El viajero sobre la tierra, de Julien Green
Un relato lleno de misterio y tensión que combina el cuento gótico, la novela psicológica y la investigación periodística.
La seducción nace de los pequeños detalles. Un título sugerente, una atractiva portada, una recomendación de Borges comparando al autor nada menos que con Kafka o James o una edición cuidada y de calidad pueden hacer que un libro sea irresistible. Detalles que en este caso se prodigan hasta el final del volumen, donde la editorial incluye una nota animando a recomendarlo, prestarlo o regalarlo tras su lectura. Pero si no hay algo más, algo sólido, esa seducción se quedará en capricho pasajero o conducirá a la decepción.
El viajero sobre la tierra puede dejar muchos sabores en la boca después de su lectura, tanto dulces como amargos, pero difícilmente el de la decepción estará entre ellos. En este relato lleno de intensidad y misterio Julien Green, con una habilidad sorprendente para tratarse de su primera obra, consigue que su obra crezca desde la atracción inicial, con un comienzo intrigante pero convencional, hasta dejar una huella inolvidable en el lector.
“Hace unos cuantos años, el autor de esta traducción que vamos a leer se encontraba en una ciudad de los Estados Unidos cuando, al azar de una pequeña investigación literaria, se encontró entre sus manos con unos documentos de un carácter tan extraño que se entretuvo en copiarlos por entero; pero como quiera que se refieren a cosas lejanas y olvidadas hasta en el país donde ocurrieron, no sería adecuado presentárselos al lector sin remontarse a los orígenes del asunto y evocar un acontecimiento que conmocionó en 1895 a la ciudad universitaria de Fairfax.”
Esta fórmula, con un narrador que transmite al lector una misteriosa historia que ha oído o leído tiempo atrás, viene a ser el “érase una vez” de los cuentos góticos, así que, de entrada, El viajero sobre la tierra debe ser una historia gótica de terror. O no.
Daniel O’Donovan es un chico tímido e inocentón, un huérfano que ha sido criado por sus tíos en un ambiente de reclusión. Solitario y reprimido, ha pasado su existencia entre libros y lo desconoce todo sobre la vida. Pero un día hace acopio del poco carácter que tiene y toma una decisión: se irá de casa para completar sus estudios en Fairfax. Allí, incapaz de comprender lo que le rodea, pasa unos pocos días plagados de sucesos inexplicables, hasta que su cuerpo sin vida es hallado flotando en el río.
El primero de los documentos encontrados por el narrador es el diario que Daniel escribió en aquellos días de su iniciación —y de su descenso a los infiernos— en Fairfax. Ese diario revela al lector los acontecimientos que rodearon la muerte de Daniel, pero también sirve para penetrar en lo más profundo de su alma ya que, mientras escribe esas páginas, por primera vez en su vida se enfrenta a sus miedos y obsesiones, descubriendo que quizá no era la clase de persona que siempre creyó ser.
“De nuevo me sentí trastornado y me parecía que de repente estaba huyendo de alguien. Pero ¿he dicho ya que padezco ataques de pánico cuyo origen y motivo desconozco? Esa es mi enfermedad, eso es lo que mi vida tiene de triste y humillante y por lo que, incapaz de explicármelo, sufro. ¿Por qué no seré yo como todo el mundo? Tengo a veces la sensación de que detrás de todo lo que hago, de todo lo que pienso, hay muchas cosas que no comprenderé jamás. ¿Vienen esas cosas de mi cerebro? Y si vienen de dentro de mí, ¿cómo es que me son tan ajenas? ¿Será que no me pertenezco? ¿No puede ser que una parte de mí escape a mi voluntad?”
Julien Green es más conocido por su obra autobiográfica que por sus novelas; su Diario y sus memorias, tituladas Los años jóvenes, se cuentan entre las cumbres del género por su valentía y su honestidad: pocos escritores como él se han atrevido a desnudarse ante el lector de un modo tan descarnado, plantando cara a sus fantasmas —la religión, la homosexualidad, el horror de la guerra— con un valor y una naturalidad poco comunes. Este relato queda a medio camino entre la biografía y la ficción, pues si bien los hechos narrados son imaginarios, y en cierta medida fantásticos, el ejercicio de introspección y autoconocimiento que lleva a cabo Daniel en su diario tiene su paralelismo con lo que atormentaba a Julien en la vida real. Ninguno se oculta nada, aunque no lo digan explícitamente; ambos se adentran en lo más oscuro y temible del alma, la frustración, el deseo, los miedos… y la muerte.
Suicidio, accidente o asesinato, el diario de Daniel se interrumpe el 10 de septiembre; nadie describe su propia muerte. Ahí Green da un giro a la narración y el cuento gótico que poco a poco se había ido convirtiendo en una narración psicológica se transforma de repente en investigación policial o periodística. El viajero sobre la tierra sorprende hasta la última página.
Diario, novela de iniciación, relato gótico de terror, historia de suspense, investigación periodística… todo magistralmente escrito y en tan sólo cien páginas: El viajero sobre la tierra no necesita detalles para seducir al lector, pero está repleto de detalles fascinantes hasta el final.
Parece de las que más me gustan a mí. A ver si logro dar con él.
Creo que sí que te gustará; tiene todo el encanto de un cuento gótico pero se nota que es un texto más moderno y más complejo. Gracias por tu comentario, Leire.