No sé qué tiene el agua que me atrae irremediablemente. El estar sumergida, aunque sea con metros de líquido por encima de mi cabeza, me hace estar en paz.
En primero de Bachillerato tuve un profesor que decía que el ser humano está tan a gusto dentro del agua porque en su mente queda un recuerdo lejano de cuando estuvo en el vientre materno. Rodeado de líquido. Flotando. Y sabiendo que está a salvo y que no tiene que preocuparse por nada. Está protegido.
Cuando floto en mitad del mar, dejándome llevar por las olas, no sé si mi subconsciente está pensando en aquello que decía la teoría de mi profesor. Lo que sé es que estoy en paz. No puede haber un momento más perfecto.
Nel Abbott también estaba obsesionada con el agua. Pero no con el agua en general. En concreto, La poza de las ahogadas hacía que su mente estuviera allí las veinticuatro horas del día. Desde pequeña, se escapaba de casa para quedarse a solas mirando aquella masa de agua tan perfecta. Las historias que le habían contado desde que nació tenían mucho que ver. En esa poza, decías las leyendas, las mujeres acusadas de brujería debían demostrar si eran humanas o sí, por el contrario, habían sido besadas por el diablo.
Ese misticismo hizo que Nel se obsesionara con aquella poza, que además, había sido el lugar donde decenas de mujeres encontraban la muerte. Todavía sin explicación alguna, muchas mujeres decidían acabar con su vida allí. Escogían esa poza misteriosa y que rozaba lo fantástico para suicidarse. Tanto misterio hizo que Nel decidiera escribir un libro basado en la poza. Reuniría todos los sucesos allí acontecidos y trataría de darles una explicación lógica. Cosa que nunca pudo llegar a hacer porque su cuerpo apareció sin vida dentro de la poza que tanto admiraba.
Cuando a Jules Abbott le dicen que su hermana Nel se ha suicidado en La poza de las ahogadas, no entiende nada. No entiende cómo pudo dejar así a una adolescente huérfana y tampoco comprende por qué eligió precisamente esa poza. Las piezas no encajan y Jules se va convenciendo poco a poco de que, en realidad, su hermana ha sido víctima de un asesinato.
Para Jules, volver al lugar de su infancia, no fue tarea fácil. Al contrario que su hermana Nel, ella no era perfecta. Los chicos no se fijaban en ella porque le sobraban kilos. No era talentosa, ni tenía las cosas tan claras como Nel. Además, en esa poza, le bajó la regla por primera vez, dejándola en evidencia delante de todos los amigos “guays” de su hermana. Así que no, ni le gustaba la poza, ni quería volver a ella. Pero alguien tenía que ocuparse de su sobrina adolescente, Lena, ahora huérfana y en una edad muy complicada.
Escrito en el agua es el nuevo éxito de Paula Hawkins. Yo me dejé seducir por ella hace un par de años por estas fechas con La chica del tren —al igual que millones y millones de personas—. Devoré su opera prima en dos tardes, aunque la verdad es que me dejó con ganas de más. Podría haberme gustado muchísimo más de lo que me gustó (el final me decepcionó bastante) pero es de los libros que más me han enganchado. La película que se basó en ese libro es tema aparte. Todavía no me explico por qué eligieron a Emily Blunt para hacer de Rachel. El que haya leído el libro entenderá por qué lo digo. Pero ese es otro tema del que hablaremos en otro momento.
El caso es que Escrito en el agua es una novela más madura, más trabajada. Paula Hawkins usa los saltos temporales igual que hiciera en su anterior obra, cosa que es muy interesante y hace que la tensión vaya en constante aumento. También alterna el narrador en los diferentes capítulos, de manera que así podemos conocer las historias de todos los personajes de primera mano. Cómo piensan, qué sienten, y sobre todo, cuál es su versión de los hechos. La historia en sí está mucho más elaborada que la de su anterior libro y eso es algo que me ha gustado mucho. Ahora lo tenemos todo.
Pero sí que hay algo que no me ha terminado de convencer y que ha hecho que mi lectura se viera interrumpida más de lo que me gustaría: los tiempos verbales. Usa el pretérito perfecto compuesto, creando un efecto muy extraño en el desarrollo de la historia. Sé que esto es problema mío y no del libro. Soy consciente de lo especialita que soy con este tipo de cosas y que el noventa y nueve por ciento de personas que lean este libro ni se van a fijar en ello, o si se fijan, no les va a importar lo más mínimo. Pero era algo que quería compartir con vosotros porque es la única pega que le he encontrado a esta novela.
Por todo lo demás, es fantástica. Paula Hawkins vuelve a darnos una historia de misterio en la que llegar al final puede convertirse en una carrera contrarreloj. Está claro que si te gustan los misterios, no puedes dejar de leer Escrito en el agua.
A mí, después de leerlo, me seguirá apasionando el agua, pero ahora mi mente volará por estos misterios cada vez que esté en mitad del pantano dejándome llevar por las inmensas aguas.
En cuanto al uso de los tiempos verbales, yo sentí exactamente lo mismo y no me podia imaginar el uso de este tiempo (simple present perfect) en inglés (que yo sé mucho mejor que el español), así que miré el original en inglés y vi que el Preterito perfecto compuesto es una invención del traductor español, un tal Aleix Montoto. En inglés Paula Hawkins usa el “simple past”, que corresponde al preterito imperfecto (y preterito indefinido): I went, I saw, I did – Fui, vi, hice….. Para mi es un misterio por qué el traductor cambió eso.