Tenía ganas de leer alguna novela japonesa contemporánea para ver como es la vida de la gente común, sus problemas, sus alegrías, sus sueños e ilusiones; y creo que Mitsuyo Kakuta me ha ofrecido mucho más de lo que yo pensaba que podría encontrar en una sola obra literaria.
Y es que la autora de Ella en la otra orilla me ha parecido una gran transmisora del mundo en el que se mueve, no es de extrañar que sea una de las escritoras más vendidas en Japón, pues de la misma forma que yo he creído lo que cuenta, será interesante para un japonés verse reflejado en las novelas de esta escritora.
Y es que no deja de ser importante tener referentes de este tipo, autores que nos muestran la realidad que estamos viviendo pero desmaquillada, desenvuelta ya de ese papel que la hacía parecer un regalo. Aquí lo que queda es la vida en bruto.
Ella en la otra orilla nos presenta el día a día de Sayoko, una mujer que decidió dejar su trabajo al casarse para dedicarse a su casa y a su familia. En la actualidad tiene un hijo de tres años, Akari. Es posible que en el reflejo de su hijo, de su forma de actuar y sus dificultades de comunicarse con el resto de niños, le haga reflexionar y decidir empezar a tomar decisiones; y no serán fáciles, porque la vida está llena de obstáculos que son más difíciles de afrontar cuanto mayor es nuestro grado de inseguridad.
Sayoko decide retornar a la vida laboral, y la autora nos muestra las inmensas dificultades con las que se habrá de enfrentar, que no son, por otra parte, distintas a las que nos tenemos que enfrentar en el mundo occidental, o por lo menos en este en el que yo me muevo. Las mismas desesperanzas de Sayoco han sido las mías y las de mis amigas mientras nuestros hijos han sido pequeños. Cambian los mundos y cambian las culturas, pero los problemas de la mujer en general son los mismos en todas las partes.
Aparece en escena Aoi, su jefa, otro tipo de mujer, una mujer segura de sí misma a la que vernos crecer y evolucionar desde su adolescencia, y de la que tendremos referencias incluso de su infancia. Renace de unan tremenda situación de Bulling que debió afrontar, ya saben ese acoso escolar cada día más habitual o al menos más visible y del que es tan complicado salir; una historia contada en dos planos temporales y en la que seremos testigos excepcionales de toda la evolución.
Así pues la novela salta de pasado a presente y del presente al pasado, podemos ver las consecuencias claras de lo que la infancia hace con cada uno de nosotros; por qué es tan importante la educación, no sólo la escolar o la social, sino la familiar, donde tiene que estar el germen de la fuerza para afrontar la vida.
Al pensar en la importancia de la familia no me queda más remedio que recordar el famosísimo arranque de Anna Karenina aquello de que “todas la familias felices se parecen pero las infelices lo son cada una a su manera”. Una familia feliz y sólida debe ser sin duda el fundamento de la sociedad. Muchas veces pienso que en la vida estrictamente familiar es donde nos mostramos como realmente somos, ya saben, de puertas para dentro… Pero esto ya es divagar sobre una de las tantas cosas a las que nos puede llevar esta lectura.
Me alegra haber leído Ella en la otra orilla, un libro sencillo pero cargado de profundidad, donde queda reflejada la dureza de ser distinto en un mundo tan homogéneo, es triste no poder ser uno mismo, siempre tener que darle a los otros esa parte uniforme de nosotros, cuando seguramente esa otra que queda en el interior es la más relevante, y la que mayor felicidad nos daría de ser libres para mostrarla.
Me lo voy a regalar para Navidades, que todavía siento curiosidad por cómo combina lo moderno importado de nuestra cultura occidental con sus propios cimientos orientales, en la que el individualismo se vive tan diferente a la nuestra. Y luego la posición de la mujer, tan integrada pero no por eso sin misoginia. Me gusta el ritmo soso que me resulta realista de los libros japoneses, que sin embargo, me dejan más marca que otros ritmos más rimbombantes, jeje.
Lo leeré y volveré.
¡Feliz Navidad!
Es cierto que tenemos referentes orientales o muy anteriores a nuestra generación o demasiado occidentalizados, no es este el caso, estamos hablando de una escritora actual que cuenta cosas actuales aunque el ritmo es ese que tanto te gusta, porque deja poso!!
¡Buen regalo, el que te haces!
Besicos !