Reseña del libro “Escándalos a la luz de la luna: Los hermanos De Vincent 3”, de Jennifer L. Armentrout
¿Qué autor nunca os defrauda? Venga, ¡pensad! Seguro que hay alguno que siempre os apasiona, que os enamora y engancha con todo lo que escribe. Para mí esa autora que nunca me decepciona y siempre me sorprende es Jennifer L. Armentrout. Leer cualquier libro escrito por ella es apostar sobre seguro.
Y más cuando se trata de una trilogía que comencé en noviembre de 2021. El primer libro, Pecados a la luz de la luna, fue una gran adicción a Lucian, ya que pude conocer al pequeño de los De Vincent, un hombre pícaro y mujeriego que demuestra ser un cacho de pan con un gran corazón que se derrite por Julia. Luego llegó en febrero de este año Seducción a la luz de la luna y me quedé embelesada con Gabe, el hermano mediano, el buenazo con un pasado que le persigue pero que termina afrontándolo de la mejor manera junto a Nikki. Y, ¿qué pasa con el mayor de los De Vincent? Sí, ese al que todos llaman Diablo. Ese que está como un tren, el más cañón de los tres hermanos. Ese al que hemos conocido de soslayo a lo largo de los dos primeros libros y del cual sólo sabemos que es frío y distante. Un estirado y un amargado. Sí, Devlin. Casi como un capo de la mafia. Nada se le escapa, todo lo controla, no tiene sentimientos. Es el hombre del corazón de hielo. Y por fin en Escándalos a la luz de la luna: Los hermanos De Vincent 3 podemos conocerlo a fondo, romper el muro y llegar a lo más hondo para descubrir si es cierto todo lo que se habla de él, o si por el contrario Devlin esconde un buen hombre en su interior capaz de enamorarse.
¿Amor y Devlin en una misma frase? Impensable antes de leer este último tomo. Pero, ¿quién será capaz de romper los esquemas de este arrogante y dominante ejemplar? Ni más ni menos que Rosie Herpin, una cazafantasmas obsesionada con la mansión de los De Vincent por los rumores de la maldición que rodea a la familia y los espíritus que merodean por la casa.
¡Vaya dos! La verdad es que este último volumen es el que más he disfrutado de los tres porque por fin aquí somos testigos de la aparición de diferentes fantasmas. Y es que el ambiente paranormal que se respira a lo largo de la trilogía no terminaba de reafirmarse en los anteriores libros, pero en este por fin lo hace. Y eso es algo que me ha encantado, ya que deseaba que ese rollito de mansión encantada se hiciera realidad de una vez por todas.
Además, Rosie se ha convertido en mi protagonista femenina favorita de las tres que han conquistado a los tres hermanos. Su carácter, su forma de ser, su pasado, su manera de afrontar la vida y lo valiente que se muestra con Devlin, mirándole a los ojos y respondiendo de forma perspicaz y sin miedo, consiguen que ella nos seduzca tanto a nosotros, los lectores, como al propio Devlin.
¡Vaya, vaya con Devlin! Jennifer L. Armentrout nos vuelve a deleitar con un narrador en tercera persona perfecto que nos introduce de lleno en la mente y la piel de este crush como lo es Devlin para que nos empapemos a fondo de sus secretos, sus miedos, sus anhelos y de esos sentimientos que empiezan a florecer por alguien tan distinto a él como lo es Rosie.
Del mismo modo, el narrador también nos ofrece el punto de vista de nuestra chica consiguiendo que experimentemos la historia de estos dos enemies to lovers de la forma más intensa que pueda existir.
Los diálogos subidos de tono entre ambos son el eje de esta historia y no tienen desperdicio. Sus pullas y sus encontronazos van dando forma a una relación casi imposible que Devlin nunca hubiera imaginado y Rosie menos, pero así es la vida, y a Jennifer L. Armentrout le encanta alegrarnos la nuestra con escándalos como estos.
Así, Escándalos a la luz de la luna: Los hermanos De Vincent 3, se convierte en el mejor de los tres libros por ser un cierre magnífico donde todas las piezas encajan y donde se aclaran muchas incógnitas acerca del senador y de la muerte del padre de los De Vincent; por regalarnos escenas paranormales con fantasmas del pasado y del presente; por ofrecernos unos protagonistas tan intensos como opuestos; y sobre todo por dejarnos para el final el plato más delicioso: conocer de verdad al más odiado de los hermanos De Vincent. El más apuesto, el más duro y el más frío: Devlin. Porque al fin y al cabo, el Diablo tenía fuego en su interior, como no podía ser de otro modo.