Entrevista a Susana Fortes, autora de El amor no es un verso libre.
Estas pasadas Navidades, he tenido el placer y el honor de conocer en persona a Susana Fortes cuando vino a Pontevedra (por cierto ciudad natal de la escritora) a presentar su última novela “El amor no es un verso libre”.
Tengo que decir que mientras la oía hablar no dejaba de pensar lo muy interesante que me resultaba todo lo que estaba contando, que realmente decía cosas que merecían la pena ser escuchadas y que sería estupendo que los seguidores de Libros y Literatura tuvieran la misma suerte que yo. A partir de ahí, se dieron dos factores muy importantes: que yo venciera mi timidez natural y, mientras firmaba mi ejemplar, le pediera una entrevista y que Susana sea una persona amable y accesible. Así que no desaprovechéis la oportunidad de conocer un poco más a esta gran escritora. Os dejo con ella.
Para ir calentando motores y, antes de sumergirnos de lleno en “El amor no es un verso libre” nos gustaría que respondieras un cuestionario para conocerte un poco mejor como escritora:
1. ¿De día o noche?
La noche tiene prestigio, pero las mañanas dan mucho más juego.
2. ¿Un cigarrillo al lado?
Nunca. Soy alérgica, asmática y el cigarrillo sólo se lo permito a Humphrey Bogart en el cine y, muy de vez en cuando, a mi padre.
3. ¿El papel y la pluma han pasado a mejor vida?
En los viajes suelo llevar un cuaderno pequeño en el bolsillo de atrás de los vaqueros para apuntar, pero desde mi primera novela escribo directamente en el ordenador. No es tan romántico pero resulta mucho más eficaz.
4. ¿La inspiración llega por sorpresa, o sorprendentemente, siempre te pilla trabajando?
Más vale que me pille trabajando.
5. ¿Quién es tu mayor crítico?
En casa me dan bastante caña. Mi hija Carlota no me perdona ni una y mis amigos no son de halago fácil. Me gusta así.
6. ¿Qué personaje te gustaría que leyese tu libro?
Bueno ya puestos a pedir en barra libre, no me importaría que lo leyera Francis Ford Coppola.
7. ¿Qué libro(s) estás leyendo ahora?
Una biografía que me regalaron por Navidad, Franco confidencial, de Pilar Eyre. 700 páginas, pero se leen en un soplo. Y un libro de relatos estupendo de Alice Munro, Demasiada felicidad.
8. ¿Qué libro guardas como el más valioso?
La Odisea, una edición ilustrada que me regaló mi padre a los 7 años.
9. ¿Qué usas para marcar las páginas?
Tarjetas de embarque, billetes de tren, entradas de teatro, lo que se tercie.
10. ¿El mejor lugar para leer?
El sofá de casa, con manta, luz graduable y toda la tarde por delante. También me gusta leer en el tren, como Anna Karenina en ese capítulo en el que atraviesa la estepa rusa leyendo una novela inglesa con una linternita ajustada al brazo de su butaca.
Y, ahora sí, vamos con “El amor no es un verso libre”:
1. El eje de la novela es la historia de amor entre el Profesor Díaz-Ugarte y la Kate Moore, un romance basado en uno real entre el poeta Pedro Salinas y una joven estudiante norteamericana. Cuando presentaste el libro en Pontevedra, me gustó especialmente el relato de cómo llegas a esta historia partiendo de las cartas que Salinas le escribió a su joven amor Katherine Whitmoore. Para aquellos que no tuvieron mi suerte y no lo escucharon, ¿podrías contarlo aquí?
La novela arranca con la imagen de una mujer que mira por la ventana. Yo siempre digo que cuando un hombre se asoma a una ventana suele ver lo que tiene delante. Sin embargo, cuando lo hace una mujer, acostumbra a ver también todo lo que ha dejado detrás. Kate es la mujer que se asoma a la ventana al principio de esta historia. Fuera está nevando y falta muy poco para Navidad. Lo que ocurre al otro lado del cristal es algo que me dio bastante que pensar. Sobre todo porque mí nunca me ha ocurrido nunca nada parecido. Quizá es algo que sólo les ocurre a las personas especiales o a las que de verdad lo merecen. Pero creo que no debería ser más explícita en este punto.
2. Hay algo que me resultó realmente curioso y es que aunque en el libro no es protagonista de su propia historia de amor, Salinas hace un “cameo” en la novela. Tenía que aparecer por algún lado ¿no? Era preciso.
Bueno es una especie de vuelta de tuerca o travesura si lo prefieres, Hitchcook también aparecía en sus películas aunque no fuera preciso. En el caso de Salinas es mi manera de guiñarle un ojo al lector.
3. La Residencia de Estudiantes fue (y sigue siendo) centro neurálgico del saber y la intelectualidad de la época no sólo a nivel nacional sino también a nivel internacional. ¿Resultaba tentador escribir una novela “desde dentro”?
