La crisis de refugiados que vive Europa hoy es, en realidad, la crisis de sus valores. Hay algo verdaderamente alarmante en esta sociedad donde los adultos se sienten incapaces de sentir, prácticamente de reconocer, al otro. Algo que se ha roto y que es probable nos lleve demasiado tiempo volver a juntar. La dificultad de El viaje radica precisamente ahí. En explicar a los más pequeños algo que a nosotros mismos seguramente se nos escapa. La dolorosa, prácticamente imposible, búsqueda del que, por necesidad, se ve obligado a abandonar su hogar y su entorno y asumir un trayecto repleto de obstáculos.
Ese es el largo viaje –largo, muy largo–, del que nos habla Francesca Sanna en su hermoso cuento, con el que me estreno en esto de la literatura infantil, y que ha conseguido fascinarme tanto a nivel artístico como en lo personal.
A lo largo de sus páginas, su autora nos cuenta pues la historia de una madre y sus dos hijos que huyen de la guerra para buscar un lugar seguro. No un mundo mejor. Tampoco igual. Porque la seguridad es ese valor en alza que todos damos por supuesto hasta que lo hemos perdido. Es entonces cuando todo lo demás se tambalea.
Así las cosas, la artista italiana, que obtuvo la Medalla de oro de la Sociedad de Ilustradores de Nueva York a sus 23 años por este título, confiesa que su viaje, en realidad, se inicia por primera vez en 2013, después de conocer los testimonios de dos internas de un campo de refugiados en Italia. En su obra, que es además su debut, aúna estas y otras historias, que recogería después, en una sola voz, la de un niño, con un tono perfectamente digerible y fácil de asimilar por el público infantil al que se dirige.
A ello ayuda en parte esta preciosa edición cuidada hasta el detalle que a España llega de la mano de Impedimenta –bajo el sello de su nueva colección para niños, La Pequeña Impedimenta,– y de la que es difícil no enamorarse a primera vista. Pero también influye, sin duda, las bellas ilustraciones de su joven autora.
Sanna que, a través de tierra, mar y aire, aborda primero la guerra y después el desplazamiento de sus personajes con mucho mimo y extremado tacto, utiliza el virtuoso lenguaje de sus dibujos para acompañar a sus protagonistas a través de esta travesía. Del negro más absoluto al cielo azul más abierto, El viaje es una historia de superación, integridad y fortaleza. Pero también de fe y de esperanza.
El trasfondo que subyace es la necesidad de hacer visible al otro. De contar este mundo que nos gustaría no tener que volver a explicar. Una historia universal que llama irrevocablemente a la solidaridad, la empatía y la humanidad. Y lo logra, además, con una profunda belleza.