Todavía recuerdo cuando vi aquel documental en el que una reportera muy conocida hablaba de lo dura que había sido para ella la maternidad. Confesó que ser madre no la hizo feliz, que lo pasó muy mal y que se sintió muy culpable al hablar de todo esto. Y básicamente se debía a que la maternidad estaba —y sigue estando— muy idealizada. La sociedad nos dice a las mujeres que ser madres nos completará, que solo seremos felices cuando creemos vida y que ser madre es lo más bonito que nos puede pasar.
Pero ¿qué pasa con todas esas mujeres que sienten cierto arrepentimiento? ¿O con aquellas que tienen pánico a hacerlo mal? ¿Y qué hay de esas que caen en una tremenda depresión a causa del embarazo o del parto? Son temas que hasta hace poco eran considerados tabú y de los que nadie se atrevía a hablar. Hacer como que algo no existe ayuda a no verlo.
Pero no es así.
El libro que vengo a recomendaros hoy habla de este tema abiertamente. Se trata de Elijo el arcoíris, de Lucy Chibimundo. Nos cuenta en primera persona la experiencia de su maternidad. Ella decide ser madre junto a su marido. Tras año y medio intentándolo, las dos rayitas aparecen por fin en el palito. ¿Y ahora qué? Empiezan los miedos: a no ser buena madre, a no hacerlo bien, a que le pase algo al feto, a que le pase cuando nazca, a no dar la talla, a no ser la madre que ese bebé se merece. Un montón de preocupaciones se fueron agolpando en su cabeza. Y esto no mejoró el día que el bebé por fin nació. Aquello fue como una bomba dilapidando la vida de esta mujer por completo.
La depresión comienza a hacer mella en ella, tanto que incluso se plantea muy seriamente la idea del suicidio. Mientras tanto, antidepresivos para poder pasar los días de una manera medio digna se convirtieron en sus aliados y los cortes se fueron sucediendo en sus muñecas. El bebé fue creciendo y ella lo miraba impasible, dejando pasar las horas y los días. Un cúmulo de cosas que un día terminó por hacerla reventar.
Leer este libro es toda una experiencia. Yo no soy madre ni sé lo que es estar embarazada. Pero lo que tengo claro es que sí que quiero serlo algún día. Tampoco sé si podré siquiera quedarme embarazada o si la lucha por conseguirlo pase por someterme a algún tipo de tratamiento. Quizás ni eso funcione y la única alternativa sea adoptar. Todas esas cosas pasan por mi mente a menudo y todavía no soy madre. Así que no me quiero ni imaginar a qué velocidad volarán las preocupaciones por mi mente cuando lo sea.
Leer cómo una mujer abre su mente y vacía su contenido de esta manera es algo que desgarra. No os voy a engañar: cuando empecé Elijo el arcoíris pensé que tardaría en leerlo una tarde, ya que se trata de un libro cortito con capítulos cortos que hace que tenga un buen ritmo. Además al estar contado en primera persona, la lectura se hace muy amena y el mensaje cala rápidamente en el lector. Pero el problema vino cuando me di cuenta de su contenido. La autora no se deja nada en el tintero y lo da todo para que la sociedad se entere de una vez que ser madre implica muchísimo más que dar a luz. Leer este libro me ha resultado durísimo, por lo sincero de su relato, por la manera en que la autora lo cuenta y por el miedo que genera saber que eso nos puede pasar a todas.
Nunca había leído un libro así, tan sincero. Imagino lo difícil que debió de ser para Lucy Chimibundo tomar la determinación de plasmar por escrito todo lo que su mente contenía. A sabiendas de que mucha gente no lo entendería. Tal vez ni su propio entorno, porque no es fácil hablar de la depresión y mucho menos si esta viene derivada de un embarazo. Pero esto es así, la depresión existe por mucho que la sociedad intente mirar hacia otro lado cada vez que sale a colación. Y no, no se cura yéndose un fin de semana al campo a desconectar ni dándose un baño de burbujas. La depresión es una enfermedad que se queda dentro amenazante, que jamás termina de desaparecer y con la que hay que lidiar de por vida, ya sea con tratamiento, medicación o terapia. No vale con mirar la vida con otros ojos cuando son tus ojos los que tienen el problema.
Por eso me ha resultado desgarrador leer todo esto. Conozco la depresión, y más en concreto la que se deriva de un parto. Me ha tocado vivirlo muy de cerca y nadie lo comprende. Se achaca al cansancio que produce estar despierta tantas horas, al miedo de no saber si será una buena madre o no, incluso a lo paranoica que sea esta con su hijo. Pero no, Lucy Chimibundo nos lo deja muy claro: la depresión es mucho más que esto.
«Yo era mejor madre antes de ser madre». Me quedo con esta frase que retrata perfectamente el contenido del libro y lo que nos podemos encontrar dentro de él. Un relato, como digo, sincero y desgarrador que creo imprescindible para entender una cara más de la maternidad. Para mujeres que se sienten culpables por no estar a la altura, para aquellas que no comprenden por qué no se sienten felices después de dar a luz, para los hombres y mujeres que están al lado de una madre que no sabe gestionar sus emociones. Y para ti, que, sea cual sea tu caso, seguro que sabes encontrarle provecho a esta historia tan llena de esperanza como de realidad.
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