Elijo a Elena de la escritora, ex gimnasta y jurista australiana Lucia Osborne-Crowley es la historia de la superación a la brutal violación que sufrió a la edad de quince años. En este libro, la autora se centra en la etapa posterior al hecho traumático, a las enfermedades crónicas que el silencio le provocó, el dolor incompresible durante años, así como del tiempo que le tomó aceptar el suceso y poder así, iniciar su recuperación.
Este libro me ha dejado sin palabras. Me gustaría avisar previamente (debido a que se trata de un tema delicado) sobre el hecho de que la autora relata brevemente las circunstancias de la agresión sexual que sufrió y de sus posteriores consecuencias, pero también mencionar que el foco del libro se halla en su recuperación posterior y de cómo aceptó que la agresión estaba íntimamente conectada con todo lo que le ocurría física y psicológicamente. Narra así también, los hechos que la llevaron a abordar el trauma y a empezar a buscar la ayuda que la llevaría a iniciar su recuperación.
En Elijo a Elena, Osborne-Crowley arranca narrando su pasado como gimnasta en el equipo nacional de Australia y sus sueños por convertirse en gimnasta olímpica. Dicho sueño queda truncado por la agresión sexual y las terribles consecuencias que ésta dejó en su cuerpo y sobretodo, en su control sobre el mismo. Así pues, después de ello, Lucia Osborne-Crowley se pasó una década sufriendo dolores espantosos, consecuencias de dos enfermedades crónicas derivadas del suceso: endometriosis y la enfermedad de Crohn. Asimismo, mediante su relato, la autora reflexiona sobre los aspectos psicológicos y físicos del trauma, de la disfuncionalidad del cuerpo que ha sufrido un suceso traumático, de su experiencia acudiendo a las consultas de doctores que no lograban dar con el diagnóstico adecuado, de la negación por parte de gran parte de los profesionales de la salud al dolor físico en las mujeres, de los mitos entorno a la violación, pero sobretodo, Osborne-Crowley nos habla de esperanza y de su decisión de no dejarse influir por la violación, sino de aprender a dejarse influir por aquello que ella desea y le inspira, entre ello, por las escritoras que la ayudaron en su recuperación, de esas voces femeninas que la acompañaron en el proceso, entre ellas, su escritora favorita, la italiana Elena Ferrante. El relato de Lucia es conmovedor y desgarrador, pero increíblemente necesario, siento que de algún modo, este libro se me ha quedado dentro y considero que debería ser leído por todo el mundo, especialmente por aquellas personas que se muestran escépticas ante los testimonios de las víctimas de agresiones sexuales.
Me hallo profundamente conmovida, el libro está bellamente escrito, a pesar de que durante su lectura desees que ojalá que los hechos narrados por la autora no hubiesen ocurrido, y que ojalá que ni ella ni nadie pasase por tales traumas. No querría destripar nada debido a que su extensión es muy breve, pero sí me gustaría hacer hincapié en el hecho de que este libro es una de mis mejores lecturas de este año y probablemente, de toda mi vida.
Leedlo.