Hace un tiempo leí una novela que me obsesionó bastante. Se llama Pretty girl-13 y se la recomendé a todos mis familiares y amigos. Era una novela que jugaba con la mente del que la leía y que hacía dudar al lector de todo. Jamás pensé que un libro con ese título pudiera llegar a gustarme tanto, pero así fue. Desde entonces busco historias parecidas pero, la verdad, hasta hoy no las había encontrado.
Así que imaginaos lo que significa para mí encontrarme con algo que llevaba buscando tanto tiempo. ¡Un milagro! Emma en la noche, de Wendy Walker, es lo que necesitaba y ahora vais a entender por qué.
Todo empieza cuando las hermanas adolescentes Cass y Emma desaparecen. El tiempo pasa y nadie sabe nada de ellas, no hay ni una sola pista, por lo que después de mucho tiempo de búsqueda, y sin haber encontrado nada, es inevitable pensar en lo peor y deducir que están muertas. Hasta que tres años después de ese fatídico día, Cass aparece, con la misma ropa que aquel día y sin Emma. Cuenta que han estado en una isla, encerradas en una casa. Insiste en que hay que ir a buscar a Emma cuanto antes. Los familiares no entienden nada y todo se convierte en una historia inconexa que no tiene sentido. La versión de Cass es cuanto menos extraña y el comportamiento de toda la gente que los rodea también. Algo está pasando, pero no sabemos el qué.
La historia está narrada por la propia Cass y, como digo, su versión es tan extraña, que el lector no puede evitar dudar de todo. Llega un momento en el que no sabe quién está diciendo la verdad, qué ocultan los familiares, ¡qué ha pasado con Emma! Y a todo ello se suma la aparición de una psicóloga forense que tratará a Cass y que intentará esclarecer los hechos a través de lo que su paciente le narra, dándose cuenta de que en esa familia nadie es normal y que todos ocultan mucho más de lo que aparentan.
Emma en la noche es un thriller psicológico que juega con nuestra mente. Nos da los datos con cuentagotas, los suficientes para que nuestra cabeza empiece a cavilar y se ofusque ella sola. Ya no sabemos en quién confiar, no sabemos si Cass dice la verdad, si los demás ocultan información, si alguien sabe de verdad qué pasó con las chicas. Todo ello con una narración que no da lugar a la tranquilidad y que hace que la lectura se convierta en algo agobiante siendo necesario llegar al final cuanto antes.
No había leído nada de Wendy Walker con anterioridad, aunque soy consciente de que su anterior título, No todo está olvidado, fue todo un éxito. Y tengo que decir que me he quedado con ganas de más. Lo que más me ha gustado de esta novela es el desarrollo de la personalidad de los personajes. Se nota que la autora se ha tomado su tiempo en concretar las características de cada uno de ellos, dándoles una historia creíble y una personalidad arrolladora que hará que este thriller sea todavía más interesante de lo que es.
Y lo que más os gustará, sin duda, es esa incertidumbre de saber si lo que está contando Cass es cierto o no. Es la protagonista, pero no sabemos hasta qué punto es buena o es mala. Y así con toda la familia. Y eso es lo que pasaba exactamente con la novela que os mencioné al principio y que tanto me gustó. Ese no saber si tu mente te está jugando una mala pasada y ese no saber en quién confiar es lo que ha hecho que este libro me durara nada y menos. Ay, más libros así, por favor.