. La Tierra, con fotografías de la Gran Barrera de Coral, el desierto de Atacama o el Everest se muestra en todo momento como ese único lugar en el que podemos habitar y que debemos proteger a toda costa. Por otro lado, y solo en algunos casos (la Luna o Marte, por ejemplo), imágenes de mosaico tomadas por naves no tripuladas nos mostraran la superficie del planeta. En otros, a través de infografías o representaciones artísticas, nos haremos una pequeña idea de la pinta que tienen esos lugares que se encuentran en los confines del universo observable y a los cuales, y de una forma tan intrínseca como inextricable, nos hallamos maravillosamente unidos.