La Residencia de estudiantes, en la colina de los chopos, siempre me fascinó. Fue nuestro Bloomsbury particular, el escenario perfecto para la historia que quería contar, un ambiente moderno, culto, cosmopolita… Todos esos chicos con pantalones de pliegues, corbatas de pajarita y jerséis blancos de pico parecía que habían venido al mundo sólo a divertirse. Bohemios, brillantes, soñadores, elegantes,… Sin embargo todos los espejos tienen su lado oscuro y a veces al escritor le toca sacar los trapos sucios de una época como quien mete la nariz en una alcantarilla.
4. En “El amor no es un verso libre” relatas el que fue el gran escándalo de la Segunda República, en el que los ingredientes principales son la corrupción, los sobornos a políticos para intentar suavizar la legislación del juego (muy estricta en la época)… Cuando estalla lo hace de tal forma que se lleva por delante a lo más granado de los políticos de la época: alcalde de Madrid, Ministro de la Gobernación e incluso al mismísimo Presidente del Gobierno, Alejandro Lerroux. Mientras leía la novela, no podía parar de pensar que la historia es cíclica y está visto que no siempre de los errores se aprende. ¿Es una forma de hacernos ver que, a pesar de que han pasado casi 80 años, la situación actual no difiere mucho de la que había entonces? ¿Inconscientemente te sale la vena de profesora?
Quizá. En casi todas mis novelas hay un trasfondo histórico. En este caso, aunque el primer plano de la narración es una historia de amor, hay una trama histórica de suspense, con intriga psicológica de por medio. Cada personaje juega sus fichas en un intrincado tablero de ajedrez con implicaciones empresariales y políticas de primer orden. Una especie de caso Bárcenas de nuestra época. Pero el escándalo de aquella época tuvo consecuencias gravísimas y ahora da la sensación de que todos se van a ir de rositas. Tenemos una Historia muy retorcida. Cada vez que parece que estamos a punto de levantar cabeza y convertirnos en un país moderno y civilizado, siempre pasa algo que nos devuelve de golpe a las cavernas. En esta película van ganando los malos. Por ahora.
5. Confieso que soy fiel lectora de toda tu obra y, si bien es cierto que en todas tus novelas hay elementos comunes como amor, intriga así como una contextualización histórica concreta y una vasta relación de referencias culturales (cine, música, literatura…), todas ellas son totalmente diferentes entre sí. No hay un género común. ¿Miedo a encasillarse o la historia que surge es la que surge?
Las señas de identidad siempre están ahí. Cada cual tiene su propio territorio sentimental. En el mío suele haber mujeres que no se ciñen al guión que les marca la vida, un enigma cuya solución a menudo se halla en el fondo de uno mismo, un trasfondo histórico, como dices, intriga, amor, riesgo, cierta dosis de melancolía… En fin todas esas cosas que yo como lectora también busco en las novelas. Pero por otra parte, me gusta plantearme retos nuevos. Yo creo que para un escritor, una novela en la que no aprende algo distinto, es una novela fallida. Hay que arriesgar. Unas veces sale mejor y otras peor. En este oficio como en la vida no se puede ir siempre sobre seguro.
6. Tengo entendido que ahora mismo estás inmersa en dos promociones a la vez: la de “El amor no es un verso libre” y la de “Esperando a Robert Capa”, una novela publicada en 2009 y que no deja de traducirse cada vez a más idiomas. ¿A qué países está llegando ahora?
Ahora mismo acaba de salir en Brasil. Estoy con la promoción de El amor no es un verso libre aquí y la campaña de prensa de Capa allí. Un poco complicado por la diferencia horaria, pero gratificante. Hace un par de meses salieron las ediciones de Turquía, Taiwan y Hungría. Ha sido sin duda mi novela más traducida. Catorce idiomas y más de veinte países. Ya me gustaría apuntarme el mérito. Pero me temo que no es cosa mía, sino suya, de Capa y Gerda Taro. Al fin y al cabo se trata de dos grandes mitos del siglo XX.
7. Me gustaría destacar también tu trabajo como columnista del diario El País. Entiendo que es un tipo de escritura más dinámico que escribir novelas, pues todos los días hay noticias y todas importantes. Una vez te sientas delante del ordenador, ¿tu forma de proceder al enfrentarte a un artículo de opinión cambia totalmente o mantienes los mismos rituales que en tu faceta de novelista?
El columnismo tiene una cosa fascinante, y es que puedes tomarle el pulso a la vida. El periódico es algo muy vivo, directo, pegado a la calle, a la actualidad. La novela es otra cosa, una carrera de fondo, un trabajo más solitario también. Otra manera de ajustar cuentas.
8. Y ya para finalizar y como curiosidad, ¿hay alguna nueva historia rondando por tu cabeza?
Siempre hay historias burbujendo por el aire, pero todavía no ha llegado ese momento definitivo en que dices: me he enamorado y te metes de lleno en la novela como hacían antiguamente los exploradores sin billete de vuelta.
Gracias por responder a Libros y Literatura