¿Recordáis algún verano de vuestra infancia con especial cariño? La verdad es que yo guardo muy buen recuerdo de casi todos ellos. La infancia es una etapa maravillosa en la que todos los niños deberían ser felices. Pero no voy a ahondar mucho en este tema, porque conociendo el mundo en el que vivimos, me pongo de muy mal humor.
Como nosotros éramos familia numerosa, los viajes a la playa en verano eran una pequeña odisea. Mi madre siempre se ponía nerviosa, mi padre se mareaba, el coche se llenaba de maletas para quince días (o tres meses) y en la parte trasera dos adolescentes y dos niños nos acomodábamos como podíamos durante cuatro horas de viaje. Ah, qué tiempos aquellos, ¿verdad? Recuerdo con cariño aquellos viajes en familia, aquellas playas de Cádiz, Málaga y Huelva, a mis primos. Recuerdo que varios veranos llegamos a juntarnos en aquellos bloques de apartamentos más de treinta niños. Eso sí que era una pandilla de verano. Lo pasábamos tan bien juntos que el último día, el de la despedida, aquello se convertía en un drama de llantos y promesas de cartas. Cómo me gusta pertenecer a las últimas generaciones que no tenían móviles y todavía se escribían cartas.
De esto mismo trata El verano de Raymie Nightingale, de una niña, una promesa e insólitas amistades de verano. Cuando Raymie descubre que su padre se ha largado de casa con una asistente de dentista se le ocurre el plan perfecto para hacer que vuelva a casa con ella y su madre. Se presentará al concurso Pequeña Miss Florida 1975, lo ganará y cuando el padre vea las fotografías de su hija en el periódico volverá a casa. Un plan aparentemente sencillo que llevará a la pequeña Raymie a vivir un montón de inolvidables aventuras.
Pero, para poder ganar el concurso, Raymie acude a las clases de bastón de la campeona Ida Nee. Así podrá deslumbrar a todos con su habilidad con el bastón. En las clases conoce a Beverly, una niña fuerte y segura de sí misma dispuesta a sabotear el concurso. También conoce a la dulce Louisiana , quien quiere ganar el concurso para conseguir el dinero y poder vivir bien con su abu sin tener que ir al hospicio. Tres niñas que no tienen demasiado en común más que el vínculo que les une, a su manera, al concurso Pequeña Miss Florida.
De algún modo las niñas se necesitan. Ya sea para ayudar a Raymie a recuperar el libro que olvidó en la residencia de mayores cuando trataba de realizar una buena acción, para ayudar a Louisiana a rescatar a su querido gato Archie del Refugio de animales o para hacer descubrir a Beverly ese lado más dulce que parece que olvidó cuando su padre se fue. A pesar de las diferencias todas tienen algo en común, todas tienen un secreto y muchos motivos para ser felices.
La exitosa Kate DiCamillo ha escrito una preciosa novela de amistad llena de valores. El verano de Raymie Nightingale nos habla de lazos invisibles que forjan amistades de verano, nos habla de diferencias que unen, del respeto y el amor por encima de todo. Una novela que encantará a los lectores más jóvenes y que yo, cada vez más fan de la literatura juvenil, he disfrutado como una niña.